Un estudio publicado en la revista ScienceOpen.com por el profesor James Kennett de la Universidad de California/Santa Bárbara presenta una investigación fascinante que vincula un evento cósmico con uno de los hitos más trascendentales en la historia humana: el inicio de la agricultura. Según este estudio, hace unos 12.800 años, la Tierra colisionó con fragmentos de un cometa en desintegración, lo que desencadenó un cambio climático conocido como el evento de Younger Dryas. Este cambio creó condiciones ambientales en Abu Hureyra, Siria, que favorecieron el cultivo continuo de granos y legumbres de tipo doméstico, junto con la gestión de animales, sumándose a la práctica preexistente de caza y recolección.
La investigación propone que la explosión aérea del cometa coincidió con un declive significativo en las poblaciones locales y llevó a reorganizaciones arquitectónicas del pueblo. Estos eventos siguieron inmediatamente después de la deposición de la capa límite de Younger Dryas, que contiene concentraciones máximas de nanodiamantes de vidrio fundido a alta temperatura, platino e iridio. Estos datos proporcionan evidencia de una explosión aérea cercana y de baja altitud por un fragmento similar a un cometa o a un asteroide, uno de muchos cuerpos de <300 km de diámetro en órbitas inestables entre los planetas gigantes.
Los autores presentan evidencias y nuevas interpretaciones que apoyan la hipótesis de que los fragmentos del cometa desencadenaron un enfriamiento casi global hace ~12.800 años y que una explosión aérea destruyó la aldea de Abu Hureyra.
Esta evidencia implica un vínculo causal entre la explosión aérea, cambio ambiental y cambios transformadores en las sociedades humanas. La transición de la caza-recolección a la agricultura es uno de los cambios de adaptación más significativos en la historia humana y aunque su evolución sigue siendo un tema controvertido en arqueología, Abu Hureyra ofrece un registro único a lo largo de un período crítico en la transición de la caza-recolección a la agricultura temprana. Este cambio no fue simplemente una transición en la forma de obtener alimentos, sino que impulsó el nacimiento de la civilización tal como la conocemos.
Un mundo de nómadas y recolectores
Hasta hace unos 12.800 años, nuestros ancestros vivían una vida nómada, moviéndose con las estaciones y los animales, recolectando frutos, raíces y semillas silvestres, y cazando para subsistir. Esta era una existencia en armonía con la naturaleza, aunque no exenta de desafíos. La vida era una lucha constante por la supervivencia, donde la comida no siempre era abundante y la seguridad, un lujo.
El final de la última Edad de Hielo trajo consigo un cambio climático significativo. El aumento de las temperaturas modificó los paisajes y los ecosistemas. Los grandes animales que habían sido el centro de la dieta humana comenzaron a escasear. Estos cambios obligaron a nuestros ancestros a adaptarse y buscar nuevas formas de subsistencia.
Este periodo de cambio y adaptación llevó a lo que conocemos como la Revolución Neolítica, un cambio radical en el estilo de vida humano. Empezamos a cultivar plantas y a domesticar animales. Los primeros cultivos incluían cereales como trigo y cebada, mientras que la domesticación de animales comenzó con especies como las cabras, ovejas y vacas.
¿Fue la agricultura un descubrimiento accidental o una respuesta a la necesidad? Algunos teorizan que, inicialmente, la siembra de granos pudo haber sido un proceso involuntario, quizás a través de la dispersión de semillas cerca de los campamentos. Otros sostienen que fue una respuesta calculada a la disminución de los recursos alimenticios disponibles y este estudio afirma aportar pruebas de que se trató de una transición forzada por un cambio climático brusco debido al enfriamiento terrestre causado por el polvo en suspensión tras la explosión del cometa o asteroide.
Por pura selección natural, sobrevivieron quienes se adaptaron a este nuevo cambio y perecieron los clanes que no se adaptaron y siguieron con su modelo de caza-recolección. En las durísimas condiciones de supervivencia de hace 12.800 años, un año sin verano debió ser suficiente para liquidar a las tribus trashumantes y, si no, el siguiente invierno frio las terminó de extinguir o de forzarlas a unirse en busca de refugio y alimento a las comunidades sedentarias que se habían formado.
Lo que vino después
La agricultura llevó a la sedentarización. Aparecieron las primeras aldeas y comunidades permanentes, como Jericó en el Valle del Jordán, Çatalhöyük en la actual Turquía o Abu Hureyra el yacimiento arqueológico ubicado cerca del río Éufrates estudiado en este estudio. Estos asentamientos permitieron a las comunidades humanas crecer en número y complejidad.
Paralelamente, la domesticación de animales no solo proporcionó una fuente de alimento más estable a través de la carne y la leche, sino que también ofreció lana para la ropa, cuero para refugios y herramientas, y fuerza de trabajo para la agricultura. La ganadería también transformó las estructuras sociales, creando nuevas jerarquías y especializaciones.
El excedente agrícola permitió que no todos en la comunidad tuvieran que dedicarse a la producción de alimentos. Surgieron artesanos, comerciantes y líderes. Esta especialización laboral es fundamental para entender el nacimiento de la civilización y las complejas estructuras sociales que la acompañan.
La necesidad de administrar los excedentes y de organizar comunidades más grandes llevó al desarrollo de la escritura y los sistemas de administración. Los primeros registros escritos surgieron en Mesopotamia, como las tablillas de arcilla sumerias, que se utilizaban principalmente para la contabilidad y la gestión de recursos.
Este monumental cambio en el estilo de vida humano no estuvo exento de costos. Las enfermedades se propagaron más fácilmente en las poblaciones sedentarias y densas. La dependencia de un número limitado de cultivos y animales domésticos hizo a las sociedades más vulnerables a las hambrunas y las enfermedades de las plantas y animales.
La transición de una existencia nómada a una sedentaria y agrícola no fue simplemente una elección, sino una adaptación a un mundo cambiante. Esta adaptación llevó a la creación de las primeras civilizaciones, con todas sus complejidades y desafíos. Hoy, mientras enfrentamos nuestros propios desafíos ambientales y sociales, podemos mirar hacia atrás a este periodo crucial en nuestra historia y reflexionar sobre cómo la adaptación y la innovación han sido siempre partes fundamentales de la experiencia humana.
El artículo no dice que el cometa provocara el nacimiento de la civilización, sólo dice que fue uno de los factores pero que en realidad la transición desde la población es de cazadores recolectores a los asentamientos agrícolas y ganaderos se iba a producir de todas maneras por el cambio climático que significó el fin de la era de las glaciaciones.
Vale, el titular era un poco sensacionalista, lo reconozco, no me he podido aguantar. Pero el estudio sí que dice que el cometa provocó un enfriamiento durante algunos años en el clima terrestre que acabó con los asentamientos de cazadores recolectores y les forzó a producir alimentos que dejaron de estar disponibles en la naturaleza.
No quiere decir que eso sea la verdad absoluta, es lo que piensa él es el autor de este estudio y ahora vendrán otros estudios que confirmarán o refutarán esa teoría; eso es la ciencia.
Es que él es cualquier cosa sobre la evolución del ser humano y siempre hemos estado al borde de la extinción. Menos mal que no nos pilló el meteorito que acabó con los dinosaurios que es el único que nos ha faltado porque cambios climáticos, plagas, enfermedades y hambrunas han perseguido siempre al ser humano.
Pero algo debemos tener cuando siempre nos acabamos escapando, nos adaptamos a las nuevas circunstancias y al final hemos llegado a ser la especie dominante del planeta.
Algo tendremos.
De hecho hay una teoría filosófica que explica que el universo es así porque necesariamente tenía que ser así para que el ser humano existiese.
Por ejemplo si el agua no tuviese su máxima densidad a cuatro grados centígrados, los océanos si hubiesen congelado varias veces desde que existe el planeta Tierra y la vida no se hubiera podido desarrollar pero gracias a ese fenómeno físico surgió la vida en la Tierra y al final de toda esa cadena de sucesos afortunados acabó existiendo el ser humano.
Y que vamos a decir del fenómeno que acabó con los dinosaurios. Si el meteorito no hubiese llegado en ese momento, los mamíferos no hubieran podido progresar y, o bien los humanos hubieran aparecido hace bastante millones de años como una evolución de los dinosaurios (que vete a saber tú cómo hubiéramos sido nosotros entonces), o bien simplemente jamás hubiese llegado a existir la inteligencia como la conocemos hoy y no hubiera llegado a haber nada parecido al actual especie humana.
Aunque ahora que lo pienso, casi que estoy seguro de que inteligencia hubiese habido porque yo creo que la inteligencia como nosotros la entendemos solo es una fase evolutiva más y que allí donde hay vida, acaba habiendo seres inteligentes.