En Estados Unidos se están poniendo de moda los refrescos saludables y hay marcas que están consiguiendo llegar a las estanterías de los supermercados y haciendo unas ventas más que rentables. Sin embargo, a nadie se le escapa que la palabra saludable es un comodín comercial que ya casi está desgastado porque el papel lo aguanta todo; todos nos preguntamos en el fondo si realmente esas bebidas son beneficiosas para la salud. El caso es que en Estados Unidos, que siempre nos lleva bastantes años de delantera en todas estas cosas de consumo, se está viendo en las redes sociales una tendencia que nos trae recetas caseras para hacer nuestra propia Coca-Cola para poder disfrutar de las burbujas pero sin los perjuicio del exceso de azúcar o de los edulcorantes artificiales como el aspartamo. Incluso hay marcas que se anuncian como refrescos prebióticos y ha llegado el momento de plantearse si hay algo de verdad en todas esas proclamas o si esto simplemente se nos está yendo de las manos. Los estudios y comparaciones que han hecho en Estados Unidos sobre todas estos refrescos que se están comercializando como saludables vienen a decir que, efectivamente, suelen tener menos azúcar y menos calorías que los refrescos tradicionales y que vienen surtidas con todo tipo de superalimentos, aunque ya sabemos que detrás de esta palabra también hay más literatura que otra cosa.
Por lo pronto, ha tenido que ser también en Estados Unidos, que para eso nos llevan tanta ventaja, donde un cliente insatisfecho ha demandado a una de las marcas que produce uno de estos refrescos saludables, concretamente Poppy, alegando que solo contiene dos gramos de fibra prebiótica, lo que es una cantidad demasiado baja para causar alguna mejora perceptible de la salud intestinal porque los estudios más aceptados entienden que para que se produzcan algunos efectos el límite debería estar por encima de los cinco gramos por lata. Todavía no hay sentencia y es de suponer que el fabricante estará intentando sobornar al demandante para que toda esta polémica duerma el sueño de los justos.
Como doy por seguro que antes o después estos refrescos saludables llegarán a España y nos lo encontraremos en la estanterías de los supermercados, yo entiendo que:
- si se les compara con los refrescos tradicionales ¡que son un batido de azúcar! cualquiera de todas estas bebidas seguramente será una opción más saludable.
- no es razonable pensar que tienen algunas propiedades para la para la prevención de enfermedades, al menos en una intensidad medible tomando una cantidad razonable de bebidas; el simple hecho de tener menos azúcar o tener fibra añadida tampoco las hace especialmente recomendables.
- el que hayan prescindido del azúcar, cuyos efectos conocemos perfectamente, no impide que algunos se edulcorantes como la estevia o el eritritol puedan impactar en la macrobioma de formas que ahora todavía no conocemos y tendrán que pasar años hasta que haya estudios serios sobre todos esos edulcorantes alternativos y supuestamente menos dañinos que el azúcar.
Como se ve, al final la clave de todo esto está en la reducción de la cantidad de azúcar diaria consumida. Todo lo demás se podría debatir pero, si se piensa que un plato de fabada contiene cantidades geométricamente superiores de todo tipo de nutrientes, prebióticos y fibra que cualquiera de estas bebidas, al final yo creo que no vale la pena ni molestarse en comprar estos supuestos refrescos naturales que, además, se me ha olvidado decirlo antes pero es de suponer, como lleva la etiqueta de naturales pues son mucho más caros que sus supuestos competidores industriales.
Mi conclusión, al final, es que no pasa nada por tomarse una Fanta de naranja o una Coca-Cola o dos a la semana, que están muy ricas, y luego beber mucha agua fresquita. Si tienes la suerte de vivir en una ciudad española del interior, posiblemente tengas en tu grifo un manantial de salud… y no lo sabías.