El cometa C/2023 A3, bautizado como Tsuchinshan-ATLAS, está siendo señalado como uno de los fenómenos astronómicos más esperados de los últimos años. Descubierto en enero de 2023 por el Observatorio de la Montaña Púrpura en China y confirmado por el sistema ATLAS, este cometa no periódico podría convertirse en uno de los más brillantes de la historia reciente, con el potencial de competir en espectacularidad con eventos como el del cometa Halley. Sin embargo, también está plagado de incertidumbre: podría terminar en un evento celestial glorioso, o, en el peor de los casos, desintegrarse antes de tiempo y dejarnos, como suele decirse, con dos palmos de narices.
¿Qué hace especial al C/2023 A3?
La clave de la expectación en torno al C/2023 A3 está en su brillo potencial y en su carácter no periódico. A diferencia de otros cometas que nos visitan con cierta regularidad, como el Halley que nos acompaña cada 75 años, este cometa es un visitante único desde los confines de la Nube de Oort, una región situada más allá de la órbita de Neptuno, a casi un año luz del Sol. Una vez que el C/2023 A3 haga su paso, volverá a las profundidades del sistema solar y no se espera que regrese en varios miles de años, si es que lo hace porque también podría salir despedido del sistema solar y perderse para siempre en la Vïa Láctea.
Otra característica destacada es su enorme velocidad, aproximándose al Sol a casi 17,9 kilómetros por segundo. Conforme se acerca al astro rey, el calor provoca que los hielos y partículas de polvo que componen su superficie comiencen a sublimarse, formando una cola luminosa que podría extenderse millones de kilómetros. Si el cometa logra sobrevivir a este acercamiento, su cola podría brillar en el cielo como uno de los objetos más visibles del firmamento, comparándose en magnitud de brillo con el planeta Venus, algo que ya de por sí suena casi de otro mundo.
Cuándo y dónde ver el cometa
El C/2023 A3 alcanzará su perihelio —es decir, su punto más cercano al Sol— el 27 de septiembre de 2024. Es en este punto donde el cometa se enfrentará (o afrontará, mejor dicho) a las temperaturas más altas y correrá el mayor riesgo de desintegrarse. Si sobrevive, se espera que los días 12 y 13 de octubre sean los más adecuados para su observación a simple vista desde la Tierra, particularmente en zonas sin contaminación lumínica.
Sin embargo, conviene no darse prisa en organizar una expedición ni empezar ya a empaquetar hamacas, binoculares, cámaras y telescopios sino que todavía habrá que esperar una semana antes de poder decidirse por esto que te cuento a continuación.
El gran “pero”: ¿se desintegrará antes de tiempo?
A pesar de todas las proyecciones emocionantes, existe una probabilidad bastante real de que el C/2023 A3 no llegue a cumplir con las expectativas. No sería la primera vez que un cometa se desintegra al acercarse demasiado al Sol. Esto sucede cuando los cometas no logran soportar las extremas temperaturas del perihelio, como ya ha pasado con varios otros cuerpos celestes procedentes de la misma Nube de Oort. Los astrónomos son prudentes en sus pronósticos y han advertido que la posibilidad de que se fragmente o se desintegre está siempre presente.
Es decir, si después de tanto bombo y platillo el C/2023 A3 decide hacer un “acto de desaparición” cuando se acerque al Sol, muchos se quedarán con ganas de ver ese “cometa del siglo”. Imagínate la decepción: madrugar, viajar a la sierra o a la playa, armar tu telescopio o binoculares… solo para descubrir que el cometa ha desaparecido en el éter cósmico, como un ilusionista con demasiado ego. Todo un recordatorio de que, al final, la naturaleza es quien tiene la última palabra.
El C/2023 A3 promete ser un espectáculo astronómico digno de recordar, siempre y cuando sobreviva a su arriesgada cercanía al Sol. Para los más optimistas, las noches de octubre podrían ofrecer un show deslumbrante en el cielo, mientras que para los más realistas… bueno, que no se sorprendan si terminamos hablando de otro cometa “fallido” que nunca fue.
Si todo sale bien, la oportunidad de ver este fenómeno es única, tanto en España como en otros lugares del mundo. Pero si la historia nos ha enseñado algo, es que los cometas pueden ser tan temperamentales como bellos. Solo nos queda esperar y, con suerte, no quedarnos con las ganas.