El jurásico medio, una etapa crucial del Mesozoico que abarca entre hace 174 y 163 millones de años, nos ha legado una impresionante variedad de fósiles que permiten reconstruir los ecosistemas de esta época con gran detalle. Desde gigantes saurópodos hasta depredadores marinos, cada descubrimiento ha sido clave para entender cómo evolucionó la vida terrestre y marina en un mundo que comenzaba a configurarse geológicamente. Estos hallazgos no solo destacan por su relevancia científica, sino también por los yacimientos donde fueron encontrados y los museos donde hoy podemos admirarlos.
El jurásico medio: la edad de los titanes
- El desarrollo de los ecosistemas jurásicos
- Sauropodos emblemáticos: braquiosaurios y diplodocos
- Brachiosaurus: el gigante de cuello elevado
- La evolución de los dinosaurios carnívoros
- Allosaurus: el depredador del jurásico
- Pequeños dinosaurios herbívoros y su impacto ecológico
- Fósiles destacados del jurásico medio
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Los saurópodos gigantes: los colosos del jurásico
Los saurópodos fueron los verdaderos titanes de la época, herbívoros de tamaños descomunales que dominaban los paisajes terrestres del jurásico medio. Uno de los más importantes fue Cetiosaurus, descubierto en Inglaterra a mediados del siglo XIX. Los restos mejor conservados provienen del yacimientos de Oxfordshire, específicamente en la formación de Stonesfield Slate. Este saurópodo, que medía entre 16 y 18 metros, destacó por sus vértebras huecas, que le permitían soportar su peso colosal con mayor facilidad. Hoy, los huesos originales de Cetiosaurus se pueden contemplar en el Museo de Historia Natural de Londres, donde forma parte de su exposición de dinosaurios británicos.
Otro ejemplar icónico es Shunosaurus, un saurópodo más pequeño, descubierto en el yacimiento de Dashanpu, en la provincia de Sichuan, China. Este dinosaurio, que alcanzaba los 9 metros, destaca por su cola equipada con una maza, una adaptación defensiva excepcional. Los fósiles mejor conservados de Shunosaurus se exhiben en el Museo de Dinosaurios de Zigong, una institución que alberga una colección impresionante de dinosaurios encontrados en la región de Sichuan.
Los carnívoros dominantes: fósiles de terópodos
Entre los depredadores más importantes del jurásico medio se encuentra Megalosaurus, uno de los primeros dinosaurios en ser descritos científicamente. Sus restos fueron hallados en los yacimientos de Stonesfield, al norte de Oxford, Inglaterra, y jugaron un papel clave en la historia de la paleontología al ser el primer dinosaurio identificado como tal. El fósil más icónico, compuesto por fragmentos del cráneo y extremidades, se conserva en el Museo de Historia Natural de Oxford, donde ocupa un lugar destacado en las galerías dedicadas a la paleontología británica.
En el ámbito europeo, destaca Eustreptospondylus, cuyos fósiles provienen de las formaciones marinas de Kimmeridge Clay, también en Inglaterra. A diferencia de otros terópodos, Eustreptospondylus estaba adaptado para moverse en ambientes costeros y húmedos, cazando peces y pequeños animales. Los restos más completos de este dinosaurio se encuentran en el Museo de Historia Natural de Londres, donde su esqueleto parcialmente reconstruido ofrece una visión única de su estructura ligera y ágil.
Los reptiles marinos: reyes de los océanos
Los océanos del jurásico medio fueron dominados por reptiles marinos que desarrollaron adaptaciones extraordinarias para la vida acuática. Uno de los fósiles más espectaculares es el de Liopleurodon, un pliosaurio gigante que podía medir hasta 10 metros de longitud. Los restos más completos fueron descubiertos en los yacimientos de Oxford Clay, en Inglaterra, un área rica en fósiles marinos del jurásico. El cráneo reconstruido de Liopleurodon, que mide más de 1,5 metros, se encuentra expuesto en el Museo de Historia Natural de Oxford, donde es una de las piezas más admiradas.
Por otro lado, los plesiosaurios, con sus cuellos largos y cuerpos hidrodinámicos, también dejaron fósiles impresionantes. Un ejemplo notable es Cryptoclidus, cuyos restos mejor conservados provienen de los yacimientos de Peterborough, también en la formación de Oxford Clay. Los fósiles de Cryptoclidus, que destacan por su esqueleto casi completo, se encuentran actualmente en el Museo Sedgwick de Ciencias de la Tierra, en Cambridge.
La flora del jurásico medio: bosques exuberantes
La flora del jurásico medio prosperó gracias a un clima cálido y húmedo que favoreció la expansión de bosques dominados por coníferas, cícadas y helechos arborescentes. Los yacimientos más relevantes para el estudio de estas plantas fósiles se encuentran en la formación de Morrison, en América del Norte, donde los restos petrificados de troncos y hojas han proporcionado una visión detallada del paisaje de la época.
En Europa, la formación de Stonesfield en Inglaterra también ha revelado fósiles excepcionales de hojas y semillas de cícadas. Estos fósiles se encuentran actualmente en el Museo de Historia Natural de Londres, donde complementan las exposiciones de dinosaurios al ofrecer una representación completa de los ecosistemas jurásicos.
Huellas fósiles: las icnitas de los dinosaurios
Las huellas fósiles, conocidas como icnitas, son otro testimonio valioso del jurásico medio. Estas impresiones en el suelo permiten reconstruir los movimientos, comportamientos y dinámicas sociales de los dinosaurios. Algunas de las huellas más espectaculares de saurópodos y terópodos se encuentran en los yacimientos de Burgos, en la Sierra de la Demanda, España, donde es posible observar rastros de grandes dinosaurios que se desplazaban en grupos.
Otro yacimiento excepcional es Porto Dinheiro, en la costa atlántica de Portugal, donde las huellas de terópodos muestran un patrón de locomoción rápida y ágil, confirmando la presencia de grandes carnívoros como Megalosaurus en la región. Estas icnitas, protegidas como patrimonio geológico, pueden visitarse en rutas habilitadas al aire libre, lo que ofrece una experiencia única para los amantes de la paleontología.
Los invertebrados marinos: ammonites y belemnites
Los ammonites, moluscos cefalópodos con conchas espirales, son algunos de los fósiles más característicos del jurásico medio. Sus restos se encuentran en abundancia en los yacimientos de Oxford Clay en Inglaterra y en la región de Alpes franceses, donde las conchas fosilizadas se conservan en condiciones excepcionales. Los ammonites no solo son impresionantes visualmente, sino que también sirven como indicadores biostratigráficos para datar los sedimentos jurásicos.
Por su parte, los belemnites, cefalópodos de cuerpo alargado, también dejaron fósiles abundantes en los mismos yacimientos. Estos animales, que habitaron los mares del jurásico medio, jugaron un papel crucial en las cadenas tróficas al servir de alimento para reptiles marinos como Liopleurodon. Los fósiles más espectaculares de ammonites y belemnites se encuentran en exhibiciones permanentes del Museo Nacional de Historia Natural de París y del Museo de Historia Natural de Londres.
Yacimientos clave del jurásico medio
El estudio de los fósiles destacados del jurásico medio no sería posible sin los yacimientos clave que han proporcionado materiales de extraordinaria calidad y relevancia científica. Entre los más importantes se encuentran:
- Formación de Stonesfield (Inglaterra): fósiles de Megalosaurus, Cetiosaurus y restos de flora.
- Formación de Dashanpu (China): hogar de Shunosaurus y otros saurópodos asiáticos.
- Formación de Oxford Clay (Inglaterra): fósiles marinos de Liopleurodon, Cryptoclidus y ammonites.
- Formación de Morrison (Estados Unidos): fósiles de saurópodos, terópodos y plantas petrificadas.
- Yacimientos de la Sierra de la Demanda (España): icnitas de saurópodos y terópodos.
Estos yacimientos han permitido reconstruir no solo la anatomía de las especies, sino también sus comportamientos, adaptaciones y la interacción que mantenían con su entorno. Al visitar los museos donde se conservan estos fósiles, como el Museo de Historia Natural de Londres, el Museo Nacional de París o el Museo de Dinosaurios de Zigong, es posible acercarse a un mundo que, aunque lejano en el tiempo, sigue vivo gracias a estos hallazgos extraordinarios.