El Barcelona jugó ayer su partido de cuartos de final a partido único en San Mamés contra el Athletic de Bilbao y, como presagiaba la última racha de juego y resultados del equipo catalán, los vascos pasaron por encima del equipo de Xavi.
Vaya por delante que San Mamés este año es un campo muy complicado porque el equipo de Valverde está haciendo una excelente temporada y lo demuestra el hecho de que supo reponerse aún 2-1 a favor del Barcelona pese a que el menor de los Williams había marcado en el primer minuto del partido. Que quede claro, la victoria de ayer del Athletic de Bilbao tiene más de mérito de los rojiblancos que de fracaso de los azulgranas.
Tode esto sería lo normal en un equipo cualquiera pero estamos hablando del Barcelona, que ya sabemos que es mes que un club y ahí empiezan los problemas.
Xavi empieza a estar en una posición muy difícil porque ahora mismo su puesto en La Liga es bastante complicado y a poco que tropiece podría verse incluso fuera de las plazas que dan acceso a la Champions League, lo que sí que sería una tragedia para las maltrechas finanzas del club de Laporta. En la Champions league está clasificado para octavos pero su nivel actual de juego no hace presagiar nada bueno; es el Barcelona y tiene grandes jugadores pero los ánimos no están para tirar cohetes en el vestuario.
Con la derrota de ayer, además, el equipo catalán queda fuera de la Copa y ya ha perdido la Supercopa a manos del Real Madrid en una final especialmente dolorosa y humillante en la que el equipo blanco demostró estar dos niveles por encima y dejó una sensación de amargo desasosiego en los aficionados catalanes.
Mientras tanto el proyecto financiero contable de Laporta hace aguas por todos lados porque empieza a aparecer a hacerse notar la endeblez de alguna de sus famosas palancas y las cuentas no cuadran. Seguramente este será el aspecto que menos preocupe en las oficinas del Camp Nou porque saben que ahora mismo ser catalanes les da ventaja por el apoyo político que tienen y que si hace falta cambiar las normas de la competición para salvar al Barcelona se van a cambiar y no les va a faltar apoyo desde las instituciones y la Real Federación Española de Fútbol. Toda la dureza que se exhibió contra, por ejemplo, el Elche, se cambiará por permisividad y compadreo porque si no, se enfada Puigdemont.
Pero mientras los aspectos deportivos e institucionales del Barcelona hacen aguas por todos lados, el culebrón Negreira sigue avanzando y cada vez es más evidente que el Barcelona ha estado comprando a los árbitros y que los resultados de los últimos años han estado influidos por una posición pro barcelonista en el colectivo arbitral. Hasta ahora sólo se conocen los siete millones de euros pagados a Negreira porque existen facturas pagadas con IVA, que ya hay que ser tonto para documentar un soborno, pero es posible que a medida que avancen las investigaciones empiecen a aparecer informaciones sobre pagos del Barcelona a otros árbitros de manera más o menos directa, en forma de viajes, cursos de formación en lugares turísticos o pagos en especie de cualquier tipo (material deportivo, transporte, material técnico, teléfonos, etc).
Son malos años para ser barcelonista pero, en realidad no hay que olvidar que esta es la situación normal del FC Barcelona, que toda su vida ha sido un equipo secundario en España, un wannabe que siempre ha vivido a la sombra del Real Madrid y que sólo ha tenido un par de chispazos cuando tuvo a Cruiff en sus filas en los años setenta y a principios de este siglo cuando Messi era la estrella del equipo. Esos años de gloria hace que algunos barcelonistas intenten comparar a su equipo con el Real Madrid pero la dimensión deportiva, social y popular de ambos clubes está años luz y la brecha se va a seguir agrandando en las próximas temporadas.
Lo de ayer, como dice el titular de este post, sólo eso un tropezón más.
