La celebración del Día Mundial de los Videojuegos este 29 de agosto ha puesto de relieve la creciente preocupación en torno al excesivo tiempo que la población dedica a esta forma de entretenimiento digital, en detrimento de actividades sociales más tradicionales y saludables. Aunque la industria del videojuego en España está experimentando un auge sin precedentes, con una facturación récord de 2.012 millones de euros en 2022, un aumento del 12% con respecto al año anterior según datos de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), muchos observadores critican el impacto que esta tendencia está teniendo en la interacción humana natural.
Este incremento en la economía del sector ha transformado a España en uno de los principales mercados de la Unión Europea, con más de 18,2 millones de jugadores. Sin embargo, se ha observado que estos jugadores, de los cuales el 47% son mujeres (8,5 millones) y el 53% son hombres (9,6 millones), destinan en promedio 7,42 horas semanales a los videojuegos. Estas cifras inquietantes reflejan una sociedad cada vez más enfocada en la pantalla y menos en la comunicación cara a cara.
Es especialmente preocupante la prevalencia de este comportamiento entre los jóvenes, ya que el 84% de los jugadores se encuentra en el rango de edad de 15 a 24 años. Otro grupo que sorprendentemente dedica mucho tiempo a los videojuegos es el de 6 a 11 años, con un alarmante 79%. Esta situación ha generado preocupación entre expertos y padres, que ven cómo las relaciones sociales en la vida real están siendo desplazadas por interacciones virtuales.
Este cambio en las preferencias de entretenimiento también se refleja en la forma en que se adquieren los videojuegos. Mientras que la compra en línea ha aumentado un 29% con respecto al año anterior, alcanzando los 1.180 millones de euros, las ventas físicas han disminuido un 5,7%. Este último formato, que solía ser la norma, ahora es considerado menos popular, con una facturación reducida a 832 millones de euros. Este cambio sugiere una mayor preferencia por experiencias digitales y virtuales en detrimento de las actividades fuera de pantalla.
Un factor determinante en esta tendencia es la creciente influencia del streaming y los juegos en línea. El auge de los deportes electrónicos o e-sports, en particular, ha ganado un seguimiento significativo, con un valor de 34 millones de euros en la industria española, representando más del 3% del panorama global, según el estudio Let’s Play! 2022 de Deloitte. Estos deportes electrónicos han eclipsado otras formas de actividad física y social, desviando la atención de los jóvenes hacia una pantalla en lugar de promover la actividad al aire libre y las relaciones personales.
Aunque este cambio de enfoque ha tenido un impacto positivo en el mercado laboral, con un crecimiento del 31% en las ofertas de empleo relacionadas con los videojuegos, es fundamental considerar el equilibrio entre el mundo digital y el mundo real. Los perfiles más demandados en esta industria incluyen programadores, diseñadores y desarrolladores, roles que a menudo requieren habilidades técnicas y creativas.
A medida que Madrid, Barcelona y otras ciudades concentran la mayoría de las oportunidades laborales en este sector en auge, ciudades como Valencia y Málaga también están sumándose a la tendencia aunque no es difícil encontrar pequeños estudios dedicados a los vídeojuegos, directamente como editores o trabajando para estudios multinacionales, repartidos por cualquier punto de la geografía nacional.
