La ruptura de relaciones comerciales entre Rusia y Occidente a raíz de la guerra de Ucrania ha supuesto también la terminación de los acuerdos en materia espacial entre la NASA, la ESA y Roscosmos. No obstante existen acuerdos firmados que se van a cumplir porque de lo contrario se estarían poniendo en riesgo vidas humanas en el espacio y se estarían causando daños por valor de muchos miles de millones de euros que acabarían con la reputación de cualquiera de las partes que incumpliera los compromisos.
Por eso la parte rusa de la Estación Espacial Internacional sigue funcionando a pleno rendimiento hasta 2028, cuando han anunciado que dejarán la estación coincidiendo con el plazo establecido en los convenios firmados. Esos acuerdos establecen también la aportación rusa a la Estación Espacial Internacional en forma de suministros mediante sus naves de carga Progress.
Este año toda esa parte rusa de la estación espacial Internacional no está teniendo un desempeño especialmente brillante. Ahora se ha sabido que ya ha ocurrido el tercer incidente en menos de un año que, aún sin suponer un riesgo directo para la tripulación o el funcionamiento básico de la estación espacial Internacional, sí que ha hecho saltar las alarmas.
Hace unos días las cámaras que constantemente controlan el exterior de la estación, observaron que se estaba desprendiendo algunas partículas desde el módulo de laboratorio multipropósito Nauka de roscosmos. Después de dar el aviso a la tripulación se organizó una comprobación in situ en la propia nave espacial y se confirmó que efectivamente la fuga estaba ocurriendo y se pusieron en marcha todas las medidas de precaución posibles para que en ningún caso hubiera riesgo para la tripulación.
Roscosmos, la agencia espacial rusa, confirmó que la fuga de refrigerante se había producido en un radiador secundario de Nauka, el módulo de laboratorio, que está sutuado en el exterior del recinto. El radiador principal del módulo, que está en el interior, sigue funcionando con normalidad y proporciona refrigeración al módulo por lo que ni la tripulación ni las operaciones que allí se realizan han tenido que modificar su programación.
La fuga de refrigerante, que es lo que parece que se está escapando, no ha afectado a la tripulación ya que se ha producido hacia el exterior y se cortó antes de que se perdiera una cantidad significativa de líquido por lo que no afectó al funcionamiento del laboratorio.
Lo que empieza a ser preocupante es que ya es la tercera fuga de refrigerante que afecta a la parte rusa de la estación espacial en menos de un año. En diciembre de 2022, una nave de carga Soyuz que estaba atracada a la estación estuvo despidiendo partículas blancas, posiblemente combustible durante varias horas aunque la investigación atribuyó el hecho a una perforación causada por un micrometeorito. Lo mismo ocurrió con un carguero progress que estaba atracado en la estación en octubre de 2022.
Todo esto nos vuelve a recordar que Rusia es un país que se quedó congelado en 1991 y que desde entonces su tecnología no ha progresado en absoluto; el equipamiento obsoleto que todos hemos tenido ocasión de ver en la guerra de Ucrania, es de origen soviético igual que todos estos artefactos que Roscosmos lleva a la Estación Espacial Internacional.
Tal vez sea positivo que los usos abandonen estos programas de cooperación internacional porque su participación empieza a llevar más problemas de los que resuelve.
Lo de la guerra de Ucrania ha sido revelador y a mucha gente ya se le está cayendo el pañuelo de los ojos y ahora puede ver que Rusia es un país atrasado y que los efectos del comunismo perduran en las naciones.
No hay más que fijarse en los países que estaban más allá del Telón de Acero y que poco a poco se han ido acercando a Europa para ver cómo las sociedades que un día estuvieron bajo la bota comunista no quieren ni oír hablar otra vez de Rusia y de todo lo que significó la época soviética.
Hubo un momento en el que los productos rusos tuvieron algún prestigio en el mundo y en los bazares de Ceuta y Melilla se podían encontrar, por ejemplo, prismáticos fabricados allí. También había muchas radios y relojes que venían desde la tierra de los zares. Hoy día todo eso ya había desaparecido de las estanterías antes de la guerra de Ucrania pero desde entonces no solo no están por su mala calidad sino que la mala cabeza de Vladimir Putin los ha echado del mercado y ya nunca más van a volver porque todo el sitio que ocupaban antes esta relleno por mercancías fabricadas en el lejano oriente.
Hay que entender que cuando se inicia el programa de la Estación Espacial Internacional los rusos eran los únicos que tenían capacidad de llevar componentes y suministros de forma regular y fiable hasta la estación espacial internacional.
Es verdad que en los 30 años que han pasado desde que se empezó el proyecto, la tecnología rusa se ha ido volviendo obsoleta y no ha progresado en absoluto. Pero es que todo el conjunto de la Estación Espacial Internacional ya está obsoleto y desfasado.
Si ya se está planeando la manera de destruirla porque va a llegar pronto relativamente el fin de su vida operativa, no es porque esté nueva y reluciente sino porque ya ha cumplido su misión con creces. De hecho en los planes originales la estación iba a durar como mucho hasta el año 2015 o 2018. Todo lo que llevamos disfrutado de este ingenio espacial, ha sido un regalo de la tecnología y hay que reconocer que los rusos con sus naves de carga Progress han contribuido en buena medida a que todo esto haya funcionado.
Por supuesto, para una nueva estación internacional ni se debe contar con los rusos por su deriva nacionalista ni se les debería incluir en el proyecto porque ya han dejado de tener tecnología digna de llamarse así para la carrera especial en curso.
Yo creo que los rusos todavía no se han enterado del cambio de milenio porque algo les pasó con el Efecto2000 y ellos se quedaron allí en una burbuja espacio temporal.
Ya apenas fabrican coches y los que se ven son licencias robadas de coche europeo que ya se dejaron de fabricar aquí hace 10 o 20 años. No tienen un industria en muchos sectores de consumo y ahora con el lío en el que se han metido con la guerra de Ucrania, van a seguir dando pasos hacia atrás.
Ya mismo los estamos viendo con radios de válvulas.