En el complejo escenario político español, marcado por alianzas y tensiones entre diversos partidos para ver quién saca más tajada en cada movimiento, el partido Podemos ha visto cómo su influencia y poder se han ido erosionando con el tiempo. El actual enfrentamiento entre Podemos y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es un ejemplo palpable de esta decadencia política. A medida que Pedro Sánchez se prepara para su eventual investidura, el papel de Podemos se ha vuelto cada vez más incierto, con su capacidad para obtener cargos públicos de alto nivel en el nuevo gobierno en juego.
Pedro Sánchez ha alardeado de contar con 171 apoyos seguros para su investidura, lo que le otorgaría una base sólida para formar un gobierno estable. Sin embargo, cinco de estos apoyos provienen de Podemos, que forma parte del grupo parlamentario de Sumar, y estos apoyos no están garantizados. La amenaza de Podemos de no investir a Sánchez a menos que se cumplan sus demandas de obtener un ministerio ha desencadenado una tensión política palpable en el escenario español.
El deseo de Podemos de obtener un ministerio en el nuevo gobierno es una fuente de conflicto importante. Específicamente, Podemos busca negociar directamente con el PSOE, nada que hablar con Sumar, coalición de la que forma parte formalmente, para asegurarse de que sus demandas sean atendidas, alejándose así de la invisibilización que alegan sufrir a manos de la vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz. Este intento de Podemos por ganar autonomía y reconocimiento en el gobierno ha dañado aún más su relación con los dirigentes socialistas.
La fractura en el antiguo espacio de Unidas Podemos es evidente, especialmente en casos como el de la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien ha estado en conflicto abierto con Yolanda Díaz. La falta de comunicación entre estas líderes, por decirlo suavemente porque en realidad se odian a muerte, ha exacerbado la división dentro del partido y ha debilitado aún más la posición de Podemos en las negociaciones gubernamentales.
Uno de los puntos de discordia más destacados en las negociaciones es el papel de Irene Montero. Podemos busca que ella continúe al frente del Ministerio de Igualdad para seguir colocando a toda su chupipandi y al ejército de charos sin oficio ni beneficio fuera de la política, pero tanto Sumar como el PSOE parecen reticentes a esta idea. La gestión pasada de Montero y Ángela Rodríguez Pam en dicho ministerio ha sido objeto de críticas, especialmente en relación con la polémica ley del «solo sí es sí,» que ha resultado en la reducción de condenas y la excarcelación de agresores sexuales. Esto ha llevado al PSOE a decidir mantener el control sobre el Ministerio de Igualdad en el próximo mandato.
Pedro Sánchez ha señalado públicamente un cambio de estrategia al elogiar a Carmen Calvo, a quien cesó previamente debido a sus desacuerdos con Irene Montero. Este gesto sugiere que el PSOE está dispuesto a alejarse de la línea política de Podemos y retener el control sobre ciertos ministerios clave pero está por ver hasta donde llega la determinación de Podemos y es previsible que al final Sánchez tendrá que bajarse otra vez los pantalones y dejar a Irene Montero en el ministerio (bajo la atenta supervisión y dirección de su marido, claro).
Esta no es la primera vez que Podemos ha expresado su deseo de actuar de manera más autónoma. Tras las elecciones recientes, donde la candidatura de Yolanda Díaz perdió apoyos, Podemos planteó la posibilidad de no formar parte del mismo grupo parlamentario. Sin embargo, las restricciones del reglamento del Congreso les impidieron seguir ese camino. Ahora, en las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez, Podemos busca una vez más marcar su perfil exigiendo que se respete su autonomía.
La decadencia de Podemos como fuerza política influyente en España es evidente en la actual lucha por obtener cargos públicos de alto nivel en el nuevo gobierno. La tensión entre Podemos y el PSOE, las divisiones internas y la falta de comunicación entre líderes destacados han debilitado su posición en las negociaciones gubernamentales. El futuro de Podemos en el gobierno español parece incierto y su capacidad para influir en la política del país está en juego mientras luchan por mantener su autonomía y sus demandas en el escenario político actual.