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sábado, 29 marzo 2025

¿Existió una norma de fabricación de los carros romanos?

Ciencia y tecnología¿Existió una norma de fabricación de los carros romanos?

Desde hace algunos años sigo a Isaac Moreno Gallo en Youtube porque me encanta su apasionada defensa de la ingeniería romana. Me gustan mucho los vídeos en los que analiza un puente romano, una vía romana o un acueducto romano para descubrir que apenas llevan un par de siglos hechos o que, a lo sumo, se trata de obras medievales y renacentistas.

Hay que agradecerle que esté haciendo esta defensa de la ingeniería romana porque su empeño le está trayendo muchos enemigos de entre los concejales de cultura y turismo, empresas de excavaciones y organismos autonómicos de todo tipo (que de esos ya sabemos que hay miles y cada día más) que defienden cómo romanos algunas construcciones que no lo son pero que atraen muchos turistas porque la etiqueta romano vende mucho.

En el último video que publicó ayer en el que habla sobre sobre la vía romana de Numancia a Osma, en el Páramo de Calatañazor, con Juan Francisco Calero, se plantea un tema que es muy interesante y es si en la Roma clásica o en la Roma imperial, llegó a existir algún tipo de normativa técnica que estableciese la anchura de los ejes de los carros porque allá donde las excavaciones recuperan rodadas de aquellos tiempos todas tienen, sorprendentemente, una anchura de un metro y cuarenta centímetros de ancho.

No existe un documento específico de la Roma clásica que explique exactamente por qué las rodadas de los carros romanos conservadas en los caminos antiguos tienen una separación de aproximadamente 1,40 m. Sin embargo, hay varias razones técnicas y lógicas que explican este estándar y sí, hay algunas evidencias indirectas de algo que hoy llamaríamos estándar técnico en la construcción de los carros y caminos en la antigüedad romana.

1. La medida estándar de los ejes de los carros romanos

Las rodadas de 1,40 metros se encuentran en numerosos caminos romanos conservados, como en Pompeya, Herculano y Britania, y parecen responder a una medida estándar del ancho de los ejes de los carros de la época. Esta medida no surgió de la nada, sino que se relaciona con la anchura necesaria para acomodar dos caballos enganchados en paralelo a un carro o carroza.

Fuentes arqueológicas:

  • Las huellas de rodadura visibles en calzadas romanas, especialmente en tramos empedrados, presentan una anchura regular de alrededor de 1,40 m, lo que indica que los vehículos seguían un diseño común.
  • Sarcófagos y relieves romanos muestran representaciones de carros con una anchura uniforme.

2. Posibles influencias en la estandarización

Si bien no hay un documento legal específico que fije esta medida, los romanos eran extraordinariamente meticulosos con la ingeniería y la estandarización, lo que hace probable que existiera algún tipo de reglamentación, aunque no se haya conservado.

Algunas hipótesis que refuerzan la idea de una medida estándar incluyen:

  • Normativas urbanas: En Pompeya, por ejemplo, se observa que muchas calles estaban diseñadas con una anchura que obligaba a los carros a ajustarse a un mismo tamaño.
  • Red viaria homogénea: Las calzadas romanas estaban diseñadas con un ancho mínimo de paso en puentes, túneles y vías empedradas, lo que obligaba a los carros a tener un ancho específico.
  • Homogeneidad militar: Los carros de suministro y guerra debían poder circular eficientemente por las mismas vías sin bloquear el tráfico.

Algunos estudiosos han planteado que esta medida estándar podría derivar de la tradición etrusca o incluso griega, ya que en el mundo clásico la rueda tenía proporciones similares. Es decir, los romanos heredaron una convención preexistente y la aplicaron a gran escala.

3. Influencia posterior en otras infraestructuras

Curiosamente, esta medida no desapareció con Roma. Se ha señalado que el ancho de las vías férreas modernas en muchos países (1,435 metros, llamado el ancho estándar) guarda una estrecha relación con la separación de las ruedas de los carros romanos. Aunque esto se ha convertido en una especie de «mito popular», la relación entre los carros romanos y la evolución del transporte terrestre es innegable.
Aunque no viene al caso, también es interesante dejar aquí anotado que en España y Portugal, durante la implantación del ferrocarril a lo largo del siglo XIX, se utilizó un ancho específico comprendido entre 5 pies portugueses (1665 mm) y 6 pies castellanos (1672 mm) y que quedó establecido en los 1668 mm.

Por lo tanto, si bien no tenemos un documento romano específico que explique el por qué exacto de esta separación, la evidencia arqueológica y el sentido práctico sugieren que la estandarización del ancho de los carros estaba vinculada a razones de eficiencia en la movilidad y el diseño de infraestructuras. Es altamente probable que existieran normativas o convenciones en el diseño de los vehículos, aunque no se han conservado en textos escritos. La ingeniería romana se basaba en la practicidad y la uniformidad, lo que explicaría por qué esta medida se mantuvo de forma consistente en todo el Imperio.

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