Ahora que ya sabemos que el partido de ayer del Real Madrid contra Las Palmas en Gran Canaria terminó con empate a uno, es muy fácil decir que se veía venir y que todo esto era previsible porque Ancelotti no sabe gestionar a su plantilla por que se le acumulan los jugadores en la banda izquierda y no sé cuántas cosas que se han dicho esta mañana en las barras de los bares de media España.
La realidad es que el partido de ayer hay que verlo como lo que es: el Real Madrid acabó empatando después de un mal partido por que se supone que con su inmenso presupuesto y una plantilla llena de estrellas debería arrasar en todos los campos de la Liga. Los que llevamos muchos años viendo fútbol ya sabemos que eso no es así, y nunca es así, y en realidad los entrenadores de los grandes equipos siguen teniendo que lidiar jornada a jornada con su plantilla para mantener la motivación en los campos pequeños.
Los jugadores del Real Madrid se pensaban que ayer iban a ganar el partido andando y que podían empezar tranquilamente a jugar un partido que al final caería de su lado. Los jugadores del Las Palmas tenían otros planes y habían preparado una estrategia para hacer colapsar el juegos madridista. Es verdad que tuvieron un poco de suerte marcando a los cinco minutos y colocando al Madrid a la contra pero lo que vino a continuación fue un ejercicio de profesionalidad y saber hacer al que Ancelotti los suyos tienen que acostumbrarse: van a encontrar muchos partidos como estos a lo largo de la Liga.
Para resolver estos partidos, de entrada del Real Madrid necesitaría tener una plantilla bastante más amplia que los 18 o 19 jugadores que tiene, todos ellos muy buenos pero insuficientes para afrontar los casi 70 partidos que esperan al equipo blanco de aquí a junio. En cuanto un jugador está un poco fuera de forma o está lesionado, el club no tiene con qué cubrir los huecos y Ancelotti se ve obligado a hacer filigranas con la plantilla que en mi opinión deberían ser resueltas subiendo a jugadores de la cantera para irlos incorporando a la dinámica del primer equipo, Esos futbolistas del Castilla sí que se partirían el pecho en las oportunidades que tuvieran para demostrar que pueden jugar con el Real Madrid.
En cambio a las grandes estrellas les cuesta trabajo disputar con la misma intensidad un partido contra el Manchester City que contra el Las Palmas y ayer Vinícius y Mbappé hicieron una exhibición de indolencia que al primero le acabó costando la sustitución y con el segundo Ancelotti todavía no se atrevió a sentarlo en el banquillo, pero si sigue en este plan no me cabe la menor duda de que va a acabar viendo muchos partidos a ras de césped.
El problema para Ancelotti es que tiene que gestionar esa enorme y carísima plantilla y él está acostumbrado a dejar que sea la jerarquía de los jugadores en el vestuario la que decida quién juega y cómo se juega. Sin embargo el vestuario madridista ha llegado a tal nivel que todos los jugadores son estrellas absolutas y esa jerarquía ya sólo existe la cabeza del entrenador que va tomando decisiones a trancas y barrancas pero sin la valentía necesaria para cambiar el rumbo del equipo.
Ancelotti tendría que darle un banquillazo a estas estrellas madridistas que están tan subidas y que necesitan una cura de humildad. Para hacerlo Ancelotti necesitaría mejorar su vocabulario en español para no utilizar las palabras rotaciones o descansos que tan mal suenan cuando se aplican a las figuras del fútbol. Tal vez, en vez de un preparador físico, lo que Ancelotti necesita es un preparador lingüístico que le dé el vocabulario adecuado para convencer a los jugadores de que están mejor sentados en el banquillo que en el campo mientras da oportunidades a otros jugadores que sí están dispuestos a partirse el pecho en cada partido.
O al menos eso es lo que a mí me gustaría, que va a ser que no pero por pedir que no quede.