Cuando yo digo que las tendencias a medio y largo plazo en el mundo tecnológico son imprevisibles lo digo ya con un bagaje de muchos años de experiencia viendo como aparecen y desaparecen novedades y como algunas tecnologías que parecían que iban a revolucionar el mundo desaparecen sin dejar rastro mientras que otras opciones en las que nadie se fijó enganchan a los usuarios de tal manera que se convierten en parte esencial del mercado tecnológico.
El mercado de los teléfonos móviles parecía que se estaba polarizando entre móviles baratos de marca chinas y móviles ultra caros. Aparecieron las compañías chinas que ofrecían teléfonos por poco más de 100 euros que se podían usar durante uno o, con suerte, dos años y que luego se iban a reemplazar por otros para entrar en una época en el que el teléfono móvil fuese otro producto de usar y tirar fabricado con componentes baratos e imposible de reparar, eso que se ha dado en llamar obsolescencia programada.
Sin embargo, cuando nadie se lo esperaba resulta que ha aparecido una nueva tendencia que ha disparado hacia arriba el precio de los móviles que ahora se compran en España. Aunque cueste creerlo, el precio medio de compra de uno de estos dispositivos en España está en los cuatrocientos ochenta y cinco euros. Por sorprendente que pueda parecer, teniendo en cuenta la situación económica del país, este aumento del precio medio se explica por el crecimiento desorbitado de las compras financiadas. Ahora en vez de regalar un móvil barato, las compañías telefónicas usan la financiación de terminales de alta gama como método para retener a los clientes. Esa y no otra es la explicación que tiene el aumento de la cuota de mercado de los teléfonos de Apple: los jóvenes prefieren pagar cuotas moderadas durante dos años antes que pagar un teléfono en un único pago.
Como consecuencia de este cambio de hábitos en el consumo, los teléfonos están predestinados a durar más tiempo. Ya no sirve eso de pensar en tirar el móvil para comprar otro. Ahora los teléfonos valen un buen dinero y hay que tener algunos cuidados básicos con ellos.
Desde mi experiencia particular, yo te doy estos tres consejos para que tu teléfono te dure mucho más.
Cuida la batería
Salvo que seas un maníaco obsesivo compulsivo y estés todo el día con el teléfono en la mano comprobando las notificaciones, lo normal será que uses tu teléfono entre dos y cuatro horas diarias, como como hace la mayoría de la población. Una carga diaria es suficiente para alimentar ese consumo y las baterías de los teléfonos actuales están diseñadas para soportar entre mil y tres mil ciclos de carga según su calidad, es decir entre tres y nueve años, que no es poco. Para mantener la batería en condiciones óptimas durante todo ese tiempo es conveniente:
- No agotarla nunca hasta el 0% y si es posible cargarla cuando esté por debajo del veinte o como mucho del 10%
- No cargarla a tope y dejar el cargador conectado durante varias horas; aunque los cargadores ya vienen equipados con un chip que controla la carga y los propios teléfonos saben cuando están cargados al 100%, si se deja el teléfono conectado y operativo mientras se carga, se estarán produciendo constantemente pequeños ciclos de carga del 99,9 al 100%, lo que a muy largo plazo es decir, en dos, tres o cuatro años, acaba deteriorando la batería de forma notable.
- Apaga el teléfono por las noches y carga el teléfono sin recurrir a la carga rápida; hay que reconocer que es fascinante ver como un teléfono puede recuperarse en una hora hasta el cien por cien de la carga gracias a esos cargadores de 30, 50 y hasta 100 vatios pero eso resulta ser mucho más exigente para la batería que la carga estándar o, por decirlo de otra manera, tranquila.
- Si no es imprescindible no utilices la carga inalámbrica; que sí, que es realmente cómoda y que tu fabricante te garantiza que al teléfono no le va a pasar nada pero la realidad es que todos hemos comprobado que con la carga inalámbrica el teléfono se calienta más que con la carga mediante cable y la lógica nos dice que si se recalienta el teléfono no puede ser nada bueno para el aparato.
Cuida el exterior
Parece una tontería pero…
- Usa una funda para tu teléfono; muchos de los teléfonos ya traen directamente una carcasa de silicona o de algún otro tipo de plástico para instalarlo nada más sacarlo de la caja. No pasa nada porque el teléfono tenga un pequeño rasguño o tenga un pequeño bollo en la esquina pero todos esos golpes acaban afectando a su funcionalidad y los más serios acaban quebrando las partes traseras si son de cristal templado y sobre todo la parte más delicada del teléfono que es la pantalla. Por supuesto tienes que tener fundas sí o sí si viajas o haces alguna actividad deportiva o le prestas el teléfono a un niño.
- No dejes tu teléfono al sol o donde le pueda caer agua. Aunque esto resulta obvio, no dejamos de oír historias sobre gente con su teléfono mojado preguntando si sirve de algo meterlo en un bote con arroz. Por cierto, aunque no es agua al 100%, el sudor también ha matado unos cuantos teléfonos: si vas a hacer deporte o a trabajar y vas a sudar mucho, no te lo dejes pegado al cuerpo donde se pueda empapar de sudor. Los teléfonos traen cierta protección contra el agua pero todavía no se ha inventado el teléfono anfibio.
- Ten cuidado al manejarlo todos los días y no lo metas en el bolsillo con las llaves, no porque le pueda salir una raya o se pueda arañar un poco la pantalla, que eso sería lo de menos, sino porque se podría dañar la cámara y eso sí que lo haría inusable ya que todos sabemos que casi más que teléfonos lo que llevamos en el bolsillo son cámaras de fotos que de vez en cuando sirven para hablar y mandar mensajes.
Actualízalo
Hay gente que no se ha planteado actualizar su teléfono y ni siquiera sabe si puede hacerlo.
- Si tienes la suerte de tener un teléfono Samsung o Apple tendrás actualizaciones para varios años pero si tienes un teléfono chinorris es posible que en un año o dos se te acaben las actualizaciones e incluso que no tengas ninguna. En general, cuanto más caro sea tu teléfono más probable es que tengas actualizaciones del sistema para varios años. Al actualizar alargas la vida útil de tu teléfono y te proteges contra los virus que hoy todavía no conocemos pero que estarán circulando por las redes dentro de dos o tres años y para los cuales el teléfono que te has comprado este año necesitará actualizarse.
- Las aplicaciones tienen que actualizarse; todas van añadiendo funciones nuevas y parches de seguridad. No cuesta trabajo meterse de vez en cuando en los ajustes y en la Play Store para ver si hay actualizaciones pendientes. Los malos saben que mucha gente no actualiza, por ejemplo, Whatsapp y se dedican a intentar entrar en los teléfonos a través de esa vulnerabilidades. No seas una víctima fácil por algo tan sencillo como entrar en la Play Store, en tu perfil y ver qué apps tienes pendiente de actualizar y acto seguido pulsar en actualizar todas. Es un minuto y te mantiene protegido y al día.
Y con esto y un bizcocho, me duró siete años mi anterior teléfono hasta que al agacharme para mover una mesa plegable en la terraza se cayó por el balcón y aunque sigue funcionando milagrosamente, es peligroso manipularlo porque suelta esquirlas de cristal que se pueden quedar pegadas a los dedos y pasar de ahí a los ojos o a la boca.
Vamos a ver cuánto me dura este que compré en agosto de 2023.
Has debido tener mucha suerte para que el teléfono te dure siete años o te habías comprado uno a prueba de bombas. No es lo normal a los tres o cuatro años los teléfonos están para tirarlos.
Están para tirarlos si no se cuidan o son muy malos.
Hay millones e iPhones de cinco, seis y hasta siete años funcionando perfectamente.
(Y el mio era un Android no especialmente caro).