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miércoles, 30 octubre 2024

Aceitunas marroquíes con pesticidas

EspañaAceitunas marroquíes con pesticidas

La agricultura marroquí, una fuente clave de ingresos y empleo en el país norteafricano, se encuentra en medio de una crisis de descontrol y corrupción que amenaza no solo la salud de sus propios ciudadanos sino también la de los europeos que consumen productos agrícolas marroquíes. Recientemente, el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASFF) emitió una alerta en España sobre aceitunas procedentes de Marruecos que contenían niveles peligrosamente elevados de un pesticida no autorizado en la UE, el clorpirifos. Este incidente no es aislado, ya que se suma a una serie de eventos similares que han puesto de manifiesto los riesgos que representa la agricultura marroquí para la seguridad alimentaria.

La historia de las aceitunas contaminadas es solo la última revelación en una serie de incidentes que han sacado a la luz la falta de control y regulación en la industria agrícola de Marruecos. En julio de este año, se emitió otra alerta relacionada con sandías marroquíes contaminadas con metomilo, otro pesticida prohibido en la UE. Aunque la alerta se hizo pública en agosto, el producto había ingresado en España en julio, destacando la falta de eficacia en los controles fronterizos. Esta falta de controles adecuados no solo pone en riesgo a los consumidores europeos sino que muestra bien a las claras la injusticia a la que se ven sometidos los agricultores españoles que tienen que seguir unos protocolos tan rigurosos que hacen peligrar la rentabilidad de sus explotaciones mientras a los marroquíes se les deja introducir cualquier producto en Europa sin ninguna supervisión, traspasando los límites de la competencia desleal para entrar en el terreno de la guerra económica.

Las aceitunas en cuestión, etiquetadas como «aceitunas barbacoa», se encontraban contaminadas con clorpirifos en niveles alarmantes, 0,067 mg/kg-ppm en lugar del límite máximo de residuos (LMR) de 0,01 mg/kg establecido por la UE. Esta contaminación llevó a la UE a calificarlas como aceitunas de riesgo grave, lo que subraya la seriedad del problema. Es importante destacar que el clorpirifos no está autorizado en la UE debido a los graves riesgos que presenta para la salud humana y el medio ambiente.

El clorpirifos es un insecticida organofosforado que ataca el sistema nervioso de los insectos, causando su colapso. Su prohibición en la UE en 2020 se basó en investigaciones que confirmaron sus efectos genotóxicos y neurológicos en niños. La Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA) alertó sobre las preocupaciones relacionadas con la genotoxicidad y neurotoxicidad en un informe, lo que llevó a la decisión de prohibir su uso. Estados Unidos también prohibió el clorpirifos en 2015, y varios países europeos habían tomado medidas similares mucho antes de la prohibición de la UE.

La exposición al clorpirifos en seres humanos puede provocar una serie de efectos adversos, que van desde mareos y fatiga hasta convulsiones y desmayos en casos de exposición oral a niveles elevados. Estos peligrosos efectos para la salud hacen que la presencia de clorpirifos en productos agrícolas sea inaceptable y requiere una acción inmediata.

Este incidente de las aceitunas contaminadas revela un problema más amplio en la agricultura marroquí: la falta de regulación, supervisión y control efectivo. La pregunta que surge es cómo es posible que productos contaminados con pesticidas prohibidos lleguen a los mercados europeos. La respuesta se encuentra en la corrupción y el descontrol que caracterizan a la industria agrícola de Marruecos.

La corrupción es un problema sistémico en Marruecos y afecta a varios sectores, incluida la agricultura. La falta de transparencia y la existencia de redes de corrupción permiten que los productores agrícolas eviten las regulaciones y continúen utilizando pesticidas prohibidos para aumentar sus rendimientos y sus ganancias. Esto incluye no solo el uso de pesticidas prohibidos sino todo tipo de prácticas agrícolas poco seguras que ponen en peligro la salud pública. El resultado es una cadena de suministro agrícola contaminada que se extiende desde Marruecos hasta las mesas de los consumidores europeos.

El buenismo de los sucesivos gobiernos españoles para con Marruecos ha dado lugar a que nuestros productos agrícolas estén siendo reemplazados por los marroquíes pero no en base a ventajas de calidad o de seguridad sino en base a un trato discriminatorio hacia los agricultores españoles a los que se supervisa con lupa mientras que se hace la vista gorda con todas las trapacerías de los agricultores marroquíes. Ya es hora de que las autoridades españolas hagan valer el peso que nos quede En Bruselas para ir recortando la entrada de productos marroquíes a la Unión Europea en tanto haya productos españoles de mayor calidad y mayor seguridad, es decir, casi todos.

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