Notas sobre la canción
#1 Es tan obvio que no creo que sea necesario recordar que los solos de guitarra de esta canción son una copia de la melodía del tema principal de la banda sonora de los dibujos animados La Pantera Rosa, de Henry Mancini, que tanto me gustaban de niño.
#2 El arreglo de bajo lo hice yo pero el de batería se lo tengo que atribuir a Manolo Trenzado porque yo llegué al ensayo y le dije "mira, esta canción se toca así como de jazz..." y el agarró los palillos y en veinte segundos ya estábamos tocando el mejor swing jazz de España de los años ochenta.
#3 Como siempre la nota final técnica que sirve para todas las canciones de este LP:
- el sonido es malo y temblón porque el original, una cinta de metal, se ha perdido y este .mp3 que escuchas está extraído de una copia
- toda la grabación la hice con unos monitores de directo que no reflejaban para nada lo que después se iba a oír y en toda la "producción" faltan medios a toneladas pero como yo por aquél entonces no tenía (ni soñaba con tener) un ecualizador gráfico de porrocientas bandas, lo arreglé como pude moviendo graves y agudos pero no suena, para nada, como sonaba mientras lo grababa.
Argumento
En esta canción, un hombre se da cuenta de que su novia, su muñeca, le ha dejado y se ha llevado del piso todo lo que ha podido y le ha dejado desplumado.
La canción
Letra de la canción
Hoy he vuelto a casa y no he tropezado
como todos los días con cualquiera de tus trastos:
no hay televisor, ni lámparas, ni radio,
ni cualquier cosa que no hayas empeñado.
Esta vez me has dado una buena pasada.
No debí fiarme de una chica tan abierta:
demasiado lista, demasiado despierta
y yo un inocente que me he dejado engañar.
He adivinado que te has ido, muñeca,
porque he notado menos peso en mi cartera.
La casa está en silencio; es todo tan extraño…
Te has ido y me has dejado solo y abandonado,
muñeca.
Hoy he vuelto a casa y no he tropezado
como todos los días con cualquiera de tus trastos:
no hay televisor, ni lámparas, ni radio,
ni cualquier cosa que no hayas empeñado.
Esta vez me has dado una buena pasada.
No debí fiarme de una chica tan abierta:
demasiado lista, demasiado despierta
y yo un inocente que me he dejado engañar.
He adivinado que te has ido, muñeca,
porque he notado menos peso en mi cartera.
La casa está en silencio; es todo tan extraño…
Te has ido y me has dejado solo y abandonado,
muñeca.
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