Como no podía ser de otra manera, la izquierda de Argentina ha tardado pocas semanas en movilizarse contra las medidas que Javier Milei está intentando aplicar en Argentina para liberalizar la economía e intentar salir del caos y la ruina a la que habían llevado al país las políticas económicas peronistas.
La Confederación General del Trabajo, el principal sindicato argentino convocó un paro para protestar contra las políticas de Milei en general, sin decir cual de ellas consideran más perjudicial porque ahora mismo la mayoría de la población ve con buenos ojos que se apliquen esas medidas y además está viendo en su día a día que la vida mejora cuando se aplican políticas liberales y se deja que los ciudadanos decidan en qué gastar su dinero y como gastarlo. Ya ha pasado con los alquileres y con las estanterías, ahora llenas, de los supermercados.
Por supuesto la huelga tendrá una cobertura enorme en todos los medios de comunicación porque todos ellos han sido afectados por las medidas de Milei desde el momento en el que ha prohibido la publicidad e institucional, que es una manera de subvencionar a los medios y tenerlos controlados. Los principales periódicos y canales de televisión se encargarán de devolvérsela a Javier Milei reflejando en sus parrillas cada minuto de la huelga.
Es imposible saber el nivel real de seguimiento de la huelga porque desde los sindicatos asegurarán inevitablemente que han paralizado el país en una demostración de que el pueblo está contra los poderosos y todas esas tonterías que forman parte de su retórica habitual y desde el Gobierno se asegurará que no ha pasado nada y que la vida sigue. Lo normal en estos casos.
Lo cierto es que los sindicatos argentinos son organizaciones muy poderosas porque hasta la fecha han tenido un sistema parecido al que tenían los comegambas en Andalucía con los cursos. Los propios sindicatos eran quienes gestionaban algunos planes y decidían quién cobraba el subsidio y quien no, de modo que sólo los afines a la causa recibían la limosna pública a cambio de su lealtad a los sindicalistas. Es un esquema absolutamente corrupto que en el caso andaluz hizo desaparecer 700 millones de euros en falsos cursos pero que en Argentina lleva décadas funcionando con absoluta normalidad. Cuantos más detalles se conocen del funcionamiento cotidiano de la administración en Argentina, más se entiende la ruina en la que está sumido el país: no hay ámbito de la vida civil en la que el gobierno no haya creado una regulación para que un político obtenga prebendas a cambio de dirimir el día a día de los ciudadanos.
Buena parte de los izquierdistas argentinos secundarán la huelga y acudirán a cuanta manifestación se convoque porque están viendo que sus puestos de trabajo están en el aire. Son todos esos sindicalistas liberados que no se sabe muy bien lo que hacen pero que aparece siempre en primera fila en todas las huelgas y manifestaciones y docenas de miles de políticos de segundo rango que tienen cargos en las muy pobladas administraciones regionales argentinas. No faltarán en la huelga todos los sindicalistas y los empleados más perezosos de las empresas públicas que ante su inminente privatización están aterrorizados con la posibilidad de tener que trabajar porque ya habían asumido que lo normal es que el sindicato te dé el puesto de trabajo y vayas una vez al mes a cobrar el cheque y hacerte un selfie en la empresa por si te preguntan en qué trabajas.
En estas manifestaciones y huelgas tampoco faltarán la versión nativa del comegambas que tienen en Argentina, que son los ñoquis, empleados públicos a los que alguien con un cargo en la Administración les concede un contrato de trabajo que no tienen que cumplir sino que todos los meses se les ingresa el correspondiente salario público y sólo se tienen que dedicar a defender en las redes sociales al peronismo y a levantar la voz por los pobres y desheredados del mundo y a darle like a todas las publicaciones inspiradas por el Grupo de Puebla y que tan fantásticos resultados ha dado en Cuba, Venezuela y Ecuador, por ejemplo.
En el fondo frente a esta huelga general, Javier Milei solo puede seguir ofreciendo trabajo y medidas liberalizadoras siempre que se lo permitan los partidos de derecha con los que se ha asociado porque no hay que olvidar que ahora mismo su partido, La Libertad Avanza, es absolutamente minoritario en Congreso y Senado y los poderes presidenciales son bastante limitados. Pero si con lo poco que puede hacer ya ha provocado esa reacción en el país y se ha convertido en un líder inspirador para mucha gente en el mundo, está por ver que será capaz de hacer si dentro de dos años consigue tener mayoría en el Congreso; le quedan dos años interesantes.
Desde aquí todo mi apoyo a ese proyecto renovador que pretende sacar a Argentina de la miseria y acabar con una casta política extractiva que estaba llevando a nuestros hermanos argentinos por el camino de Cuba y Venezuela. Esperemos que hayan sabido parar a tiempo y que vuelvan pronto a ser el país próspero que un día fueron.