Todo el mundo entiende que PRISA es una empresa en ruinas y que se mantiene por los favores del Gobierno. Lo que ya no sabe todo el mundo es por qué está en esa posición, por qué es tan grave su situación financiera y qué nivel de chanchulleo utiliza para salvarse sin llegar nunca a hundirse del todo. Pero para eso estoy yo aquí, para contártelo y que ya puedas ir por ahí presumiendo de conocerlos entresijos del panfleto socialista.
Lo primero que hay que preguntarse es cómo es posible que unos medios de tanto prestigio como El País (últimamente más conocido como Lo País) o la SER den tantas pérdidas si se supone que tienen la mayor de las audiencias. La respuesta es bastante sencilla: producir esos contenidos de calidad que le dan todas esas cifra de audiencia es muy caro y no se cubren los gastos con los ingresos por publicidad o suscripciones. Por ejemplo, si hay una crisis de refugiados en Grecia, la mayoría de los medios recurre a noticias de agencia y a información facilitada por organismos internacionales pero El País manda a un periodista y a un fotógrafo muy bien pagados para hacer una cobertura espectacular de la noticia que no está al alcance de otros medios; de ellos tampoco, pero eso parece darles igual. En la radio, mientras otras cadenas hacen la retransmisión de los partidos de fútbol mirando la televisión desde sus estudios centrales, la SER manda equipos de periodistas a los campos a los que hay que pagar desplazamientos, hoteles, coches, etc y todo eso tiene un coste. Los escritores profesionales saben que una columna en El País está mejor pagada que en ningún otro medio y se dan tortas por publicar en el periódico socialista. Pero claro, si tienes unos contenidos excelentes y una gran audiencia pero no obtiene ingresos por publicidad o suscripciones suficientes para pagar todos esos gastos, entrarás en pérdidas y si esas pérdidas se repiten durante muchos años se irán convirtiendo en en deudas y así es como tenemos ahora a prisa con una deuda de novecientos setenta millones de euros.
En segundo lugar para entender por qué es tan grave la situación financiera de PRISA, hay que entender que las leyes mercantiles establecen que una compañía debe ser disuelta cuando la suma de sus activos es inferior a la de sus pasivos, es decir, que si el valor de las marcas El País y SER, más los edificios, más la caja que llegan a generar cada año es inferior a novecientos setenta millones de euros, PRISA debería liquidarse y cada año tienen que ir aportando dinero porque están tan absolutamente al límite que en 2021 tuvieron que poner casi cinco millones de euros de su bolsillo, en 2022 diecisiete millones más y para este año las cuentas dan un poquito de miedo. En los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal, PRISA afirma haber ingresado trescientos un millones de euros lo que le reportó un beneficio de menos de tres millones. Ahora bien, imaginemos que los novecientos setenta millones de euros de deuda que arrastran están al cuatro por ciento de interés, lo cual significaría que todavía tienen que pagar treinta y nueve millones de euros en intereses y eso significa que o los accionistas ponen de su bolsillo treinta y seis millones de euros o la compañía va a quebrar. Y el caso es que los accionistas están bastante hartos porque no es que la cosa se arregle sino que cada año va aumentando el dinero que tienen que poner y ahora mismo las cuentas presentadas hasta ahora en el registro mercantil indican que ya han perdido ciento veinte millones de euros en los últimos diez años; una auténtica ruina.
Finalmente todo el mundo se pregunta cómo es posible que esa ruina de negocio se mantenga a flote y la explicación está en que tiene una enorme audiencia y es el altavoz mediático del partido que ahora mismo está en el gobierno, de modo que no le va a faltar ayuda pública para sobrevivir. El último episodio, especialmente vergonzante, lo ha protagonizado el gobierno de Pedro Sánchez (como no) y ha consistido en un chanchullo de dimensiones colosales. Ante la necesidad de capital de PRISA, el empresario armeniofrancés Joseph Oughourlian que gestiona el fondo Amber Capital desde el paraíso fiscal de las Islas Caimán se presentó ante el gobierno español con una maleta de dinero para la editorial (acudiendo a una ampliación de capital que le convirtió en el principal accionista) pero a cambio exigía (eso sospechamos todos) que se le vendiera una porción de una empresa pública que si es rentable como Indra. Es decir, este señor pone dinero en PRISA a sabiendas de que lo va a perder pero compra acciones rebajadas de Indra que le van a dar un beneficio inmediato si las vende ahora mismo y todavía mayor si las vende a medio o largo plazo porque esta compañía es una empresa multinacional de ingeniería civil y militar de relativa solvencia (ya veremos si el PSOE no consigue destrozarla) que tiene normalmente unos resultados positivos y su perspectiva a largo plazo es bastante buena. Es decir el PSOE le ha pagado a Oughourlian con dinero de todos los españoles para salvar a su terminal mediática principal.
Y así es como El País y la SER malviven al borde de la ruina pero eso no les impide ir dando lecciones al resto de los españoles. A ver si un día revientan de una vez.