Egipto mantiene una posición neutral entre Israel y los palestinos
Cuando me preguntan mi opinión sobre el actual conflicto entre Israel y Palestina, uno de las aspectos que suelo señalar es la posición de Egipto en todo este embrollo.
La historia del Egipto contemporánea yo la resumo de la siguiente manera: en 1922 los ingleses, que eran allí la potencia colonial, proclaman la independencia del Reino de Egipto y dejan al cargo a una monarquía de la que fueron reyes primero el sultán Fuad I y después el famoso rey Faruk. Esa monarquía resulta ser tremendamente incompetente y corrupta y mantiene al país en el más absoluto de los atrasos pese a que la sociedad egipcia del siglo XX exigía más progreso y en 1953 un grupo de militares encabezados por Gamal Abdel Nasser fuerzan la abdicación del hijo de Faruk y proclaman la República de Egipto que, con sus más y sus menos, sigue en pie hasta nuestros días.
Primero el Reino de Egipto y después la nueva República de Egipto al mando del Movimiento de Oficiales Libres participaron en todas las guerras que los musulmanes lanzaron contra el recién creado estado de Israel. Egipto fue actor principal en los cuatro conflictos bélicos de 1948, 1953, 1967 y 1973. Al final, viendo que el estado israelí se había consolidado y que por más guerras que lanzasen contra los judíos no lo iban a borrar del mapa, un golpe de realismo político les hizo aceptar la existencia de Israel y en 1976 firmaron los acuerdos de Camp Davis por los que Egipto reconocía la existencia del estado judío e Israel se retiraba del Sinaí y reconocía la soberanía egipcia sobre la península y el Canal de Suez, a excepción de la franja de Gaza, un pequeño territorio costero de menos de cuatrocientos km cuadrados en el que se alojaría a una parte de la población palestina.
La posición de Egipto ahora mismo es la del vecino irritado que ven como sus otros dos vecinos no dejan de pelearse. En el Cairo están preocupados por su economía, por el turismo internacional y por frenar el islamismo radical de los hermanos musulmanes. Egipto tiene ochenta millones de bocas que alimentar y eso ya da bastantes problemas como para andar resolviéndole a los palestinos y a los judíos los jaleos en que se están metiendo constantemente.
Como ya dije arriba, sus relaciones con Israel, aunque no simpaticen mutuamente, son formalmente correctas y económicamente intensas.
Con los palestinos, en cambio, las relaciones son bastante tensas porque los egipcios son perfectamente conscientes de que en la franja de Gaza la Autoridad Palestina ha sido sustituida de facto por Hamás, que es lisa y llanamente una organización terrorista a través de la que Irán sostiene una guerra a distancia con Israel. Los egipcios no quieren ni oír hablar de terrorismo y mucho menos de terrorismo islamista y por eso intentan frenar la entrada masiva de palestinos en su territorio porque es obvio que en el momento en que un número significante de palestinos traspase sus fronteras, llevarán empotrados a una cantidad indeterminada pero seguramente bastante notable de miembros de Hamás. Y eso sin contar con que buena parte de la población palestina ya es directamente simpatizante de Hamás o al menos ha votado mayoritariamente a favor de la organización terrorista en las elecciones que se celebran en territorio palestino.
En un gesto de solidaridad hacia los palestinos, Egipto ha anunciado que va a abrir el paso de Rafah que comunica la franja de Gaza con Egipto pero solo para que entre ayuda humanitaria para los palestinos y no piensa dejar pasar ni a uno de ellos hacia Egipto porque ya saben (lo sabemos todos) que si llegan los palestinos, llegan los problemas.
Abriendo un poco el foco, cuando se habla en estos días de que todo el mundo musulmán está contra Israel y que hay una condena unánime contra la invasión de la franja de Gaza, se olvida que muchos países musulmanes son abiertamente pro occidentales y radicalmente contrarios a la visión fundamentalista y violenta del Islam que trata de exportar Irán al resto del mundo.
Es de sobra conocida la abierta enemistad entre musulmanes chiíes y suníes y, a raíz de esto, la dura pugna por el liderazgo que mantienen Irán y Arabia Saudí entre los países del norte de África y del Oriente Próximo.
Como ves, la posición de Egipto es bastante reveladora de que los palestinos no sólo son una nación sin territorio sino que son bastante problemáticos y llevan la violencia allí donde van. Ahora mismo se han conjurado para no parar hasta la destrucción del estado de Israel y, como es obvio, eso significa que vamos a seguir muchos años escuchando una y otra vez que los palestinos han lanzado un ataque contra Israel y los judíos han respondido con una represalia brutal.
Eso ha sido Oriente Próximo en los últimos setenta años y es posible que lo siga siendo en los próximos setenta.
Está más claro que el agua que sí, que mucho rasgarse las vestiduras y mucho a acusar a Israel y muchas zarandaja, pero luego a la hora de la verdad ningún país musulmán quiere acoger a los refugiados palestinos.
No se trata de que sean muchos o pocos porque en los últimos treinta años ha habido movimientos migratorios muchísimo mayores que lo que supondría alojar a los palestinos sino de que todos los países musulmanes saben que allá donde vayan los palestinos les llega un grupo enorme de población de vagos que se han acostumbrado a vivir de la ayuda internacional y a exigir a todo el mundo que les den dinero para pagarse el agua, la comida, la ropa y los móviles y no aportan nada a la sociedad que los acoge. Y eso sin contar con que entre todos esos palestinos que podrían emigrar, irían empotrados otros cuantos miles de terroristas que no harían más que crear problemas al país que los acoge.
No me extraña por eso que los palestinos estén encerrados donde están y que no vayan a salir de ahí en la vida. Ya podrían pensar que si de todas maneras se van a tener que quedar ahí, se podrían dedicar a llevar a sus hijos a la escuela, educarlos, crear riqueza, trabajar y hacer de su tierra un país próspero, en vez de estar creando problemas y acusando de todos sus males a Israel, Estados Unidos y al resto de la comunidad internacional.
Son problemáticos sí, pero es que además ni siquiera todos los países musulmanes defienden las tesis violentas palestinas que promueven la aniquilación del Estado de Israel y de todos los judíos.
Para un país fronterizo con Israel, permitir la entrada de palestinos significa automáticamente entrar en guerra con Israel, no porque Israel lo vaya a atacar por acogerlos sino porque los palestinos utilizarán el territorio, la casa de su huésped, para atacar a Israel, lanzando cohetes desde allí y utilizándolo para ocultar a los terroristas que comenten los atentados en suelo israelí.
Por eso nadie los quiere.
Es que Egipto llegó a un momento en el que tuvo que hacer realpolítik, que no es cosa que hagan solo los alemanes, porque se dio cuenta de que el estado de Israel se había consolidado y lo que en treinta años de guerra no habían conseguido no lo iban a conseguir en otros treinta años.
De eso es de lo que no se dan cuenta los palestinos. Tendrían que aceptar que el estado de Israel va a existir y dedicarse a gestionar en paz sus territorios y promover la riqueza de su población.
Si en vez de eso se dedican a cultivar su odio y a derramar sangre, tendrán odio y sangre. Llevan así setenta años y les esperan setecientos años más.
No puedo estar más de acuerdo.
Es curioso como todo el mundo toda la izquierda está acusando a Israel de bloquear el acceso a de los palestinos a la ayuda humanitaria cuando en realidad es Egipto quien tiene bloqueado el paso de Rafah y no dejan que salgan los palestinos de allí.
Habría que ver por qué nadie quiere a los palestinos. Ninguno de sus vecinos se ha ofrecido a alojar ni el número más insignificante de refugiados. Todos los países que lanzan mensajes de odio contra Israel (Líbano, Siria, Jordania o Irán), se callan como p**as cuando se trata de acoger refugiados palestinos. ¿Por qué será? ¿No será que los palestinos son mala gente y llevan problemas allí donde van?
Algo de eso hay.
Ten en cuenta que con la excusa de Israel se han acostumbrado a vivir sin trabajar gracias a la ayuda internacional y ya sólo saben pedir sin aportar nada a cambio.