La invasión de Ucrania ha llevado a Rusia a un agujero económico del que le va a costar varias décadas salir si es que logra sobrevivir como país a una derrota en Ucrania que ahora mismo parece casi segura. Las sanciones occidentales contra el régimen cleptocrático ruso están dañando de forma irremisible la economía productiva rusa y todos los esfuerzos del Gobierno por mantener el nivel de actividad económica mediante gasto militar están abocados a generar un déficit público que, como todos sabemos, acaba inevitablemente convirtiéndose en deuda pública, inflación y empobrecimiento de la población.
El rublo sigue su caída vertiginosa y se dirige hacia niveles alarmantes desde que Rusia iniciara su intervención en Ucrania. Aunque aún no ha llegado a tocar fondo, la moneda rusa, bajo el mandato de Vladímir Putin, ha atravesado la marca crítica de los 100 rublos por dólar en la Bolsa de Moscú, a pesar de los esfuerzos del Banco Central por detener su desvalorización.
En la jornada de hoy, el rublo llegó a un mínimo de 100,18 unidades por dólar estadounidense en la bolsa moscovita, marcando su nivel más bajo desde el último trimestre de 2022. Cabe recordar que el punto más bajo de la divisa rusa se produjo el 11 de marzo de 2022, apenas dos semanas después del inicio de las hostilidades en Ucrania, cuando alcanzó la tasa de 120 rublos por dólar estadounidense.
La situación empeora aún más frente al euro, ya que la moneda rusa se cotizó en la bolsa a 109,81 unidades por cada unidad de la moneda europea, su punto más bajo desde marzo del año pasado.
El rublo no ha dejado de depreciarse desde que Yevgueni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, intentara una fallida rebelión armada a fines de junio, en un episodio que quedó en la historia como un intento desesperado por cambiar el rumbo de los acontecimientos. No obstante, Alexéi Zabotkin, vicepresidente del Banco Central de Rusia (BCR), afirmó recientemente que, pese al aumento de la inflación, la entidad no ve amenazada la estabilidad financiera, aunque no descarta un incremento en las tasas de interés.
El rublo ha sufrido una caída significativa, registrando una pérdida del 7,7% durante julio en comparación con el mes anterior. En lo que va de año, la moneda rusa se ha devaluado un 26,4%, una tendencia que parece inquebrantable a pesar de la decisión del BCR de suspender la compra de divisas en el mercado interno desde el 10 de agosto, bajo el pretexto de reducir la volatilidad en los mercados financieros.
El Banco Central de Rusia insiste en que el principal culpable de esta debacle es el desequilibrio en la balanza comercial, argumentando que el valor de las exportaciones ha disminuido en un tercio desde la segunda mitad de 2022. El límite de 60 dólares impuesto por las potencias occidentales al precio del petróleo ruso en diciembre de 2022 también ha tenido un impacto notable, afectando gravemente los ingresos provenientes de la exportación de hidrocarburos, que ahora se cotizan a una décima parte de su valor anterior. Mientras tanto, las sanciones occidentales continúan erosionando los ingresos, al tiempo que las importaciones se acercan a niveles preguerra.
En resumen, el rublo ruso no encuentra su piso y sigue desvalorizándose, mostrando la ineficacia de las medidas adoptadas por el Banco Central para controlar su declive. El país liderado por Vladímir Putin se enfrenta a una crisis económica que se agrava debido a las tensiones internacionales y las sanciones occidentales, que han minado sus ingresos y debilitado su moneda.