El conflicto comenzó cuando Óscar Puente, ministro de Transporte español, hizo unas declaraciones durante una mesa redonda en Salamanca, insinuando que el presidente argentino, Javier Milei, podría haber estado bajo la influencia de drogas durante sus apariciones públicas. Puente cuestionó el estado de Milei diciendo: «He visto a Milei en una tele y dije, según le estaba oyendo no sé en qué estado, previa a la ingesta o después de la ingesta de qué sustancias». Estas palabras no solo fueron imprudentes sino también irresponsables, viniendo de un ministro en ejercicio, cuya conducta debería estar guiada por la diplomacia y el respeto hacia líderes internacionales.
La reacción de Milei no se hizo esperar. En un comunicado emitido por la Presidencia de Argentina, Milei condenó las «calumnias e injurias» de Puente y lanzó un duro reproche al gobierno de Pedro Sánchez, señalando que deberían preocuparse más por los «problemas más importantes» de España, como las acusaciones de corrupción que involucran a la esposa de Sánchez y que han amenazado la estabilidad política del país. Además, Milei acusó al gobierno español de comprometer la seguridad nacional y la cohesión social mediante sus políticas, poniendo en peligro la unidad del país y a sus ciudadanos.
Este intercambio ha exacerbado las tensiones entre ambos países, con posibles repercusiones en las relaciones diplomáticas. Es evidente que las declaraciones de Puente fueron más que una simple falta de tacto; revelaron un profundo desprecio no solo hacia Milei sino también hacia la soberanía política de Argentina. Esta conducta es aún más reprochable considerando que España y Argentina han mantenido históricamente relaciones amistosas y cooperativas.
El comportamiento de Puente es un ejemplo preocupante de la diplomacia descuidada que parece caracterizar a ciertos sectores del gobierno español actual. Su disposición a hacer declaraciones tan provocativas en un foro público no solo socava su credibilidad y profesionalismo sino que también pone en tela de juicio la seriedad con la que el gobierno de Sánchez maneja las relaciones internacionales. A menudo, Puente ha mostrado un carácter desafiante y una falta de decoro que no se alinean con los estándares esperados de un ministro, cuestionando su idoneidad para un cargo que exige prudencia y respeto hacia los líderes internacionales.
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) May 3, 2024