El incendio de Villanueva de Viver (Castellón) ya lleva consumidas 4.000 hectáreas de bosque y matorrales. Sería un incendio normal en julio pero un desastre de esa magnitud en marzo tiene que poner en alerta a todo el mundo sobre el desastre que se avecina para este verano.
Llevamos cinco años consecutivos en los que las precipitaciones anuales en la mayor parte de España son inferiores a las del año anterior, o sea, que cada vez llueve menos y hemos llegado a un punto en el que la vegetación ya está seca en primavera, cuando lo normal sería que se secase ya empezado el verano astronómico, a finales de junio y en julio.
Es difícil a estas alturas mantener la esperanza de que en abril o mayo se encadenen varias borrascas que traigan lluvias generosas y nos salven de este desastre anunciado.
Hay que prepararse para un laaaaaaargo verano con calor sofocante, incendios descontrolados y restricciones al suministro de agua.
Y el año que viene será peor.