Una parte importante del marketing de las grandes compañías hoy día es promocionarse como empresas ecológicas y con una intensa actividad de reciclado. Lego hace dos años anunció un programa para fabricar las piezas que son la base de su negocio a partir de plástico reciclado para reducir la cantidad de emisiones de CO2 que estaban emitiendo a la atmósfera con la fabricación de sus bloques.
El plan consistía en fabricar un porcentaje de bloques sostenibles utilizando el tereftalato de polietileno, el famoso PET, en vez del acrilonitrilo butadieno estireno, el ABS. Para entendernos: decidieron utilizar el plástico transparente de las botellas en vez de utilizar el plástico más pesado de los tapones, que es más parecido al que hasta ahora estaban utilizando para la producción.
La idea parecía brillante y fue un impulso positivo para la imagen de la marca pero ahora hemos sabido por un artículo por una entrevista concedida por Niels Cristiansen, CEO de Lego, al Financial Times que la compañía desiste en su empeño y seguirá fabricando bloques por el método tradicional a base de petróleo convertido en plástico.
El motivo de este giro es que se han dado cuenta de que su plan simplemente no funciona. Por un lado fabricar a partir de productos reciclados requiere crear la infraestructura para la fabricación, lo que incluye maquinaria especializada e instalaciones para recoger y procesar todo el plástico que se quiere reciclar. Por otro lado reciclar el plástico ha resultado no ser sostenible porque para hacer un kilogramo de plástico hacen falta aproximadamente dos kilos de petróleo pero para fabricar los mismos bloques con plástico reciclado se requiere la energía equivalente a tres kilos y medio de petróleo.
A este fracaso ecológico hay que sumarle que las piezas producidas con plástico reciclado no eran tan resistentes y flexibles como el ABS de toda la vida. Según las palabras de Tim Brooks, responsable de sostenibilidad de Lego, hacer los bloques con plástico reciclado es como intentar hacer una bicicleta con madera en lugar del aluminio o el acero que se usa actualmente.
De todas maneras la empresa ha anunciado que mantienen sus objetivos de sostenibilidad (claro, hay que seguir manteniendo una campaña de publicidad y de imagen tan estupenda) y esperan reducir sus emisiones en un 37%, respecto a las de 2019. Todavía siguen insistiendo en que quieren utilizar materiales sostenibles para la fabricación de sus bloques pero no explican cómo lo van a llevar a cabo.
Lo que saca a la luz este fracaso de Lego, una empresa que se supone tan potente y tan cualificada para llevar a cabo cualquier proyecto que se proponga, es una realidad que todo el mundo conoce en el sector: el plástico no se puede reciclar.
El primer problema que existe con el reciclado de plástico es que hay miles de tipos de plásticos diferentes, cada uno con su propia composición y características y cada uno requiere un tratamiento distinto por lo que no pueden reciclarse juntos. Antes de iniciar el tratamiento hace falta un carísimo procedimiento de separación pero ese procedimiento de separación a veces es físicamente imposible porque en una misma, coma como por ejemplo una simple botella de agua, hay dos tipos de plástico, uno en el envase y otro en el tapón, con lo cual cada pieza debe ser sometida a un tratamiento físico previo que solo puede llevarse acabo por personas que cobran un salario, con lo cual ya estamos descartando cualquier tipo de reciclaje en los países occidentales donde los salarios están muy por encima del valor de cualquier pieza de plástico.
El segundo problema que se plantea es que el plástico a diferencia del metal o del vidrio no es un elemento inerte y se mezcla con los productos con los que entra en contacto. Los envases de plástico llevan adheridas sustancias tóxicas y alimentos que hacen que el reciclaje sea muchísimo más complicado que el de un material convencional.
Finalmente, el problema básico es que el reciclaje de plástico no es económico. La recogida, clasificación, transporte y reprocesamiento de los residuos plásticos resulta carísimo y mucho más si se compara con lo barato que es producir el plástico a partir del petróleo.
En cualquier caso la industria no ceja en su empeño de encontrar una manera rentable de reciclar el plástico y ya han probado métodos térmicos, químicos y físicos para convertir el plástico en un producto reutilizable que no quede para siempre flotando en el medio ambiente. Hasta ahora todo ha sido un fracaso pero me parece a mí que la industria del plástico está haciendo es lo mismo que la del tabaco: vale, no se puede reciclar pero lo estamos intentando con todas nuestras fuerzas y ya mismo lo vamos a conseguir así que, por favor, sigan utilizando cubiertos de plástico, envases tetrabrik, botellitas de agua potable, etc etc etc