El furor por los teléfonos móviles, en particular los iPhone de Apple, entre los jóvenes está en aumento, pero ¿es realmente una tendencia positiva basada en rendimiento y prestaciones o simplemente el resultado de una estrategia de marketing agresiva?
En primer lugar, debemos tener en cuenta que los precios de los iPhones han alcanzado niveles exorbitantes. Si bien solía ser común escuchar críticas por gastar 1,000 euros en un teléfono, ahora los modelos más recientes de Apple superan fácilmente esa cifra. Los iPhone 14, por ejemplo, tienen un precio de salida que supera los 1,000 euros en España. Además, el mercado de los teléfonos móviles se ha vuelto aún más lujoso y costoso en un momento en que las personas solían renovar sus dispositivos cada dos años, ahora lo hacen cada tres. ¿Realmente necesitan los jóvenes gastar tanto dinero en un dispositivo que no ofrece cambios revolucionarios en comparación con sus predecesores? Y esto nos lleva a la pregunta obvia: ¿qué justifica este gasto excesivo?
Un estudio de Piper Sander sugiere que casi el 90% de los jóvenes estadounidenses ya posee un iPhone. Si bien esta penetración es más alta en los Estados Unidos, la tendencia se refleja en otros lugares, incluyendo España, donde la cuota de mercado de iOS ha aumentado en los últimos dos años. ¿Pero qué está impulsando esta tendencia? ¿Es el resultado de una preferencia informada o simplemente una moda? Según datos de Kantar Worldpanel ComTech, en los dos últimos años, la cuota de mercado de iOS entre los jóvenes españoles de entre 16 y 24 años de edad, donde ha pasado del 25 al 29%. En Francia, la cuota en esa franja de edad ha pasado del 36 al 39%, mientras que en Italia el salto ha sido del 24 al 29%.
Resulta curioso que los modelos más caros, como el iPhone 14 Pro Max, encabecen la lista de los teléfonos más vendidos. Históricamente, los modelos más asequibles solían liderar el mercado, pero Apple ha optado por llevar las novedades a los modelos Pro y justificar así un aumento de precios. ¿Están los consumidores dispuestos a pagar más por características que quizás no necesiten? Sí, sin duda.
Además, las estrategias de financiación y programas de cuotas permiten a Apple aumentar todavía más los precios. Aunque no soltar los mil euros de golpe sino en cómodos plazos pueda parecer una bicoca, en última instancia, los consumidores están pagando más de lo que realmente deberían por estos dispositivos porque suman los gastos de financiación (comisiones e intereses) al ya de por sí alto precio del terminal.
Otro aspecto que merece atención es el creciente mercado de teléfonos móviles de segunda mano. Cada vez más personas están optando por comprar dispositivos usados o reacondicionados, y Apple está liderando con mucha diferencia este mercado (no te lo creas porque yo te lo cuente, compruébalo tú mismo en este enlace). Es cierto que sus teléfonos tienen más años de actualizaciones de software y también que un comprar un modelo anticuado parece contradecir el argumento de que se adquieren por pura vanidad pero, en realidad, el hecho es que los jóvenes prefieren un iPhone, aunque tenga un par de años, a un Android recién salido de fábrica.
La marca Apple parece ejercer un atractivo particular sobre los jóvenes, en parte debido a su ecosistema de software y sus esfuerzos por mantener a los usuarios dentro de su ecosistema cerrado. Tener un sistema de mensajería exclusivo para sus teléfonos es una manera de marcar quién está in y quién es pobre.
Por otro lado, Apple parece estar decidida a seguir ganando dinero con sus teléfonos incluso después de que se vendan de segunda mano. A través de su división de Servicios, la compañía obtiene comisiones de las descargas y suscripciones realizadas a través de la App Store. Ahora, Apple está tratando de convertir el iPhone en una «superapp», ofreciendo servicios de streaming de música, películas y series, entre otros.
¿Se puede decir que estos jóvenes cuya única aspiración en la vida es tener un iPhone para subir fotos bonitas a Instagram van a tener un duro golpe de realidad cuando salgan de su larguísima adolescencia?
Sí, cuanto más tarden en darse cuenta, más dura será la caída.