Con el Gobierno del PSOE que tenemos ahora en España, lo normal es asumir que todas las cifras públicas van a estar falseadas y que todo lo que nos digan desde el Gobierno vendrá manipulado según le interese a Pedro Sánchez y a sus ministros. Sin embargo, sabiendo eso no dejo de salir de mi asombro cuando veo las cifras de desempleo que se publican mes a mes y las comparo con el resto de variables económicas.
El panorama que vende la publicidad gubernamental es el de una economía dinámica que no deja de crecer y que ofrece oportunidades laborales para todo el mundo mientras que el resto de indicadores económicos indican una severa desaceleración económica y una caída de las horas trabajadas que se corresponden con la percepción de la mayoría de los economistas y con los las previsiones de todos los organismos que no controle el gobierno.
El control del gobierno sobre los organismos públicos, de entrada, ya es un indicador de que va a facilitar datos falseados. Lo que hemos visto con el Centro de Investigaciones Sociológicas, en manos del infame Tezanos, es algo que se repite en todos y cada uno de los servicios públicos que va tocando el gobierno. El Instituto Nacional de Estadística no se libra de esa manipulación y sigue las directrices que le envían desde el gobierno, en particular desde el ministerio de empleo, para hacer un poco disimulado maquillaje estadístico y presentar una imagen de la economía española tan positiva como falsa.
La realidad es que mientras que el Gobierno presume de que el mercado laboral no deja de crecer, los datos muestran una imagen muchísimo más preocupante.
El empleo público
Los datos (aunque ya sabemos que están falseados son los únicos disponibles) que nos facilita el Gobierno sobre empleo dice que desde que llegó Pedro Sánchez a la Moncloa hay un millón y medio de trabajadores más, pero esos mismos datos también nos dicen que en estos casi cinco años ya hay 450.000 empleados públicos más en todas las administraciones, lo que significa que se está creando una carga económica para los españoles en unos tiempos en que las economías familiares están no están en su mejor momento.
Este empleo de este aumento del empleo público está marcado también por la falta de eficiencia y productividad. Mientras todo el mundo se pregunta qué ha pasado con la atención primaria en los servicios de salud pública o dónde están todos esos funcionarios que exigen cita previa y que cuando se va a esas oficinas con cita previa sólo hay mesas vacías, el número de empleados públicos no deja de aumentar. Si disminuye el número de alumnos, ¿por qué cada vez se aumenta más la plantilla de trabajadores del sistema educativo público?
Este aumento del empleo público tiene además un reverso tenebroso porque todos esos salarios públicos se están pagando a costa de un déficit público desorbitado y eso, aunque a la mayoría de la población le importe un rábano, significa que lo vamos a pagar más adelante. Estos salarios que hoy día se le pagan a toda esa gente que se ha enchufado en la administración para no hacer nada, ya la tendremos que pagar más adelante los trabajadores productivos de la economía productiva real del país a base de más impuestos.
Los fijos discontinuos
El segundo artilugio que ha utilizado el gobierno para falsificar la cifra de desempleados es la ingeniosísima figura del fijo discontinuo, que ha sustituido a todos los contratos temporales. Distintos estudios elaborados por centrales sindicales y otros operadores poco dudosos de connivencia con los partidos de la oposición al Gobierno, señalan que aproximadamente 700.000 empleados fijos discontinuos son realmente los temporales que hasta ahora iban encadenando contratos.
Como además el Gobierno es bastante oscuro con los números de las prestaciones que paga y el dinero que se dedica a todo ese gasto, es casi imposible saber cuántos de esos fijos discontinuos son en realidad parados que ahora mismo están desempleados, pero esta cifra de 700.000 es bastante creíble aunque se supone que disminuirá durante el verano y crecerá durante el invierno, lo mismo que hacía el número de desempleados cuando se les podía contratar temporalmente.
El truco del almendruco
Al final se ve que si al millón y medio de nuevos trabajadores se le quitan el 450.000 empleados públicos y los 700.000 fijo discontinuos que en realidad están desempleados, nos encontramos que en cinco años el gobierno de Pedro Sánchez solo ha sido capaz de generar 500.000 empleos, pero además nos ha endosado cuatrocientos mil empleados públicos que tendremos que pagar entre todos.
Si nos imaginamos que cada nuevo trabajador tiene que mantener su cuota correspondiente de trabajadores públicos, estaríamos viendo el absurdo de que cada diez nuevos trabajadores del sector privado tienen que pagar suficientes impuestos para pagar los salarios y cotizaciones sociales de nueve empleados públicos con el agravante de que los salarios públicos están aproximadamente un 45% por encima de los salarios pagados en el sector privado. Es decir, que trabajamos para pagar funcionarios improductivos que encima cobran bastante más que los trabajadores de cuyo sueldo salen los impuestos.
¿A que es un plan sin fisuras para levantar un país?