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martes, 19 noviembre 2024

Malos tiempos para ser del FC Barcelona

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La derrota de ayer del Fútbol Club Barcelona frente al Gerona ha sacado a la luz la difícil situación del club en estos años. Lo de ayer fue solo un partido y como suelen recordar siempre todos los jugadores y entrenadores en la rueda de prensa, son sólo tres puntos y ahora toca pensar en el siguiente partido pero existe en el ambiente cierto aire de revuelta entre los seguidores barcelonistas que ven como el club de sus amores no da la talla en la Liga y mucho menos en competiciones europeas.

De entrada hay que aclarar que el Barcelona, siendo un club de una gran ciudad española, nunca fue un club mítico ni tuvo los aires de grandeza futbolística que tienen el Liverpool, el Milán, el Bayern o, por encima de todos, el Real Madrid. Si se mira bien el palmarés histórico del Barcelona se ve que en realidad su único título importante hasta la llegada de Messi fue la Copa de Europa del 92. A esas alturas los grandes clubes europeos ya tenían tres, cuatro o cinco títulos continentales y llegaban siempre a las rondas finales de las competiciones europeas. La aparición de la estrella argentina, sin embargo, lo cambió todo para el Barcelona y colocó al club en un escalón superior con sus cuatro copas de Europa en nueve años, algo que jamás se había visto en la capital catalana y que posiblemente jamás vuelvan a ver.

Desde que Messi entró en declive y mucho más desde que se fue, el Barcelona ha entrado en una dinámica de club grande pero menos. Hay que entender que todo esto que vemos en el Barcelona sólo es un reflejo de la sociedad catalana en su conjunto y ahora a continuación te explico qué es lo que ha fallado en el club pero sin olvidar que es un reflejo de su entorno. Por culpa del nacionalismo, Cataluña vive ensimismada pensando que ellos son mejores y que los demás sólo podemos rendirles pleitesía por su superioridad; no existe la autocrítica y están totalmente convencidos de que su modelo es intrínsecamente mejor aunque los hechos demuestran lo contrario. En lo extradeportivo, los catalanes son incapaces de reconocer que Madrid les ha adelantado por la derecha y ahora mismo es la capital española el sitio a donde todos quieren ir y dónde pasa cosas, lo mismo que Barcelona lo era a finales del siglo pasado. Luego llegó el nacionalismo… y lo jodió todo.

Ahora vienen tiempos muy malos para ser del Barcelona y el club va a tener que asumir su travesía por el desierto porque es un club en crisis en el plano dialéctico, en el plano deportivo y en el plano institucional.

En el plano dialéctico el Barcelona ahora es un club que no sabe hacia dónde va. Durante unos años ellos tenían el relato, una construcción teórica que decía que los catalanes era mejores y sabían cuidar como nadie su cantera de la que constantemente salían joyas que inevitablemente acabarían cosechando éxitos deportivos. Era un club de cantera frente a los clubes de cartera. Su modelo de juego, de toque constante y presión adelantada, la base del tikitaka, era la única forma posible de jugar y garantizaba éxitos sin fin. El tiempo ha demostrado qué es el relato es absolutamente falso y que el Barcelona tiraba de chequera tanto o más que todos los grandes clubes. Fue un verdadero escándalo saber que Messi era el deportista mejor pagado del planeta aun cuando ya por entonces las arcas del club catalán estaban tiritando, aunque sí quedase algo de dinero para sobornar a los árbitros.

En lo deportivo el Fútbol Club Barcelona está totalmente desorientado porque no encuentra alternativas al tikitaka y la posesión constante. Xavi Hernández ha jugado muchos partidos siendo un entrenador conservador, con miedo a perder, pero ha tenido que observar con estupefacción cómo el rival le cedía el balón, el control del juego como dicen ellos, y ha sido incapaz de entender que acababa perdiendo porque esa posesión estéril no garantiza los resultados. Resulta que existe otra manera de jugar más vertical y con conducciones eléctricas que no tiene nada que ver con el estilo barcelonista pero que sirve para ganar títulos, pero los catalanes siguen sin enterarse y reniegan de todo lo que no sea implique posesión del balón e insisten en que ellos juegan mejor porque son sencillamente mejores aunque pierdan.
La cantera del Barcelona, por su parte, sigue produciendo buenos jugadores pero la mayoría de ellos son víctimas del relato y acaban demasiado pronto su carrera víctimas de la sobreexplotación que sufren siendo demasiado jóvenes cuando la mayoría de ellos todavía no han desarrollado la masa muscular que la alta competición exige. El caso de Ansu Fati, por ejemplo es paradigmático de cómo un buen jugador, que podría haber tenido una progresión hasta hacerse titular en el primer equipo es absurdamente sobreexpuesto y vendido como un tesoro futbolístico que luego resulta ser un fiasco. La verdad es que todos esos jugadores de dieciocho o diecinueve años que juegan cincuenta partidos de alta competición en un año acaban arrastrando secuelas físicas y mentales que les impiden tener una carrera futbolística normal.

En cuanto al plano institucional, la obsesión del club con Messi les acabó llevando a la ruina. Desde hace ya muchos años el Fútbol Club Barcelona gasta mucho más de lo que ingresa y sus fichajes son bastante desacertados, con una masa salarial desorbitada que no se corresponde con la realidad financiera de la institución. El desastre final ha sido la entrada de Joan Laporta y sus palancas que han empeñado el futuro del club a cambio de un par de años de mera supervivencia en los que tampoco se ha conseguido recuperar el brillo del club en la década pasada.
Para entender la patética gestión de Laporta, basta con comprobar que la masa salarial del Barcelona (después de irse Messi, Piqué, Luis Suárez, Griezmann, Busquets, Dembelé y compañía) sigue siendo la más alta de Europa.
Laporta, además, ha embarcado al club en una ambiciosa renovación del Camp Nou cuyas consecuencias financieras todavía no han impactado en las cuentas del club pero que en una época de alta inflación y tipos de interés por las nubes, va a ser un rejonazo adicional a la maltrecha economía del FC Barcelona.
En los próximos meses vamos a ver el vergonzante espectáculo de cómo La Liga de fútbol profesional reforma sus normas financieras para permitir que el Barcelona siga fichando jugadores a crédito y todo se justificará con el mismo relato que servía hace diez años pero que ahora hace sentir vergüenza ajena a los aficionados al futbol.
Esa misma vergüenza ajena que siente cualquiera al ver que el Fútbol Club Barcelona va a salir indemne del inmenso escándalo que supone haber estado sobornando a los árbitros de la competición sin que haya sanciones para sus dirigentes o el club en su conjunto.

Y mientras tanto, en el Real Madrid… 😀

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