En la segunda mitad del siglo XIX, mientras la paleontología emergía como una disciplina científica seria, Estados Unidos se convirtió en un campo de batalla para dos de los paleontólogos más influyentes de la época: Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope. Este enfrentamiento, conocido como «La guerra de los huesos», fue un período de intensa competencia y rivalidad personal entre estos dos hombres, que buscaban descubrir y nombrar la mayor cantidad posible de especies de dinosaurios. Lo que comenzó como una colaboración entre colegas terminó convirtiéndose en uno de los episodios más famosos y turbulentos de la historia de la ciencia.
Los inicios de la paleontología
- Los primeros fósiles: descubrimientos que desataron la curiosidad
- William Buckland y el megalosaurus
- Mary Anning y los ictiosaurios
- Richard Owen y la invención del término dinosaurio
- La guerra de los huesos: rivalidades científicas en el siglo XIX
- Evolución de las técnicas paleontológicas pioneras
Volver a Dinosaurios
La riqueza fósil del oeste de Estados Unidos, con sus vastos depósitos del Jurásico y el Cretácico, atrajo a paleontólogos de todo el mundo. Las praderas de Wyoming, Montana y Colorado ofrecían una abundancia de fósiles, desde dinosaurios gigantes como el Apatosaurus y el Diplodocus hasta pequeños terópodos. Sin embargo, estas tierras también fueron el escenario de maniobras deshonestas, sabotajes y disputas científicas que marcaron la relación entre Marsh y Cope.
Los inicios de la rivalidad
Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope no podrían haber sido más diferentes en sus orígenes y personalidades. Marsh, nacido en 1831 en una familia humilde de Nueva York, logró ascender socialmente gracias al apoyo financiero de su tío rico, George Peabody. Este respaldo le permitió estudiar en Yale y en Europa, donde adquirió una sólida formación científica. Por su parte, Cope, nacido en 1840 en una familia adinerada de Filadelfia, era un niño prodigio que publicó su primer artículo científico a los 19 años. Cope era apasionado, impulsivo y extremadamente competitivo, mientras que Marsh era metódico, reservado y calculador.
Inicialmente, ambos paleontólogos compartían un interés común por los fósiles y trabajaron juntos en varias ocasiones. Sin embargo, su relación se deterioró rápidamente debido a conflictos personales y profesionales. Una de las primeras disputas ocurrió cuando Marsh visitó un yacimiento fósil en Nueva Jersey donde Cope trabajaba y, en un movimiento que Cope consideró desleal, sobornó a los excavadores para que enviaran los mejores fósiles a Yale en lugar de a Cope.
La polémica del Elasmosaurus
Uno de los episodios más emblemáticos de la rivalidad entre Marsh y Cope fue la polémica en torno al Elasmosaurus, un reptil marino del Cretácico que Cope había descubierto y descrito en 1868. En su entusiasmo por publicar rápidamente, Cope colocó incorrectamente el cráneo del Elasmosaurus en la cola del animal, creando una reconstrucción anatómica errónea. Marsh, quien se dio cuenta del error, no dudó en exponerlo públicamente, avergonzando a Cope ante la comunidad científica. Este incidente intensificó el antagonismo entre ambos y marcó el inicio de una competencia despiadada.
Cope nunca perdonó a Marsh por humillarlo públicamente, y a partir de ese momento, ambos paleontólogos se embarcaron en una carrera frenética por descubrir y describir nuevos dinosaurios. Cada uno intentaba superar al otro en número de hallazgos y publicaciones, utilizando cualquier medio necesario para lograrlo. Esta rivalidad no solo motivó a ambos científicos, sino que también atrajo la atención del público hacia la paleontología y los dinosaurios.
La carrera por los fósiles en el oeste
El costo personal de la rivalidad también fue alto. Cope, que había gastado gran parte de su fortuna personal en expediciones, murió en 1897 en relativa pobreza. Marsh, aunque respaldado financieramente por Yale y su tío George Peabody, también sufrió dificultades económicas en sus últimos años debido al elevado coste de sus investigaciones. Ambos dejaron tras de sí un legado de descubrimientos, pero también una historia de ambición desmedida y enfrentamientos que marcó la paleontología de su época.
La influencia de la guerra de los huesos en la paleontología moderna
La Guerra de los huesos no solo contribuyó a un avance significativo en el conocimiento de los dinosaurios, sino que también ayudó a establecer la paleontología como una disciplina científica reconocida. La intensa competencia entre Marsh y Cope atrajo la atención de museos, universidades y el público general, impulsando la creación de colecciones fósiles en instituciones como el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York y el Museo Peabody en Yale.
Además, las lecciones aprendidas de los errores y excesos de esta época han influido en las prácticas paleontológicas modernas. Hoy en día, la colaboración y la preservación de yacimientos fósiles son principios fundamentales de la paleontología, en contraste con las tácticas destructivas y competitivas que caracterizaron la Guerra de los huesos.
Aunque la relación entre Marsh y Cope estuvo marcada por conflictos y rivalidades, su impacto en la paleontología perdura como un ejemplo de cómo la pasión por el conocimiento puede tanto impulsar como complicar el progreso científico.