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martes, 19 noviembre 2024

Estados Unidos echa a España de su comunidad de inteligencia

MundoEstados Unidos echa a España de su comunidad de inteligencia

Desde que Zapatero se negó a ponerse en pie al paso de la bandera estadounidense que portaba un grupo de soldados en un desfile de la fiesta nacional de España, los norteamericanos están con la mosca detrás de la oreja por la postura del Gobierno español en la política internacional y su cercanía a toda esa retórica del anti imperialismo yankee.

Yo no voy a entrar ahora en lo absurdo que es para un país de la OTAN y de la Unión Europea seguir creyendo que Estados Unidos opera como un maléfico imperio del que todos los demás países deben ser lacayos. Ese cuento se lo pueden creer las personas poco informadas sobre la política y la geopolítica internacional pero un país serio debería mantenerse al margen de semejantes chorradas. Sin embargo, tener a la Yoli y compañía en el gobierno nos quita el calificativo de país serio y si el presidente del Gobierno es un gañán de la talla de Sánchez, directamente perdemos la condición de socio fiable.

Lo que está pasando últimamente es que los servicios de inteligencia estadounidenses están dejando de atender y dan largas a las peticiones de información de sus homólogos españoles. Hay que partir de la base de que la inteligencia militar y la CIA tienen a su disposición unos recursos y unas capacidades que están varios escalones por encima de los de cualquier otro gobierno y a años luz de los que dispone los servicios de inteligencia españoles de modo que si, por ejemplo, alguna operación del contingente militar español en Irak requiere información previa sobre la situación en alguna región de aquel país porque hay que escoltar un convoy, se hace una solicitud a la CIA que hasta ahora era atendida más o menos rápidamente por los colegas estadounidenses que tienen mapas actualizados, satélites, drones, informadores sobre el terreno y todo lo que hace falta para operar con garantías en cada país.

Desde que el Gobierno español echó por tierra la posibilidad de una coalición internacional para presionar a los hutíes en el estrecho de Omán, las relaciones entre los dos países se han enfriado notablemente; parece que esa ha sido la gota que ha colmado el vaso. Como recordarás, ante los ataques de los hutíes a barcos mercantes en el Mar Rojo, Estados Unidos propuso la formación de una coalición internacional que protegiese el tráfico marítimo en aquella zona e incluyó a España entre los países que podrían aportar barcos. Por supuesto a la parte comunista del gobierno le faltó tiempo para poner el grito en el cielo porque ellos entienden la política internacional como una manera de ayudar a Hamás a cometer atentados contra Israel y participar en el grupo de Puebla, desde donde expandir las políticas socialistas por toda Hispanoamérica.

Para que no pareciese una negativa caprichosa, el ministerio de asuntos exteriores alegó que ellos sí que estaban a favor de una operación militar internacional pero que debería estar coordinada por la Unión Europea. La Comisión Europea, entonces decidió que fuese la operación Atalanta, la que vigila la piratería en el Océano Índico la que se encargase de gestionar esa nueva misión pero resulta que la operación Atalanta se dirige desde Rota por un almirante español y a él le correspondería dar la orden de disparar contra los hutíes, cosa que horroriza a la izquierda española. Me imagino que solo de pensar que un barco vaya a lanzar un misil les debe poner de los nervios, así que no quiero ni pensar como se les debió poner el estómago pensando que uno de nuestros barcos atacase a los socios de Irán.

El hecho es que el Gobierno español también se negó a participar dentro de la operación Atalanta y la Unión Europea tuvo que urdir una nueva misión internacional de la que quedó excluida España. Por supuesto, no fue una sorpresa para nadie que cuando Joe Biden contactó con otros líderes europeos para tomar posición en el tema del Mar Rojo, España no fue invitada pese a que tenemos más barcos mercantes por la zona y de guerra para defenderlos que la mayoría de los países que sí participaron.

La respuesta, por supuesto, no es un «ahora no me junto» sino que se va produciendo poco a poco una desconexión entre ambos sistemas de inteligencia y primero se retrasan unos informes, después se pierden unas solicitudes, después ya no se envían las claves para entrar a no sé qué ordenadores y no se invita a los espías españoles a los cursillos y poco a poco se genera un suave distanciamiento.

Lo malo de esto es que la administración americana es una máquina enorme y cuando toman una decisión de estas, detrás hay un proceso de elaboración de esa postura y una vez que se toma un rumbo, es muy difícil cambiarlo y ya no depende de que haya un Trump o un Biden en la Casa Blanca y, por supuesto, no importa en absoluto quien sea el presidente del Gobierno en España, un país que cada vez pinta menos en la política internacional. Esto es lo que pasa cuando se está siempre tocando las narices. Parece que al final los americanos se han hartado y determinado que España no es un socio fiable.

Nos hemos quedado fuera.

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