Tal y como iba avanzando la Eurocopa mucho pensábamos que la tercera jornada de la fase de clasificación por grupos nos iba a dejar un montón de partidazos llenos de goles y alternativas en los que grandes jugadores iban a hacer auténticas exhibiciones para ganar con su selección y la clasificación se iba a resolver en el último minuto con los equipos que se iban a quedar fuera asediando el área rival hasta con el portero para rematar los corners.
Y entonces llegan Francia e Inglaterra y lo desgracian todo.
Francia tiene un equipazo lleno de portentos pero Deschamps, su entrenador, es un amarrategui como no se ha visto en mucho tiempo. Me imagino que su librillo de entrenador dice que para ganar tienes que recibir menos goles que el contrario y se aplica a ello plenamente.
Plantear un partido contra Polonia con Tchouameni, Kanté y Rabiot en el centro del campo significa que los franceses sólo están preocupados en contener a los polacos y destruir cualquier amago de juego en el centro del campo. Sólo Mbappé hacía algo en ataque y aunque en la segunda parte Francia intentó apretar un poco sólo consiguieron marcar de penalti. En ese momento parece que los polacos se dieron cuenta de que estaban fuera de la Eurocopa (ya lo estaban con el cero-cero pero parecían no enterarse) e intentaron llegar a la portería francesa con lo poco que tienen, que se resume en Lewandowski, que convirtió un absurdo penalti de Upamecano.
Con su racanería en el juego, Francia se ha visto relegada al lado difícil del cuadro, donde ahora resulta que todos temen a España, que es la única que ha hecho un juego coherente para ganar sus tres partidos (hasta con los suplentes). Deschamps alegará en su defensa que esa misma estrategia defensiva le ha servido hasta para ser campeones del mundo pero todos vemos que con esos mimbres podría hacer fútbol espectáculo y ganar con brillantez en vez de aburrir a las ovejas.
El caso de Inglaterra es todavía peor. Con Francia sabemos que juegan a no perder con la esperanza de que Mbappé meta algún gol pero con Southgate no sabemos a qué juegan los ingleses. Sobre el papel tienen un equipazo con atacantes rápidos como Foden o Saka, un punta resolutivo como Kane y a Bellingham detrás de todos ellos: un rombo de ensueño. Southgate sólo tendría que crear un equipo aseado que fuese capaz de defender con un mínimo de garantías y de sacar balones jugables con un mínimo de verticalidad para que estos cuatro sentenciasen los partidos pero elige troncos (futbolistas pa’carne, como decía mi profesor de educación física en el instituto) y exjugadores incapaces de dar sentido al juego que se limitan a dar pases de protección al pie y a circular como hacía la selección española en 2014.
Yo creo que el entrenador inglés no acaba de comprender el fútbol y hace las alineaciones leyendo tabloides ingleses y pronósticos de casa de apuestas, todas inglesas, claro. Está desperdiciando una de las mejores generaciones de futbolistas ingleses de los últimos tiempos para hacer partidos tan ridículos como el cero-cero de ayer contra una Eslovenia que aspira a clasificarse como tercera de grupo con un solo gol y sin ganar ningún partido.
En cuanto a los otros dos partidos de ayer, Dinamarca se mete en octavos y manda a casa a una rácana Serbia en un empate sin goles que mete a los nórdicos como segundos sin perder ni ganar en la fase de grupos por tener una amarilla menos que Eslovenia. Lo de Serbia y Eslovenia ayer fue pura impotencia: no es que no quisieran, es que no podían y a mí me da la sensación de que simplemente pone a estos pequeños países en el lugar que les corresponde por población, traducible directamente a fichas federativas y ligas nacionales.
Estos países balcánicos tuvieron su oportunidad con excelentes generaciones de futbolistas (ahí queda la Croacia de Modric) pero la realidad es que salvo los primeros mundiales que ganó Uruguay, los grandes trofeos corresponden a países grandes. De los últimos ganadores del campeonato del mundo de selecciones, el más pequeño es Argentina, que tiene más de cuarenta millones de habitantes. En Europa, el menos poblado con un título ha sido Portugal, que multiplica por dos, tres o por cinco las poblaciones de Serbia, Croacia y Eslovenia respectivamente. Yugoslavia sería hoy un competidor temible a nivel internacional pero todos esos paisillos por separado no tienen otro camino que la irrelevancia.
Y en medio de tanto fútbol gris y tanta impotencia, la alegría del día la dio Austria, que salió decidida a ganarle a Holanda para ser primera de grupo y nos brindó un partido entretenido, sin pérdidas descaradas de tiempo, sin marrullerías ni juego violento. Ambas selecciones querían jugar y hacer goles. Da mucho gusto ver partidos así, especialmente como espectador neutral. Igual para la próxima Eurocopa la UEFA tendría que repensarse los criterios de clasificación para que después de los puntos fuesen los goles a favor (no la diferencia de goles) los que decidiesen quienes pasan de fase para incentivar el espectáculo.
Luego viene mucha gente y critica Ancelotti diciendo que no tiene ni idea de fútbol y que solo es un alineador pero resulta que sus equipos juegan al ataque y si te tienen que meter siete no hay compasión y siempre van a ganar con el mejor resultado posible.
Deschamps podrá presumir de haber ganado un mundial pero casi tiene más mérito lo de Ancelotti por haber conseguido ganar tantos títulos con tantos equipos distintos.
Mea culpa: yo soy de lo que critica a Ancelotti por no tener ni idea de fútbol y alinear a los jugadores por su jerarquía en el vestuario.
Lo que pasa es que estos dos son muchísimo peores porque alinean a jugadores por razones desconocidas y que acaban restando al equipo.
Por lo demás, también he dicho que para el año que viene, con la lucha de egos que podría estallar (imagínate a un Mourinho en el vestuario blanco la próxima temporada) Ancelotti es el mejor entrenador posible porque es un excelente gestor de la plantilla.