Seguro que, aunque ahora no te acuerdes, has escuchado algún chiste en el que alguien llegaba a pagar con cientos de monedas porque la ley le amparaba.
Sin embargo en Europa hace ya casi veinte años que ese chiste perdió su sentido
porque existe un límite de cincuenta monedas establecido en el Reglamento de Introducción del Euro del año 1998 por una modificación de 2005 que puedes descargar haciendo clic en este enlace y por si no tienes muchas ganas de perder el tiempo leyendo, ya te digo yo que está en el artículo 11 y que textualmente dice «Excepto la autoridad de emisora y las personas designadas específicamente por la legislación nacional del estado miembro emisor, ninguna parte estará obligada a aceptar más de 50 monedas en un único pago».
Lo que viene a decir es que simplemente nadie, excepto la entidad emisora, es decir, el Banco de España y aquellos a quien el Banco de España designe como cajas públicas, está obligado a aceptar más de cincuenta monedas.
Tampoco es de extrañar que se hiciera en el año 2005 porque siendo tantos como somos y tan distintos, en cualquier país de la Unión Europea entre los que aceptaron el euro, seguro que hubo un muchos casos en los que algún ciudadano se presentó con un saco lleno de céntimos para amargarle la vida al cobrador.
Lamento que eso deje sin sentido tanto chistes y nos quite oportunidades para ver escenas graciosas pero yo me pongo en la piel de la cajera que ve venir al hombre con el saco de céntimos y me pongo perfectamente en su lugar.
Y eso, que cincuenta monedas ya son un buen puñado de monedas.
