La escena en la que Pedro Sánchez entraba al Palacio de La Moncloa entre los aplausos de sus ministros se debía a que el presidente del Gobierno de España había conseguido qué la Comisión Europea considerase a nuestro país como uno de los más perjudicados por la pandemia y nos adjudicase 140.000 millones de euros del fondo de rescate de europeo, de los cuales 70.000 serían en préstamos y otros 70.000 serían a fondo perdido.
Pedro Sánchez le hizo la jugada de la cabra a la Comisión Europea: los funcionarios europeos pensaban que estaban tratando con un político serio en vez de con un trilero y creyeron que cuando el Presidente del Gobierno de España decía que se comprometía a trabajar en la reforma de la administración quería decir que iba a reformar la administración aunque no sabían que cuando Pedro Sánchez dice algo así significa que hará algunas cosas pero que no se compromete a ningún resultado concreto y que llegado el momento de tomar las decisiones más duras podría cambiar de opinión.
Habrá quienes piensen qué Pedro Sánchez aceptó esos compromisos tan serios con la Comisión Europea porque sabía que en la siguiente legislatura iba a salir derrotado y que sería el gobierno del Partido Popular el que tendría que tomar las medidas impopulares de manera que a los socialistas les hubiese tocado ponerse la medalla del gasto y después acusar a los populares de los consecuentes recortes. Habrá quien piense que el presidente del Partido Socialista aceptó esos acuerdos con la Comisión Europea porque tenía alguna clase de plan para cumplirlos y creía que la gestión que estaba llevando a cabo le permitiría completar los compromisos.
En realidad, Pedro Sánchez contrajo esos compromisos con la Comisión Europea porque sabía que desde Bruselas iban a llegar unos cuántos miles de millones que le iban a permitir seguir despilfarrando y que así ganaba tiempo en el Gobierno pero ni pensaba cumplirlos ni le preocupaba lo más mínimo qué podría pasar si no se cumplían, eso ya se vería más adelante y se buscaría al siguiente pardillo al que engañar. Suena retorcido pero es que realmente lo visto en estos años demuestra que esa es su manera de pensar habitual.
Vayamos caso por caso:
En primer lugar se supone que los fondos entregados por la Comisión Europea debían de ir a proyectos específicos y reformas que implicasen crecimiento económico en sectores innovadores. La realidad es que desde la Comisión Europea ya han tenido que llamar varias veces la atención al Gobierno español porque nadie sabe dónde está el dinero que se entregó ni hay manera de controlar quién se está llenando los bolsillos con los fondos europeos.
Otro punto en el que puso mucho empeño la Comisión Europea es en el control de la deuda pública pero el Gobierno de Pedro Sánchez ha conseguido llevar la deuda española hasta niveles históricos que solo se salvan por que el brutal déficit público de las administraciones españolas está generando una inflación descomunal que hace que aparentemente la deuda española se reduzca aunque en realidad lo único que se reduce es su porcentaje nominal sobre el producto interior bruto. Si cambian las políticas del Banco Central Europeo y restringe la barra libre de financiación para los estados, volveremos a oír la famosa palabra prima de riesgo y los desequilibrios presupuestarios se agravarán todavía más.
En tercer lugar la Comisión Europea insistió en que los ingresos fiscales en España están por debajo de la media de la Unión Europea y para eso se ofreció desde el Gobierno español la posibilidad de incrementar esos ingresos con medidas más o menos ortodoxas centradas en actividades especialmente contaminantes, de dónde viene el famoso caso de los peajes en las autopistas que todo e mundo sabe que no se van a imponer por que Pedro Sánchez encontrará la excusa adecuada en el momento oportuno para no cumplir con su palabra y si no la encontrase simplemente cambiaría de opinión.
Otro punto en el que el Ejecutivo comunitario puso mucho énfasis fue en el que en que la economía española debía de aumentar su productividad pero en cambio el gobierno socialista ha optado simplemente por maquillar los datos de desempleo y contabilizar a más de un millón y medio de trabajadores temporales como fijos discontinuos de modo que la productividad de los trabajadores españoles entre los que ahora se cuentan esos fijos discontinuos que en realidad son parados se está hundiendo hasta límites que no se recordaban.
Y qué decir de los compromisos de Pedro Sánchez sobre la vivienda. Se comprometió a crear más vivienda nueva para, aumentando la oferta reducir el precio y hacerla más asequible especialmente para las familias jóvenes. Muy al contrario ha iniciado una política de persecución contra los arrendadores de vivienda a los que considera despiadados capitalistas depredadores y ha conseguido reducir el tamaño del mercado de alquiler y aumentar el número de viviendas ilegalmente okupadas. Un éxito en toda regla.
Finalmente recordar que también se había comprometido a reformar la administración para hacerla más productiva, especialmente a los juzgados y tribunales españoles, Y en realidad lo único que está haciendo es subirle el sueldo a los funcionarios y prometerles más días de teletrabajo, que como todo el mundo sabe son días en los que los funcionarios tampoco trabajan pero ya no tienen ni obligación de acudir a su puesto.
En la Comisión Europea parece que ya se han dado cuenta de que han sido engañados y ahora no saben cómo meterle mano al asunto por que además el resultado electoral del último 23 de julio hace casi imposible que se aplique ninguna de las medidas prometidas. A partir de ahora en la Comisión Europea me imagino que tomarán nota y ya sabrán en quién se puede confiar y en quién no.
Lo peor de todo es que desde Europa ahora piensan que todos los españoles somos así y eso toca mucho la moral.