El PSOE se hace una anticampaña electoral con todos los escándalos que afloran un día sí y al otro también
El PSOE es un escándalo permanente. No pasa una semana sin que salga un nuevo caso de corrupción o aparezcan los resultados absolutamente desastrosos de una medida que el gobierno proponía como la panacea de todos los males.
La Ley del solo sí es sí ha liberado a más de cien violadores condenados y ha beneficiado a más de mil delincuentes sexuales reduciéndoles las condenas pero el PSOE parece haber esquivado esa bala echándole la culpa a las súperfeministas ministras de Podemos, a las que ha enmendado su ley con apoyo de otros partidos.
La Ley de vivienda, con sus medidas de presión contra el arrendador y la defensa de los okupas, ha propiciado que salgan del mercado de alquiler muchas viviendas pero sus efectos no afectarán a estas elecciones y posiblemente tampoco a las de diciembre porque sus efectos tardarán en aparecer conforme vayan venciendo los alquileres de tres o cinco años vigentes a día de hoy.
Y cuando todo el mundo parecía haberse olvidado de los escándalos de Delcy Rodríguez o del tito Berni aparecieron los etarras de Bildu incluyendo a terroristas condenados en firme en sus listas electorales. Esto, además de ser un caso claro de disolución del partido según la vigente ley electoral, supuso un duro golpe para el partido al que mantiene en el gobierno, el PSOE, que hasta ahora se había vanagloriado de que ellos habían acabado con el terrorismo y habían conseguido que solo los vascos más pacíficos participasen en la vida pública.
Cuando todavía se estaba debatiendo si aquello era motivo de ilegalización del partido vasco, saltó a la luz el escándalo de la compra de votos en Melilla orquestada por el partido pro marroquí que pretende ser socio del PSOE en el municipio africano. Pero no solo apareció el PSOE implicado en la compra de votos en en Melilla sino que los números dos y siete de su candidatura para la alcaldía de Mojácar han sido detenidos por la Guardia Civil por estar implicado en esta en una operación similar, ofreciendo puestos de trabajo y otros chanchullos a quienes les entregasen sus sobres de voto por correo, además de los doscientos euros de rigor, claro.
Y cuando ya todo parecía que no podía ir peor salen a la luz noticias como el empadronamiento masivo en casas de concejales socialistas de Níjar o la imputación por secuestro al número dos del PSOE andaluz, Noel López, y de la alcaldesa socialista de Maracena, Berta Linares. Ambos aparecen implicados en un extraño suceso en el que el marido de la alcaldesa transportó en el maletero de su coche y encerró en una nave industrial a una concejal socialista, Vanesa Romero, que estaba en condiciones de disputar el liderazgo del PSOE local a Linares y al parecer poseía información sobre corrupción urbanística de todo tipo. Nada extraño donde gobierna el PSOE, por cierto: no hay artículo del Código Penal que no estén tocando; falta por ver si tienen también alguna disputa de lindes para traspasar lo criminal y tocar también el Código Civil.
Con todos estos antecedentes, empieza a extenderse un runrún que pone en duda la limpieza del proceso electoral ya que las empresas implicadas en el proceso (Indra en el recuento y Correos en el voto por correo) están controladas por el Gobierno.
¿Y de quién depende Correos?
¿Y de quién depende Indra?
Pues eso.
Aquí Isabel Peñalver, la candidata del PSOE para alcaldesa de Albudeite (Murcia) recién detenida por la trama de compra de votos, y días antes se hace una foto para Facebook con una camiseta que dice “no a la compra de votos”
¿Se puede ser más sinvergüenzas? pic.twitter.com/Ux5MGO9nct— Mar Díaz (@MarDGamero) May 25, 2023