El curioso fenómeno de los «smartphones plegables», que ha hecho su entrada triunfal en el mercado de los dispositivos móviles en los últimos años, parece no cesar de asombrar a quienes ven con escepticismo el futuro de esta tecnología. Estos teléfonos, que algunos consideran como un regreso a un pasado que ya debería estar olvidado, proponen una solución aparentemente ingeniosa a un problema que, según sus defensores, aqueja a la humanidad moderna: ¿cómo llevar cómodamente un teléfono móvil grande?
Este artilugio que busca llamar la atención, a simple vista no se diferencia mucho de los dispositivos convencionales en términos de funciones, pero cuando llega el momento de guardarlos, se pliegan como antiguos dispositivos de tapa, ocupando supuestamente menos espacio. Sin embargo, este intento de recuperar el pasado ha llevado a algunos a cuestionar la eficacia real de los smartphones plegables y a reflexionar sobre si, en realidad, es un problema que merece tal solución.
La nostalgia por la época de los móviles con tapa se encuentra entretejida con la justificación de que las pantallas de los teléfonos se han vuelto tan grandes que resulta difícil llevarlos en los bolsillos o bolsos. Por lo tanto, este intento por revitalizar el término «móvil» se convierte en un argumento para la creación de dispositivos plegables. Fabricantes como Samsung, Huawei, Motorola y HONOR han incursionado en esta tendencia, presentando sus propias versiones de smartphones que se doblan, con cierto nivel de empeño y entusiasmo.
Sin embargo, la cruda realidad ha comenzado a emerger en torno a estos dispositivos con pretensiones de «vuelta al futuro». La tecnología de bisagras y pantallas flexibles que permite su funcionamiento parece estar lejos de ser perfecta. Aparentemente, estas bisagras tienen una vida útil limitada, y una vez que esa línea se cruza, las pantallas pueden partirse en dos o, en el mejor de los casos, negarse a doblarse nuevamente. ¿Quién hubiera pensado que un intento por fusionar la innovación con la nostalgia podría derivar en problemas tan básicos?
Un influyente usuario de YouTube autodenominado «Mrkeybrd» ha llevado a cabo un intento no demasiado científico de poner a prueba esta tendencia. Con una metodología que deja a muchos escépticos rascándose la cabeza, se aventuró a doblar dos de estos dispositivos en directo: el Samsung Galaxy Flip 5 y el Motorola Razr 40 Ultra. Sin embargo, a pesar de la falta de rigor científico, la prueba fue lo suficientemente impactante para la mayoría del público, ya que dejó al descubierto la durabilidad aparentemente deficiente (o suficiente según otros) de estos dispositivos.
Después de un maratón de dobleces, el Samsung Galaxy Flip 5 se alzó como el «campeón» al resistir 401.146 plegadas antes de rendirse. En contraste, el Motorola Razr 40 Ultra se despidió después de tan solo 126.266 plegadas. Una diferencia bastante notoria, especialmente si se considera que el modelo de Motorola se supone que es el más nuevo y avanzado de la compañía.
En un esfuerzo por mantener la objetividad, los creadores del video han hecho hincapié en varias ocasiones en que su contenido no es un intento de promoción para ninguna de las empresas involucradas. En cambio, lo presentan como una mera fuente informativa para que los usuarios potenciales puedan sopesar si vale la pena entrar en el mundo de los teléfonos plegables, o si es preferible mantenerse firmes en la tierra de los smartphones convencionales.