España se ha ganado a pulso el segundo punto de la fase previa frente a Brasil haciendo perfectamente lo que mejor sabe hacer: competir.
Aunque Brasil se ha impuesto en el primer y en el tercer cuarto, los jugadores de la Selección han desplegado un juego espectacular en el que todas las estadísticas (puntos, rebotes, recuperaciones, etc.) han estado muy repartidos entre todos los jugadores y al final se han acabado llevando un encuentro en el que todos han brillado por igual, con un cuarto cuarto con una defensa espectacular que ha dejado secos a los brasileños como solo la Selección Española sabe hacer.
Hay que destacar la importancia de este partido por tres motivos.
Por un lado por el rival; Brasil es siempre uno de los aspirantes al título y aunque su selección no esté al nivel de la de fútbol, siempre tiene jugadores NBA capaces de hacer un despliegue físico que puede dejar seco a cualquiera.
En segundo lugar, por la propia España, que tiene que ganarse otra vez a pulso el cartel de favorito porque, claro, mola mucho más llevar un apellido yugoslavo que llamarse Juan Núñez pero con partidazos como el que ha hecho hoy el español, la selección española va escalando inexorablemente hacia los metales pese a que las apuestas y esas extrañas estadísticas que hace la FIBA se empeñen en mandarnos a casa antes de empezar el campeonato.
Y en tercer lugar, por el sistema de clasificación de este mundial, en el que se arrastran los puntos (los partidos ganados y el basket-average) de la primera fase y en la segunda fase es mejor llevar ganados los tres partidos de la primera fase para que un resbalón no nos mande de vuelta a España antes de tiempo que aquello está muy lejos y son una pila de horas en avión como para ir y venir sin hacer nada.
Lo malo es que los que esperábamos un partido competido en el que Brasil jugase con la rapidez habitual, hemos visto un partido casi cómodo (al menos visto desde el sillón frente a la televisión) en el que se gana de veinte a un rival que siempre nos había puesto las cosas muy difíciles o nos había pasado por encima.