El helicóptero Ingenuity, que ha estado haciendo historia durante los últimos tres años volando por Marte, ha terminado su misión. Después de 72 vuelos que han ido mucho más allá de los cinco para los que estaba diseñado, su última aventura tuvo lugar el pasado dieciocho de enero porque ha sufrido daño en uno de sus rotores y ya no es capaz de despegar.
Desde que llegó a Marte su misión consistía en hacer solamente cinco vuelos durante los primeros treinta días pero ha conseguido hacer un total de setenta y dos vuelos durante tres años y ha conseguido alejarse catorce veces más de lo que estaba previsto.
Llegó el dieciocho de febrero de 2021 junto al rover Perseverance de la NASA y se levantó sobre la superficie marciana por primera vez el diecinueve de abril de ese mismo año. Su única misión era demostrar que el vuelo controlado es posible en Marte pero una vez hechos los primeros cinco vuelos, su misión cambió para convertirse en un observador aéreo para determinar las rutas a seguir por el vehículo terrestre con el que ha formado una entrañable pareja.
Durante estos dos casi mil días marcianos, el Ingenuity recibió actualizaciones de software que le permitían identificar autónomamente lugares de aterrizaje, lo que posibilitó mandarlo a explorar y dejarlo que él eligiese donde posarse, porque las enormes distancias entre la Tierra y Marte hacen totalmente imposible que los ingenieros de la NASA puedan decidir sobre la marcha el punto de aterrizaje; para cuando llegase la señal de ida y vuelta hasta Marte, el helicóptero ya estaría más que estrellado. También ha sufrido la pérdida de un sensor que le ayudaba a conocer su propia posición obturado por el polvo y hasta consiguió limpiarse a sí mismo tras tormentas de polvo marciano. En ese tiempo ha sobrevivido a tres aterrizajes de emergencia y a dos durísimos inviernos marcianos. Imagínate las condiciones en las que ha volado, que está diseñado para soportar la congelación de su ordenador de vuelo, lo que implica un reseteo automático para volver a las condiciones de vuelo y es que el clima en Marte es cualquier cosa menos amable.
Aunque la NASA todavía están recopilando datos, al parecer el pasado 18 de enero el Ingenuity hizo un aterrizaje de emergencia correcto. Siguiendo el protocolo establecido, se le ordenó levantarse hasta unos doce metros de altitud para verificar su posición y estudiar las causas del que le habían llevado a ese ataque aterrizaje imprevisto pero por la razón que sea cuando ya estaba descendiendo perdió el control y desde poco más de un metro de altura cayó a plomo contra el suelo. Para entender cómo es posible que una caída tan pequeña pueda dañar al helicóptero, hay que entender que la atmósfera marciana solo tiene un 1% de la densidad de la atmósfera terrestre por lo que los rotores, las aspas del helicóptero deben volar a una velocidad endemoniada para conseguir sustentación… pero el suelo marciano está exactamente igual de duro que el suelo terrestre, así que cualquier roce a tan altísima velocidad acaba dañando sí o sí el rotor del helicóptero.
La misión terminará en cuanto se saquen de la memoria del Ingenuity los últimos datos y se transmitan a la Tierra a las últimas fotografías; quedará abandonado en la superficie marciana porque el rover Perseverance está ahora mismo demasiado lejos para intentar acercarse hasta el helicóptero.
Los ingenieros de la NASA pueden estar orgullosos porque este cacharrito ha estado cumpliendo mucho más allá de lo que se le exigía a cientos de millones de kilómetros de la Tierra y ah abierto camino para futuras misiones marcianas. Dentro de unos siglos en su última parada habrá un monumento que se podrá visitar y los terrícolas que pasen por Marte verán un pequeño aparatito pero el guía les tendrá que explicar la importancia que tuvo eso siglos atrás para que ellos estén entonces pisando Marte tranquilamente.