Estoy seguro de que has visto más de una película o algún documental en el que se plantea cómo sería el planeta tierra si la especie humana desapareciera. Hay uno buenísimo que incluso está dividido por fechas y calcula cómo sería el mundo al día siguiente, a la semana, al mes, al año, a los diez años y así sucesivamente hasta mostrar un planeta donde la huella humana sería absolutamente borrada. Lo que no se ha planteado hasta ahora es qué pasaría con el perro como especie si la especie humana desapareciera.
La influencia humana sobre las razas de perros es un tema que ha suscitado tanto fascinación como controversia a lo largo de los años. Desde la creación de razas con características estéticamente agradables hasta el desarrollo de tipos que cumplen funciones específicas como la caza, el pastoreo o simplemente la compañía, la mano del hombre ha moldeado significativamente la diversidad genética del mejor amigo del hombre. Sin embargo, este manejo genético no ha estado exento de consecuencias, muchas de las cuales han resultado en problemas de salud crónicos y otros desafíos para estas criaturas leales.
Los seres humanos comenzaron a domesticar perros hace miles de años y desde entonces, hemos seleccionado activamente a los perros por características físicas y comportamentales que consideramos deseables. Por ejemplo, se han desarrollado razas como el bulldog inglés y el pug para que tengan caras chatas y cuerpos compactos, cualidades que muchos encuentran entrañables pero que también pueden causar problemas respiratorios y de salud significativos debido a la conformación braquicefálica.
La selección artificial ha llevado a la creación de razas con problemas específicos. Los dachshunds, con sus cuerpos alargados y patas cortas, son propensos a enfermedades de la columna vertebral, mientras que los corgis, también con patas notablemente cortas debido a una mutación genética que provoca enanismo, pueden sufrir de displasia de cadera y otros problemas articulares. Estas características, aunque comercialmente atractivas, plantean cuestionamientos éticos sobre el bienestar animal y la responsabilidad humana.
Si consideramos un escenario hipotético donde los humanos desaparecieran repentinamente de la Tierra, el panorama para los perros como los conocemos cambiaría drásticamente. Según el Dr. Dan O’Neill, profesor de epidemiología animal en el Royal Veterinary College, las razas como tales dejarían de existir en unos pocos años. Los perros comenzarían a aparearse sin las restricciones impuestas por las selecciones humanas, llevando eventualmente a una población canina más homogénea y potencialmente más saludable.
Esta nueva generación de perros se asemejaría mucho a los perros callejeros, que se encuentran en muchas partes del mundo y que representan una forma más ‘natural’ o no modificada de caninos. Estos perros tienden a tener características físicas más equilibradas y robustas, como cuerpos esbeltos, hocicos puntiagudos y orejas erguidas, que son ventajosas para su supervivencia sin la intervención humana.
El aspecto más notable de esta transformación sería la desaparición de las características extremas que han sido cultivadas a través de la cría selectiva. Los problemas de salud relacionados con dichas características, como las dificultades respiratorias y los problemas vertebrales, probablemente disminuirían significativamente. Además, estos perros serían más capaces de buscar comida y desplazarse sobre distancias más largas, características esenciales para la supervivencia en un mundo sin humanos que cuiden de ellos.
