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domingo, 22 diciembre 2024

El aceite seguirá subiendo

EspañaEl aceite seguirá subiendo

Sólo el socialismo es capaz de dejar Cuba sin azúcar, Venezuela sin petróleo, Argentina sin carne y España sin aceite.

La subida vertiginosa en el precio del aceite de oliva, que ya alcanza los 10 euros por litro en el mercado, es un asunto de creciente preocupación que se ha acentuado en los últimos meses. Detrás de esta escalada de costos, que afecta directamente a los bolsillos de los consumidores, se encuentra una serie de fallos en la gestión gubernamental liderada por Pedro Sánchez. La subida no es simplemente un resultado de las condiciones climáticas adversas, sino que es también una consecuencia de decisiones y políticas implementadas que han exacerbado los problemas.

La actual campaña de aceite de oliva se ha visto fuertemente afectada por la sequía, que ha persistido durante dos años consecutivos. Las perspectivas sombrías indican que la producción estará limitada a unas 770,000 toneladas, apenas la mitad de una cosecha normal en términos de precipitaciones. Esta cifra se suma a una recolección desastrosa en el 2022, donde apenas se lograron recolectar 652,000 toneladas.

El presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato, ha señalado que los costos inevitables para la producción han aumentado considerablemente. El alza en los precios de la energía, el agua y el diésel, sumado al encarecimiento de la maquinaria, han presionado la rentabilidad de la industria. Además, el impacto del aumento abrupto en el salario mínimo, un 42% en los últimos años, ha tenido un efecto devastador en la economía de las empresas. Barato enfatiza que si bien mejorar las condiciones salariales es importante, la rapidez con la que han aumentado los salarios ha obligado a elevar los precios de venta al público del aceite y otros alimentos para mantener un margen de ganancia razonable.

Las regiones más afectadas por la situación climática adversa han sido las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir. A pesar de este panorama desalentador, el gobierno de Pedro Sánchez no ha implementado estrategias efectivas para mitigar el impacto en la producción de alimentos esenciales como el aceite de oliva pero sí ha seguido con su política de destrucción de presas y embalses que agravan los efectos de la sequía pero hacen felices a los ecologistas de Malasaña.

Esta negligencia gubernamental ha tenido consecuencias directas en la economía y en el mercado. La venta de aceite de oliva ha experimentado una disminución del 14% en los primeros ocho meses de la temporada 2022/2023 en comparación con el año anterior. Las estadísticas de la Asociación Nacional de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac) indican que se pusieron a la venta 30 millones de litros menos durante este período.

La falta de lluvias y el aumento implacable de las temperaturas en gran parte del país no solo afectan la producción de aceite de oliva, sino que también generan una presión al alza en los precios de los alimentos. Esta combinación de factores, sumada a la crisis en Ucrania que ha impactado en la exportación de cereales, podría llevar la inflación general a niveles preocupantes, alcanzando hasta el 4.5% a finales de año y la específica de los productos alimentarios, la cesta de la de la compra, por encima del 10%.

La falta de planificación gubernamental también se refleja en la escasez de previsiones para la producción de alimentos en general. La recolección temprana y las pérdidas significativas en las cosechas debido al clima extremo resultarán en una disminución de la oferta y, por lo tanto, en un aumento en los precios de una variedad de productos. Los agricultores y ganaderos, enfrentando costos en aumento, se ven obligados a negociar precios más altos para mantener sus operaciones viables.

En este panorama, el aceite de oliva se ha convertido en un bien escaso. La menor producción por la sequía y las bajas expectativas para el futuro han impulsado un aumento continuo en los precios, llegando incluso a los nueve euros por litro en el caso del virgen extra. Esto afecta negativamente a los consumidores y a la industria alimentaria en general. La actual situación de precios perjudica a todos y destaca la incongruencia de un país exportador de aceite de oliva que lleva años de venta a precios extremadamente bajos, exacerbando la crisis actual.

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