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viernes, 20 diciembre 2024

Las futbolistas cobran demasiado

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La reciente huelga de las jugadoras de fútbol femenino en España ha alcanzado sus objetivos, logrando un aumento significativo en los salarios mínimos de las jugadoras de la liga femenina pero es importante analizar críticamente si estas demandas son completamente justificadas desde una perspectiva económica y presupuestaria.

Uno de los puntos de vista que respaldan este aumento salarial es el argumento de la ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, quien denuncia la supuesta «discriminación retributiva» en el fútbol femenino en comparación con sus contrapartes masculinas que no entiende que los salarios no dependen del género del trabajador, sino de su contribución real al mercado y la sociedad en general. Las afirmaciones de la ministra no deberían sorprender a nadie porque ya se sabe que cualquiera que se autocalifica como comunista es simplemente  un discapacitado intelectual que piensa, pese a la evidencia histórica, que el comunismo que se ha aplicado y fracasado en 60 o 70 países de todo el mundo a lo largo de los últimos dos siglos ahora si va a funcionar y eso es como pensar que la manzana de Newton va a subir del suelo y se va a colocar otra vez en la rama del árbol.

En cualquier profesión, el salario se basa en la productividad. Esto se traduce en el valor que un trabajador genera para el mercado. En el fútbol, tanto en la rama masculina como en la femenina, los salarios deberían estar directamente relacionados con la capacidad de los jugadores para atraer a los aficionados, vender camisetas, publicidad y entradas. Esto explica por qué figuras como Cristiano Ronaldo, Messi o Mbappé ganan sueldos astronómicos en comparación con el resto de los jugadores masculinos. En el caso de las mujeres, estrellas como Alexia Putellas ganan más que sus compañeras porque generan más ingresos en publicidad y taquilla para sus clubes.

Es importante destacar que la desigualdad salarial no se limita a la comparación entre géneros. En ambos casos, hombres y mujeres, encontramos grandes diferencias en los salarios. Los jugadores masculinos de élite ganan mucho más que sus compañeros menos conocidos y lo mismo sucede en la liga femenina, donde las jugadoras estrella ganan significativamente más que las demás. Esto demuestra que no hay discriminación de género en el fútbol, sino una correlación directa entre el valor económico que generan y sus salarios.

Para entender mejor la situación, es esencial comparar las realidades económicas del fútbol masculino y femenino. Los clubes de Primera División masculina en España generaron ingresos masivos, alcanzando los 4.278 millones de euros en la temporada 21/22, mientras que el fútbol femenino apenas generó 18,2 millones de euros en el mismo período. Esto refleja una diferencia abismal en los ingresos entre ambas ramas.

Una comparación más reveladora es la proporción de ingresos que se destina a salarios. En el caso del fútbol masculino, los clubes de Primera División destinaron el 71,5% de sus ingresos ordinarios al pago de nóminas y primas, excluyendo el costo de los fichajes. Por otro lado, el fútbol femenino utilizó el 192% de sus ingresos ordinarios para pagar a sus jugadoras, lo que significa que están recibiendo más de lo que generan en términos de ingresos.

Si se aplicara un criterio igualitario desde el punto de vista económico y presupuestario, las futbolistas deberían ganar menos dinero de lo que ganan en la actualidad. Siguiendo el mismo porcentaje que los hombres (72% de los ingresos ordinarios), la partida destinada a salarios se reduciría significativamente, lo que representaría un recorte salarial del 63%.

Es crucial mencionar que la diferencia en los ingresos entre el fútbol masculino y femenino se refleja en la fuente de estos ingresos. Los clubes masculinos generan enormes sumas de dinero a través de derechos de televisión, taquilla, publicidad y comercialización. En cambio, el fútbol femenino depende cada vez más de la redirección de los ingresos del fútbol masculino. Dicho en román paladino, nuestras futbolistas súperfeministas viven de los ingresos de los hombres.

En resumen, es esencial abordar esta cuestión desde una perspectiva económica y presupuestaria realista. Las demandas de salarios iguales en el fútbol femenino carecen de justificación económica debido a la brecha en los ingresos generados por ambas ramas. La realidad económica demuestra que las futbolistas no solo no están mal pagadas, sino que reciben más de lo que generan en términos de ingresos. En lugar de buscar la igualdad salarial, es fundamental que las jugadoras y los clubes busquen formas de aumentar los ingresos en el fútbol femenino para garantizar un futuro sostenible.

Pero que no cuenten conmigo porque desde que se han convertido en una herramienta de propaganda de las femninazis YO NO VEO FÚTBOL FEMENINO.

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