En un mundo cada vez más conectado, las multinacionales de tecnología de la información se encuentran en un constante esfuerzo por mantener su cuota de mercado y, en muchos casos, expandirla. Sin embargo, este objetivo puede llevar a la creación de cotos cerrados en los que nadie más pueda entrar, lo que plantea serias preocupaciones sobre la competencia justa y el acceso abierto a la información.
Por supuesto hay que entender que las multinacionales defiendan su negocio y que los usuarios estemos indefensos ante el poder de esas mega corporaciones. Por eso son los poderes públicos, en este caso la Comisión Europea, los que tienen que tomar cartas en el asunto y establecer regulaciones que les paren los pies.
La Ley de Mercados Digitales
La Ley de Mercados Digitales (DMA) de la Unión Europea se ha convertido en un faro regulador (o más bien, un látigo europeo) para las empresas tecnológicas consideradas como controladoras o «gatekeepers» del mercado, entre las que se incluyen gigantes como Meta (anteriormente conocida como Facebook), Apple y Google. Esta ley tiene como objetivo garantizar la competencia justa en el sector digital, evitando que las empresas dominantes abusen de su posición y restrinjan la innovación y la entrada de competidores.
La DMA impone una serie de obligaciones y prohibiciones a estas compañías, y una de las principales es la promoción de la interoperabilidad entre diferentes plataformas. Esto significa que las empresas tecnológicas deben permitir que sus usuarios se comuniquen con personas que utilizan servicios de mensajería de terceros sin necesidad de crear cuentas adicionales. WhatsApp, propiedad de Meta, está actualmente trabajando en esta característica para cumplir con estas obligaciones impuestas por la DMA.
La interoperabilidad en Whatsapp
WhatsApp es una de las aplicaciones de mensajería más populares del mundo y se encuentra en una posición privilegiada en el mercado de la comunicación digital. ¿para qué te vas a instalar otra app de mensajería si todo el mundo tiene Whatsapp? Sin embargo, la DMA europea busca evitar que empresas como Meta restrinjan la competencia y mantengan a los usuarios atrapados en sus propias plataformas. Para cumplir con estas regulaciones, WhatsApp está trabajando en la interoperabilidad con otras aplicaciones de mensajería, como Signal y Telegram.
La interoperabilidad en este contexto significa que los usuarios de WhatsApp podrán comunicarse con personas que utilizan otras plataformas de mensajería sin la necesidad de descargar una aplicación adicional o crear una cuenta en esa plataforma, basta con tener una de estas otras apps y el contacto añadido en el teléfono. Esto elimina, en teoría, las barreras de entrada y fomenta la competencia al permitir que los usuarios elijan libremente la plataforma de su preferencia.
Un primer paso hacia la interoperabilidad aparece en la última actualización beta de WhatsApp para Android (versión 2.23.19.8), disponible en Google Play. En esta actualización, WhatsApp ha introducido una nueva pestaña denominada ‘Third-party chats’ (Chats de terceros), que facilita la comunicación entre usuarios de WhatsApp y personas que utilizan aplicaciones de mensajería de terceros como Signal y Telegram.
Gracias a esta nueva función, los usuarios de Signal y Telegram podrán ponerse en contacto con los usuarios de WhatsApp sin la necesidad de descargar la aplicación de WhatsApp ni de crear una cuenta en ella. Esto marca un paso significativo hacia la apertura de los servicios de mensajería y la eliminación de los muros que a menudo impiden la comunicación entre diferentes plataformas.
La DMA europea establece un plazo crucial para que las empresas tecnológicas cumplan con las obligaciones de interoperabilidad. En el caso de Meta y WhatsApp, la fecha límite para permitir que otras aplicaciones de mensajería sean compatibles con su servicio es marzo de 2024. Esto significa que, antes de esa fecha, WhatsApp debe garantizar que los usuarios de otras plataformas puedan comunicarse con sus usuarios de manera fluida y sin obstáculos.
El incumplimiento de estas obligaciones podría tener graves consecuencias para Meta; la DMA permite a las autoridades europeas imponer multas sustanciales en este caso. En concreto, Europa podría multar a WhatsApp con un 10 por ciento del volumen de negocio global de la compañía y hasta un 20 por ciento en caso de reincidencia. Estas sanciones económicas están diseñadas para garantizar que las empresas tecnológicas cumplan con las regulaciones y fomenten un entorno de competencia justa en el mercado digital.
La reacción de los usuarios
Están por ver las consecuencias que pueda tener para Whatsapp la introducción de esta función. De entrada no serán pocos los usuarios que prueben dejar de usar Whatsapp para utilizar aplicaciones que respeten mejor la privacidad de los usuarios.
Por si alguien duda de que Whatsapp es un coladero de datos personales puede hacer el siguiente experimento: busque un contacto en su teléfono que no sea a la vez contacto suyo en Facebook y envíele unos cuántos mensajes; ese mismo día o al día siguiente verá cómo la persona contactada aparece entre los contactos que Facebook le sugiere aunque dentro de esa plataforma no haya tenido la más mínima relación.
Otro experimento que puede hacer es crear un chat consigo mismo y rellenarlo de algún tema en particular como, por ejemplo, comida de perros o neumáticos para su coche. Espérese un día o dos y verá como mágicamente en Facebook le aparecen anuncios sobre estos temas. Así se explica que Whatsapp sea gratis: se financia extrayendo información sobre los temas que le interesan y pasándosela a Facebook para elaborar un perfil que después se vende a los anunciantes.
Signal, sobre todo, es la aplicación que menos intrusiva resulta para los usuarios. Habrá que ver cuánta gente renuncia a Whatsapp y es capaz de desinstalarlo y se pasa a Signal una vez que ambas plataformas ya sean interoperables. Personalmente sospecho qué va a ser bastante poca gente pero eso habrá que esperar a ver exactamente cómo funciona el sistema y si es práctico o Meta consigue hacerlo lo suficientemente engorroso como para que al final nada cambie.
