Estoy sentado con una fuente de palomitas y una cerveza viendo el espectáculo de la desintegración de Podemos.
Por lo visto los dirigentes del partido morado dieron las correspondientes órdenes a todos los cuadros de la formación para que no celebrasen de ninguna manera el acuerdo entre Sumar y el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. La razón es que ellos consideran que, siendo parte esencial (como piensan ellos que son) de la plataforma Sumar, no se les ha tenido en cuenta para negociar absolutamente nada, incluso siendo Nacho Álvarez, uno de sus dirigentes, el negociador jefe por parte de Sumar.
Yo creo que en realidad esta rabieta viene porque, aunque puedan estar más o menos de acuerdo con los puntos del acuerdo para la investidura porque saben que cualquier cosa firmada con Pedro Sánchez vale menos que el papel higiénico que yo gasto, no se les ha permitido salir en la foto y apuntarse los tantos de las medidas más comunistas y todo el rollo ese defensa del pueblo y la clase obrera y todas esas mil quinientas que a la larga acaban siendo tan perjudiciales en todas las naciones donde se aplican.
Haya sido como haya sido y por cualesquiera razones, la realidad es que Podemos es una estructura cada vez más débil y en la que nada funciona correctamente. Ahora mismo tienen cinco comunidades autónomas en las que el partido lo lleva una gestora por existir una absoluta crisis interna y algunas delegaciones territoriales simplemente se limitan a ir por libre y pasan olímpicamente de las instrucciones recibidas desde Madrid. Por supuesto los vascos y catalanes están en primera línea de la desorganización interna y Ada Colau va a su bola moviéndose entre bambalinas e intentando conseguirse un carguillo de más empaque que el de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona que ahora, después de haber sido alcaldesa, le parece muy poquita cosa.
Desde Sumar ven con preocupación que en todo este proceso de negociación del pacto de investidura se les está dejando de lado y no se tienen en absoluto en cuenta sus cinco diputados y eso está alejando la posibilidad de que consigan un ministerio. Para ellos un cargo en el Gobierno es esencial porque permitiría colocar a toda la tribu en carguillos con un buen sueldo y coche oficial y contratar a un número importante de asesores que, a fin de cuentas, son los que mantienen el partido.
A mí lo que realmente me gustaría es que, sea Podemos, sea Puigdemont o sea quien sea, alguien saliera revoltoso y le estropeara la investidura a Pedro Sánchez. Hay que tener en cuenta que la investidura de cada candidato se celebra en dos votaciones y algo me dice que es posible que en la primera votación algunos partidos podrían intentar abstenerse o votar en contra de Pedro Sánchez para forzar una negociación y obtener más carguillos y más presupuestos que manejar para poder colocar a más amiguetes, parientes y militantes del partido. A ver si hubiera suerte y se formase algún follón y no sacase la mayoría necesaria en las dos votaciones. Soñar es gratis.
No me extrañaría en absoluto que los rebeldes fueran estos de Podemos, que andan últimamente muy resabiados y que se habían acostumbrado a pisar moqueta pero ahora están viendo que pueden encontrarse con una realidad bastante distinta. Me imagino que todos estarán viendo que Pablo Iglesias se las ve y se las desea para conseguir mantener a flote su canal de Youtube y su página web y todavía le sería más difícil si Podemos perdiera la poca influencia que todavía tiene y Roures, que es al final quien está en la sombra financiando a Pablo Iglesias, dejara hundirse a Canal Red.
Por supuesto todos ellos saben que fuera de la política hace mucho frío y que esos sueldazos de seis mil euros mensuales, los asistentes, asesores y coches oficiales son privilegios de la casta de los que a ellos va a costar despegarlos porque se han agarrado a la poltrona y no hay quien lo saque de ahí ni con agua caliente.
Hace ya mucho tiempo que Podemos no puede. Lo que estamos viendo últimamente son los últimos estertores de un partido condenado a la desaparición. Son un pez fuera del agua dando bocanadas para conseguir algo de oxígeno pero por mucho ruido que hagan se han convertido en una pequeña secta que va a desaparecer.
Lo bueno es que, por toda la m***** que han dejado en la vida pública y todo lo que han ensuciado a España, nadie les va a echar de menos.
YO, desde luego, no los echaré de menos… porque llevo echándolos de más desde que aparecieron. 😀