Aunque hace unos días un señor desconocido llamado José Miñones, que por lo visto es Ministro de Sanidad, anunció que se iba a poner fin al uso obligatorio de mascarillas en farmacias y centros sanitarios, la última restricción que quedaba en España de la pandemia COVID-19, parece que seguimos con las mascarillas.
Se esperaba que en el Consejo de Ministros de hoy, martes 27 de junio, se tomara el acuerdo para acabar con las mascarillas y que mañana apareciese la norma legal publicada en el Boletín Oficial del Estado como corresponde. Al final hemos sabido que las mascarillas van a seguir algún tiempo más porque les ha sido imposible tomar la medida por unos supuestos motivos administrativos. Todo suena a una chapuza más.
Hay que tener en cuenta que la medida se había tomado tras escuchar al comité técnico de expertos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias que dirige Fernando Simón, lo cual ya es garantía de que vamos a tener mascarillas para uno o dos días más como mucho. Cada vez que el Gobierno justifica cualquiera de sus decisiones con el soporte de un comité de expertos los españoles solo podemos echarnos a temblar; si Fernando Simón es el jefe de los expertos cómo será la cuadrilla.
Hace ya más de cuatro meses el 8 de febrero por fin se acabó la obligatoriedad de uso de la mascarilla en el transporte público, que en España duró más que en cualquier país de Europa ya que estuvo en vigor casi un año después de que dejase de ser obligatorio su uso en espacios cerrados de todo tipo, medida que se tomó el veinte de abril de dos mil veintidós.
Ahora ya solo queda que de una vez el torpe de turno haga el informe que tenga que hacer o presente los papeles que tenga que presentar para que por fin deje de ser obligatorio el uso de mascarillas en las farmacias y en los centros sanitarios.
En cualquier caso este símbolo, la mascarilla, no va a significar la desaparición de la pandemia de nuestras vidas porque por un lado están los médicos, más o menos alarmistas, que advierten de los efectos a largo plazo de los contagios del coronavirus y por otro lado están los que no dejan de recordarnos los abusos que los gobiernos cometieron utilizando la pandemia como excusa. Tampoco faltan quienes siguen criticando y lo seguirán haciendo por mucho tiempo el comportamiento de la industria farmacéutica en estos tres años.
En las teorías conspiranoicas que empiezan diciendo que todo esto era una maniobra de las élites mundiales para someternos o del neocomunismo chino para atacar a Occidente y que suelen terminar con la influencia de los reptilianos en la política mundial, no vale la pena ni entrar a discutirlas pero igual podrían servir para hacer un artículo con la cantidad de disparates que los conspiranoicos han llegado a soltar a costa del virus.
De todos modos, para la gente corriente coma en cuanto se retire la mascarilla la pandemia habrá quedado definitivamente atrás y ya solo será un recuerdo para la mayoría de la población. Dentro de quince o veinte años se le podrá contar a los jóvenes que hace mucho tiempo hubo una pandemia que nos metió el miedo en el cuerpo y nos encerró a todos en nuestras casas: para entonces ya podremos decir aquello de «yo pasé la pandemia».
Eso, claro, si no viene una pandemia que en vez de un virus respiratorio nos traiga un virus intestinal y que tengamos todos que tirarnos tres años andando con pañales por la calle, que es así que iba a ser sonada.
