Como seguramente sabrás, y si no lo sabes ya te lo cuento yo, la NASA ha decidido que ya está bien de andar dando vueltas por Marte y planetas lejanísimos cuando todo el mundo se anda preguntando por qué no hemos vuelto a la Luna desde los años 70, así que estos americanos, que por algo lideran el mundo, se han puesto manos a la obra y han montado el programa Artemisa para llevar a un hombre de vuelta a la Luna.
El programa Artemis se parece en algo al programa Apolo porque vuelve a ser un reto importante que los estadounidenses toman en representación de la Humanidad aunque se diferencia de aquel programa en dos aspectos: por un lado ya no es la NASA en solitario quien afronta el desarrollo de todos los sistemas necesarios para llegar hasta nuestro satélite sino que ha recurrido a empresas privadas para que desarrollen tanto los cohetes como los módulos de ascenso y descenso. Por el otro lado la NASA ahora recurre a la colaboración internacional y al programa se ha sumado las agencias espaciales europeas y japonesa y también, aunque con menor nivel, las de Canadá Israel y Australia.
El programa Apolo en los años sesenta comenzó primero mandando naves fuera de la atmósfera terrestre, después se mandaron se mandó un cohete tripulado que dio varias vueltas alrededor de la Luna y regresó a la Tierra y finalmente se envió un cohete el famoso Apolo XI que sí que llevaba un módulo de descenso capaz de poner al primer hombre en un planeta distinto de la tierra. El programa Artemisa sigue una estrategia similar aunque esta vez añade un paso más que son los módulos de descenso robotizados que se deberían de encargar de preparar la infraestructura para cuando llegue el momento de desembarcar seres humanos.
En cuanto a la colaboración de empresas privadas, es interesante señalar que han sido un consorcio entre Lockheed Martin y Boeing el que ha asumido el desarrollo de los cohetes Vulcan que deberían llevar al próximo ser humano hasta la Luna. No solo es interesante por el hecho de que sean empresas privadas sino porque saca a la luz una realidad que el hecho de que la tecnología capaz de poner a un hombre en la Luna realmente no había evolucionado en los últimos cincuenta años. Con todo esto de la guerra de Ucrania, estábamos viendo que Rusia seguía utilizando los diseños de la época soviética y que no se habían actualizado pero en realidad resulta que la NASA también seguía anclada en aquellos tiempos y realmente no disponía de lanzadores capaces y modernos o al menos desarrollados en tiempo reciente para viajar hasta nuestros satélite hasta la llegada de estos Vulcan de la United Launch Alliance formada por Boeing y Lockheed Martin, dos de las empresas más potentes del mundo en el sector aeroespacial. Existen, eso sí, algunos cohetes capaces de hacer misiones más livianas pero están siendo desarrollados por empresas privadas, como los famosos Falcon reutilizables de Elon Musk (de su empresa SpaceX, entiéndase) que emplea para poner en el espacio los satélites de su empresa de comunicaciones Starlink.
Ahora mismo estábamos en esa fase en la que ya se tiene un cohete capaz de llevar carga hacia la Luna y se iba a lanzar un módulo de descenso robótico que iba a explorar una de las zonas posibles de aterrizaje. El módulo de descenso se le había encargado a la empresa Astrobotic y se llamaba Peregrine. Ayer, lunes 8 de enero, el cohete salió hacia la Luna y hoy ya estaba en condiciones de empezar a dar vueltas sobre nuestro satélite, lo que iba a hacer durante unos quince días, antes de iniciar el descenso. Desafortunadamente, Astrobotic ha comunicado que tiene problemas en el módulo y parece que ha perdido su combustible por lo que el descenso se ha descartado, de manera que están intentando reorientar la nave y utilizar sus paneles solares para recoger todos los datos posibles y que la misión no haya sido en balde.
A diferencia de lo que suele ser habitual en otros países como Rusia o China, es encomiable la transparencia con la que la compañía Astrobotic ha ido contando las dificultades por la que su módulo de descenso está pasando. Desde su página web no dejan de dar actualizaciones de situación y no hace falta hacer especulaciones o recurrir a técnicos y especialistas que lancen conjeturas para saber exactamente qué es lo que está pasando; basta con acercarse hasta su sitio web para ir leyendo las notas de prensa y saber que las cosas se han torcido y pintan bastos.
Ahora mismo la misión no es un absoluto desastre y todavía queda alguna esperanza de que se pueda aprovechar de alguna manera pero este lanzamiento ya se puede considerar un fracaso.
Imagínate que eres uno de los astronautas seleccionables para ir en esa primera misión a la Luna y te enteras de que tu cohete anda por ahí dando vueltas tirando la gasolina por el espacio. No me digas que no es para morirse de miedo.