El FC Barcelona ha sufrido una dolorosa eliminación de la Champions League a manos del Paris Saint-Germain en una noche que quedará marcada por una serie de decisiones controvertidas que han vuelto a poner en cuestión la capacidad de Xavi Hernández para liderar al equipo en los momentos clave. El enfrentamiento, que culminó con un abultado 1-4 en contra del conjunto blaugrana, deja al club con pocas opciones de redimir una temporada ya comprometida.
El partido comenzó con un Barça esperanzado y motivado por el gol de Raphinha, quien puso por delante al equipo catalán y dio un atisbo de lo que podría haber sido una remontada histórica. Sin embargo, el giro drástico en los eventos se produjo con la expulsión de Araujo en el minuto 29, una decisión que, aunque polémica, fue confirmada por el VAR y dejó al Barça en inferioridad numérica. Esta es la típica falta que en la Liga de Negreira nunca le pitan al Barcelona, que por eso se han acostumbrado a defender con las manos. Pero en cuanto salen a Europa es normal que este tipo de faltas se las piten y si eso se hace cuando el atacante se dirige solo hacia la portería con el balón en los pies, el árbitro no tiene más opción que señalar la falta y mostrar tarjeta roja al defensor, por más que protesten los azulgranas.
A partir de ahí, el PSG, bajo la dirección astuta de Luis Enrique, aprovechó cada oportunidad para desmantelar la estrategia de un Barça desorientado y, finalmente, inferior. Luis Enrique, conocido por su meticulosa preparación, planteó un partido agresivo desde el principio, centrando sus esfuerzos en desestabilizar la defensa blaugrana. La presión constante y una estrategia bien ejecutada dejaron al Barcelona sin respuesta, especialmente tras perder a uno de sus pilares defensivos. El PSG, sin perder el tiempo, consolidó su dominio en el campo con goles de Mbappé, quien nuevamente demostró ser el verdugo del equipo catalán en la Champions. Mbappé no solo marcó un doblete, sino que también fue una amenaza constante, poniendo a prueba la capacidad del Barça para defender en los momentos más críticos.
Esta eliminación no solo pone fin a las aspiraciones del Barça en la Champions de esta temporada, sino que también plantea serias preguntas sobre la dirección futura del equipo y la idoneidad de Xavi como entrenador. A pesar de la esperanza inicial y el apoyo masivo cuando tomó el mando, Xavi ha recibido críticas crecientes por su gestión en partidos clave y su incapacidad para adaptar su táctica frente a adversidades imprevistas. La expulsión de Araujo y las decisiones subsiguientes en cuanto a cambios y ajustes tácticos han sido particularmente cuestionadas, ya que parecieron dejar al equipo sin un plan claro para enfrentar la adversidad.
Lo cierto es que Xavi, a pesar de ser una figura legendaria en el club como jugador, parece enfrentarse a desafíos que superan sus capacidades actuales como técnico. Sus decisiones a menudo han sido vistas como reactivas más que proactivas, y su tendencia a depender excesivamente de la posesión, sin un enfoque claro en la efectividad ofensiva, ha costado al equipo en momentos donde la creatividad y la adaptabilidad eran cruciales. La falta de resultados palpables en la Liga y ahora en la Champions plantean un dilema significativo para el club: ¿Es hora de considerar un cambio en la dirección técnica para recuperar la identidad y el éxito del Barcelona?
El adiós anticipado de Xavi, aunque aún no oficializado, parece ser un capítulo inminente en la saga del Barcelona. Su partida podría marcar el final de una era y el comienzo de una nueva búsqueda, no solo de un entrenador que pueda llevar al equipo a la victoria, sino de alguien que pueda reconstruir y definir el futuro del club en un momento de transición crucial. Mientras el Barcelona se prepara para enfrentar lo que resta de temporada, la sombra de esta eliminación y las decisiones tomadas por Xavi seguirán siendo puntos de reflexión sobre lo que necesita el club para volver a ser un contendiente legítimo en el escenario europeo.
Yo no creo que vayan a cambiar mucho porque en el fondo siguen pensando que son un club grande con una situación económica boyante cuando la realidad demuestra que ahora mismo son una estructura ruinosa al borde del precipicio. Lo que el Barcelona necesita es una directiva sensata que asuma que toca pasar varios años malos jugando sólo con jugadores de la cantera hasta que se salga del agujero económico en el que anteriores presidentes han dejado al club. Sin embargo, la mentalidad de los catalanes ahora mismo les impide ser modestos por que siguen pensando que, pese a la evidencia, ellos son mejores que los demás y si les han eliminado es porque todo es injusto con ellos y la culpa es de los otros.
Todavía está por ver cómo van a arreglar las cuentas para La Liga del año que viene una vez que la supuesta venta de Barça Studios se ha frustrado y faltan doscientos millones de euros teóricos que se supone que iban a aparecer con esa brillantísima operación financiera que en realidad ha sido un auténtico bluf. Seguramente La Liga tendrá que cambiar otra vez sus normas para permitir que el Barcelona pueda seguir jugando en Primera División, las mismas normas que han provocado el descenso de categoría de otros equipos porque ya se sabe que en España no todos somos iguales.