Anoche me costó dormirme por el subidón de adrenalina de la semifinal del Eurocopa contra Francia. Meterse en las finales eliminando a los gabachos es una satisfacción enorme que nos ha dado esta selección que tan brillantemente dirige Luis de la Fuente.
Sin embargo, analizando el partido con un poco más de detenimiento yo creo que hicimos bien en calificar el partido contra Alemania como una final anticipada porque el partido de cuartos de final fue infinitamente más sufrido que el partido de anoche contra la selección del tristísimo Deschamps.
Sí nos acordamos ahora de cómo fue el partido de cuartos de final contra Alemania, tenemos que recordar que los últimos minutos del partido, antes de la prórroga, fueron un asedio absoluto de la selección alemana que hizo honor a su tradición y arrasó con todo lo que encontraba a su paso como una auténtica panzerdivision. Una vez que temieron verse eliminados los jugadores alemanes se pusieron a correr como desesperados practicando el juegos sencillo pero eficaz que les ha dado las cuatro estrellas que lucen encima de su escudo: todo consiste en quitarle el balón al rival y salir corriendo hacia la portería contraria para centrar un balón que uno de los delanteros-tanque alemanes, en este caso Füllkrug, se encargará de rematar o de tocar para generar una segunda jugada que, cómo ocurrió en el minuto 89, se acaba convirtiendo en gol. Así ha jugado la selección alemana toda la vida. Contra eso ni la selección española ni nadie puede hacer nada y en el partido del pasado viernes, sufrimos lo más grande para ganar.
La Francia de ayer demostró estar muy por debajo de la selección alemana, si no en la calidad individual de sus jugadores, sí en su actitud como equipo porque mientras los alemanes perseguían con ahínco la victoria, los franceses estuvieron los 90 minutos intentando evitar la derrota. En realidad Francia sólo estuvo en una posición ganadora durante los diez minutos siguientes al gol francés del minuto 8 porque la selección española se tambaleó después de encajarlo pero una vez repuestos consiguió remontar el resultado en los minutos 21 y 25 y a partir de ahí todos pudimos ver por qué Francia ha llegado a semifinales sin marcar un solo gol de jugada.
La selección francesa es incapaz de montar un ataque posicional en condiciones y, muy al contrario, se replegaba perfectamente y a toda velocidad cuando los españoles tenían el balón incluso en los minutos finales del partido. Su orden defensivo es impecable y por eso han encajado tan pocos goles en el campeonato pero, como bien dijo Rabiot, para llegar a la final hay que hacer algo más. Sería tristísimo que un equipo como el francés ganase la Eurocopa con esa exhibición de juegos rácano y el fútbol sale ganando con la victoria de la selección española.
De los jugadores franceses apenas se puede decir nada positivo y ayer su estrella Mbappé estuvo desaparecido (bueno, más bien irrelevante, sin justificar su status de estrella mundial, como en todo el campeonato) y apenas hizo un par de jugaditas que puede hacer cualquier delantero de la Primera División española. Jugando como extremo izquierdo pudo intentar algunas carreras y enfrentarse a Navas coma su defensor español, pero en cuanto Deschamps lo movió a la posición de delantero centro desapareció del mapa y de él nunca más se supo. Por cierto, Barcola que entró en su lugar en la banda izquierda fue el único francés que demostró ser capaz de intentar algo, no de conseguirlo, sólo de intentarlo pero viendo el patético nivel del equipo francés con exfutbolistas como Griezman o Giroud, fue el tuerto en el país de los ciegos.
En cuanto a los jugadores españoles, siempre brillan más los que marcan los goles y hay que reconocer que tanto Yamal como Olmo marcaron dos goles espectaculares que pueden ser perfectamente candidatos a mejor gol de la Eurocopa 2024. Sin embargo el triunfo de la selección española no se basó en las individualidades sino en una idea muy clara de juego; de hecho las sustituciones, unas forzadas por las lesiones y otras por el cansancio, apenas modifican el esquema del equipo.
La defensa española ayer estuvo impecable y solo cometió un pequeño despiste en el minuto 8 que aprovechó perfectamente Kolo Muani para rematar mandar a la red un centro perfecto de Mbappé. Tal vez la ausencia de Carvajal si que se notó un poquito pero la zaga española ayer hizo un partido impecable y consiguió que los franceses solo hiciera nueve tiros a puerta, de los cuales tres fueron entre los tres palos.
Del centro del campo español, poco se puede añadir a todo lo bueno que ya se ha dicho de Rodri, Fabián, Merino y Dani olmo. Funcionan como un reloj y lo mismo sirve para controlar el juegos en el campo contrario y torear a la selección francesa que para bajar al balcón del área y destruir cualquier intento de juegos organizado hacia la portería de Unai Simón.
Me he visto treinta veces el gol de Dani Olmo para disfrutar de cómo rompe a Tchouameni en dos toques vertiginosos dentro del área y cómo suelta un latigazo brutal (que iba fuera pero Koundé convirtió en gol).
Los delanteros españoles ayer volvieron a brillar aunque el que hoy se lleva las fotos de la prensa es el jovencísimo Lamine Yamal por el fabuloso disparo que colocó en la escuadra derecha de la portería francesa en un gol que vale la pena ver una y otra vez por la plasticidad de toda la jugada. La colocación de Yamal, el disparo con una rosca perfecta y la enormísima estirada de Maignan que pudo sentir el aire del balón en la punta de sus dedos y que lo hubiese parado si no hubiese ido tan endemoniadamente ajustado al palo. Nico Williams no consiguió marcar ayer pero fue una amenza constante para ala defensa francesa y Morata corrió y presionó como siempre aunque no estuvo en ninguna jugada de gol y en las celebraciones se llevó una durísima «entrada» de un miembro del personal de seguridad que se resbaló mientras corría para sujetar a un espontáneo y entró al vestuario cojeando.
Finalmente, hay que reconocer el mérito de Luis De la Fuente por haber montado este equipo lleno de juventud y fuerza y haberse mantenido fiel a sus principios hasta la final.
Para el próximo domingo estoy convencido de que ganaremos la final porque el grupo de jugadores seleccionados tiene una determinación absoluta para vencer, algo que sólo Alemania había exhibido en el torneo pero ya demostramos que somos mejores que ellos. Sea Holanda o Inglaterra, apuesto a que el nivel de dificultad del partido será menor del que opusieron los alemanes (todos sabíamos que aquello era una final anticipada) y, por supuesto, que lo poco que demostraron ayer los franceses. Aunque el fútbol no siempre responde a la lógica, viendo el juego que han propuesto los de Southgate o Koeman, lo normal sería que España se adjudicase el torneo y se convirtiese en la selección con más eurocopas de la historia.
Por cierto, si se pudiera elegir, a mí me gustaría ganar la final contra Inglaterra porque, además de ganar los siete partidos, significaría que nos adjudicamos el torneo tras imponernos a Italia, Alemania, Francia e Inglaterra, todas las grandes potencias del fútbol continental una por una, sería la victoria definitiva.
Luego, cuando toque, ya hablaremos de los mundiales.