Ya empiezan a aparecer las primeras consecuencias de la negativa de la candidata del Partido Popular, María Guardiola, pactar con Vox sobre la presidencia de la Junta de Extremadura.
Esta negativa del Partido Popular a cualquier acuerdo en Extremadura con Vox (alegando motivos que firmaría cualquier militante de Podemos) dio lugar a que el cargo de presidente de la Asamblea de Extremadura recayese en una diputada socialista que, en vez de agradecerle el favor que le hicieron al colocarla en tal cargo, les ha hecho la jugarreta de convocar con toda la urgencia posible el pleno de investidura para los próximos cinco y seis de julio con el líder del PSOE y actual presidente autonómico en funciones, Guillermo Fernández vara, como candidato.
En estos últimos días, a partir de la dimisión de su asesor por la aparición de unos audios en los que declaraba a su odio de por vida a Vox y las presiones recibidas desde Madrid, incluido un duro mensaje de Ayuso, María Guardiola la presidenta del PP extremeño, ha abierto las puertas a la negociación con Vox aunque parece que su intención es un acuerdo programático pero sin conceder ningún cargo de relevancia ni por supuesto una consejería a los candidatos de Vox, lo que choca frontalmente con lo manifestado una y cien veces por los líderes de el partido verde, que ahora exigen cargos en los gobiernos que apoyen en vez de dar su voto sin ninguna contrapartida cómo habían hecho hasta ahora en pasadas elecciones
En cualquier caso, la estratagema de la presidenta socialista de las Cortes extremeñas tampoco implica nada definitivo puesto que con toda seguridad el candidato socialista, Fernández Vara, tratará de proponerse como candidato a la presidencia de la Junta de Extremadura y será rechazado por los votos del Partido Popular y de Vox que sumados tienen mayoría absoluta en la Cámara extremeña. En ese momento se abriría un plazo de cuarenta y ocho horas para celebrar una nueva votación que sin ningún género de duda tendría idéntico de resultado y desde entonces se abre un nuevo plazo de dos meses para que se presente un nuevo candidato y se celebre un pleno de investidura al que Vox y Partido Popular deberán llegar con un acuerdo salvo que prefieran celebrar unas nuevas elecciones regionales.
El problema viene de la tozudez de María Guardiola, que se niega sistemáticamente a ceder ninguna Consejería de la Junta extremeña a Vox bajo ningún concepto, al menos hasta ahora, aunque es consciente de que sus propios votos, los del partido popular, no son suficientes para darle el gobierno de la Comunidad Autónoma y necesita forzosamente los votos de Vox.
Es de suponer que conforme pasen las semanas acabarán llegando a un acuerdo ya que desde la dirección nacional del partido y desde docenas o cientos de Ayuntamientos y comunidades autónomas en los que Vox y Partido Popular si han llegado a acuerdos de gobierno, no se ve con buenos ojos el circo montado por la candidata popular extremeña.
Este acuerdo extremeño seguramente también estará influido por la previsión electoral que no da la mayoría absoluta al Partido Popular en las próximas elecciones generales y hace necesario el apoyo de Vox para alcanzar la mayoría parlamentaria que garantice al Partido Popular la presidencia del Gobierno de España.
Es decir, que después de tanto teatro, la candidata popular de Extremadura María Guardiola va a tener que acabar tragándose sus propias palabras y dando entrada a Vox en el Gobierno de la Junta de Extremadura.
Tanto rollo pa’ luego ná.