En el sainete de la formación del gobierno de Pedro Sánchez, Irene Montero, secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales en funciones, ha marcado el territorio y establecido sus condiciones para el apoyo de su partido a la formación de un nuevo gobierno de coalición entre el PSOE y Sumar y el resto de la morralla periférica.
En un acto en el Círculo de Bellas Artes ayer sábado, Irene Montero dejó en claro que la continuidad de Irene Montero como ministra de Igualdad es una pieza clave en la negociación. «Es imprescindible que Irene Montero siga al frente de Igualdad», afirmó con determinación. La salida de Irene Montero del Gobierno supondría para Podemos un golpe durísimo porque, por un lado, perdería toda la visibilidad que un cargo de esa importancia dada en medios de comunicación y por el otro lado perderían un número importante de cargos que repartir entre los cuadros del partido y también perderían el poder de distribuir los quinientos millones de euros de presupuesto que tiene el ministerio para todo tipo de chiringuitos vinculados con militantes y simpatizantes de su partido.
Sin embargo, la firmeza de Podemos no se detiene ahí. Irene Montero también emitió una advertencia clara a Yolanda Díaz y su partido Sumar. Haciendo referencia a los acuerdos previos, Montero declaró que «Acuerdos en esas condiciones no se pueden volver a repetir», dejando en claro que Podemos no está dispuesto a aceptar un pacto que no garantice su influencia y objetivos políticos. Esta postura refleja el descontento dentro de Podemos por el proceso de integración en Sumar y los resultados electorales que no cumplieron con las expectativas. Este aviso lo manda por qué si los 5 diputados de podemos no vota la investidura De Pedro Sánchez y hubiese que repetir las elecciones, podemos podría presentarse con su marca propia y podría restar alrededor de 1000000 de votos por la izquierda del PSOE lo que, por cómo está establecido el sistema electoral español, y daría muy pocos escaños a podemos pero restaría muchos al PSOE, alejándolo de cualquier posibilidad de reeditar su gobierno.
La incertidumbre en torno a quién ocupará las carteras de Igualdad o Derechos Sociales, actualmente bajo la dirección de Irene Montero e Ione Belarra, respectivamente, ha aumentado las tensiones. Las quinielas y rumores sobre estos nombramientos están en pleno auge, lo que agrega un nivel adicional de incertidumbre a la ya compleja situación política.
El acto en el Círculo de Bellas Artes contó con la presencia de representantes de otros partidos, incluido Gabriel Rufián de ERC, miembros de EH Bildu, Alianza Verde (Juantxo López de Uralde) e IU (Amanda Mayer y Carlos Sánchez Mato). La asistencia de estos líderes de partidos afines a la izquierda radical e independentistas refleja la importancia estratégica de Podemos en la coalición de gobierno y el apoyo que recibe de aliados políticos en medio de la creciente tensión con Yolanda Díaz y Sumar. Dentro del bloque de izquierda radical e independentista, es Podemos, no Sumar, quien mantiene sólidas relaciones con ERC y Bildu, dos actores clave para la reedición del Gobierno de coalición. La presencia de Rufián y miembros de EH Bildu en el acto no solo respalda a Podemos sino que también subraya la brecha cada vez más evidente entre Podemos y Sumar.
Ione Belarra, presente en el evento, reafirmó la insatisfacción de Podemos con el proceso de integración en Sumar. Criticó duramente el proceso al que denominó «no se puede llamar de unidad» y señaló que resultó en una «pérdida de votos y escaños» en comparación con elecciones anteriores. Esta crítica contundente sugiere que Podemos está dispuesto a defender su independencia y su voz dentro del gobierno, incluso si eso significa enfrentarse a Sumar aunque ellos saben perfectamente que en unas elecciones su papel sería principalmente el de restar ya que las matemáticas electorales no les da muchas posibilidades por más que tengan un espacio perfectamente identificado a la izquierda del PSOE que ya parece haber absorbido totalmente a Sumar. A estas alturas no creo que nadie piense que existe mucha diferencia entre votar al PSOE de Pedro Sánchez o al Sumar de Yolanda Díaz.
Belarra también reveló algunas de las demandas programáticas de Podemos que llevarán a la mesa de negociación. Entre estas demandas se destacan el aumento del salario mínimo hasta los 1,500 euros, la regulación de los precios de los alimentos, la abolición de la ley mordaza y la búsqueda de soluciones para la crisis de vivienda, así como la aprobación de una ley antirracista. Estas demandas programáticas serían objeto de largas negociaciones y podrían llevarse a cabo a largo plazo pero lo que para podemos es imprescindible es que les garanticen los sillones en el gobierno. Y si no, no hay voto en la investidura.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, quien también estuvo presente en el acto, subrayó la importancia del feminismo en la política española. Montero insistió en que «el feminismo es el motor de nuestra democracia» y que debe seguir presente en el Gobierno de coalición. Este énfasis en el feminismo como un valor fundamental de Podemos subraya la determinación del partido de proteger sus valores y principios en la coalición gubernamental aunque buena parte del feminismo oficial ya haya abandonado los postulados de Podemos, que se ha perdido en un marasmo de siglas y ha caído en el integrismo trans con los resultados disparatados que todos estamos viendo y que provocan un abierto rechazo en la inmensa mayoría de la sociedad.
Sorprendentemente, después de llevar casi un año insistiendo en que su ley era perfecta pero que los jueces la aplicaban mal porque eran todos unos fachas , Montero también admitió que la ley del «solo sí es sí», una ley que anteriormente defendió vigorosamente, tenía errores. Aunque evitó asumir la responsabilidad por estos errores y los atribuyó al PSOE y al Ministerio de Justicia del PSOE, este cambio en la retórica es significativo por que demuestra que está dispuesta a renunciar a cualquier cosa, incluida su propia ley estrella, con tal de garantizarse el sillón. Es el vivo reflejo de la desesperación en un político.
