Apple ha decidido cerrar lo que ellos internamente llamaban el Proyecto Titán que era un intento de trasladar al automóvil el modelo iPhone. La noticia se supo el martes pasado de boca del vicepresidente encargado del proyecto, Kevin Lynch, que anunció que la división se cerraba a cal y canto y que algunos trabajadores serían trasladados al área de inteligencia artificial y el resto serían despedidos.
La verdad es que después de diez años de proyecto coma todavía no habían conseguido hacer algo mínimamente viable porque hasta ahora solo tenían un sistema de asistencia a la conducción de nivel II, que quiere decir que se puede utilizar puede circular autónomamente en carreteras y vías perfectamente señalizadas pero que requiere control por parte del conductor y, por supuesto, en ciudad no ofrece garantía ninguna. Así a vuelapluma, yo calculo que estaban todavía por debajo de lo que ahora mismo ya ofrece Tesla, con la diferencia de que los coches de Elon Musk llevan ya años circulando y los de Apple todavía no son más que prototipos.
El coche de Apple, además tenía el inconveniente de que carecían de una plataforma propia y todas las pruebas se habían hecho sobre vehículos de terceros y me imagino que Apple, aun siendo la segunda empresa del planeta por capitalización bursátil, se habrá tentado los bolsillos ante la idea de desarrollar un coche propio para instalarle su software, tal y como hace con sus teléfonos y ordenadores.
Yo creo que, viendo el panorama, Apple ha tomado la decisión correcta por dos razones:
En primer lugar, el mercado al que se pretendía orientar el coche de Apple, ya está ocupado por Tesla: vehículos prestacionales con mucha imagen de marca. Hoy día tener un Tesla es tan chupiguay en el mundo woke como tener un portátil superfinísimo y supercarísimo de Apple. Para comerle el terreno a Tesla, Apple tendría que producir coches sensiblemente mejores que los de Elon Musk y dotarles de algunas prestaciones o características que los hicieran realmente apetecibles, cosa que a priori se antoja difícil, teniendo en cuenta que Tesla lleva ya un montón de años y de experiencia acumulada fabricando coches.
En segundo lugar Apple hace bien en dar un paso atrás porque toda la industria automotriz occidental parece un personaje de una de esas películas de catástrofes que se queda clavado en la playa mientras ve como se dirige hacia él una ola monstruosa de cuatrocientos metros de altura que va a arrasar Nueva York (porque todas las catástrofes de todas las películas ocurren en Nueva York, claro). El tsunami que se aproxima es la industria china de vehículos eléctricos y ahora mismo ni los europeos ni los estadounidenses ni los fabricantes asiáticos (principalmente coreanos y japoneses) están en condiciones de hacer frente a esa avalancha salvo que se mueva un poco el terreno de juego.
Con esto de que se mueva el terreno de juego, me refiero a que la propia Unión Europea parece que ya empieza a recular en su obsesión de electrificar todo el parque móvil y a medio plazo parece que la opción más más viable van a ser los vehículos híbridos y seguramente dentro de unos años, conforme se acerque el momento de la supuesta prohibición absoluta, se echarán atrás y mantendrán los vehículos de combustión.
En cualquier caso en ninguno de estos escenarios Apple tiene nada que ofrecer y sí mucho que perder. Ellos mismos se han dado cuenta de que todos estos nuevos desarrollos pueden no dar el resultado apetecido por mucho dinero que se les eche encima como les está pasando a ellos y también al mismísimo Google en el campo de la inteligencia artificial, donde se han quedado retrasados respecto a los productos de OpenAI.
No hay que olvidar tampoco que ahora mismo Apple se ha abierto un nuevo campo de batalla donde va a necesitar poner toda la carne en el asador y me refiero a sus gafas de realidad aumentada, esas que tienen un precio de 3.499 dólares y con las que sueñan transformar el trabajo y el entretenimiento tal y como lo conocemos ahora. Sólo con eso ya tienen bastante trabajo como para andarse metiendo en líos con los coches.