Desde su llegada al poder, el presidente argentino Javier Milei ha aplicado una serie de medidas económicas que se centran principalmente en la reducción del gasto público, las cuales están empezando a dar frutos evidentes en varios sectores de la economía del país. Con políticas que abogan por un estado más austero y eficiente, Milei busca reorientar la economía argentina hacia un modelo más liberal, sostenible y menos dependiente de la intervención estatal.
No se trata de que Milei no quiera aplicar otro tipo de medidas liberalizadoras sino de que muchas de las reformas legales que ha intentado aplicar para liberalizar los mercados argentinos se han visto frenadas en el Parlamento, donde no tiene mayoría, por el peronismo sociológico que todavía impera en el país. Por eso Milei ha optado por centrar sus esfuerzos en aquello en lo que su presidencia sí le otorga potestades.
La administración de Milei ha destacado por un enfoque resuelto en el ajuste del gasto público. Se estima que en el primer trimestre de 2024, el gobierno logró reducir los desembolsos en más de un 30% comparado con períodos anteriores, llevando el gasto primario del sector público a niveles nominales similares a los de 2019. Esta disminución es notable, especialmente considerando que la caída en la recaudación tributaria ha sido considerablemente menor, inferiores al 10%. Esto indica que gran parte del gasto público previo podría definirse como paguitas, sin un impacto real o positivo en la actividad económica.
Este rigor fiscal ha contribuido a mejoras en otros indicadores económicos significativos. Según un reciente estudio de JP Morgan, se espera que el PIB de Argentina disminuya solo un -3,6% en 2024, con proyecciones de crecimiento para 2025 del 5,2%, señalando el inicio de una fase expansiva a partir de 2026. Además, el mismo estudio anticipa una reducción dramática en la inflación, que podría disminuir a una tasa anual del 40% en el próximo año, comparado con el pico del 210% alcanzado en 2023. Esta sería una caída del 80% en solo dos años, una mejora notoria en un país que ha luchado contra niveles de inflación extremadamente altos durante mucho tiempo.
Otro beneficio directo de la contención del gasto es la reducción del riesgo país, que en España conocemos popularmente como la prima de riesgo, un indicador clave que mide la confianza de los inversores. Desde la asunción de Milei, el riesgo país ha bajado de 2466 puntos a 1205 puntos, mejorando significativamente la percepción de Argentina en los mercados financieros internacionales. Esta mejora es crucial para alejar la posibilidad de una quiebra económica y facilitar un entorno más favorable para la inversión extranjera y nacional.
Asimismo, la disminución del gasto público ha tenido un impacto directo en el proceso de estabilización del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Al inicio de la gestión de Milei, el BCRA enfrentaba una situación crítica con reservas negativas valoradas en más de 15.000 millones de dólares. Sin embargo, este panorama ha comenzado a revertirse notablemente y se espera que la posición del BCRA alcance un equilibrio en este mismo semestre. Esta recuperación de las reservas es fundamental para levantar el cepo cambiario y facilitar una eventual dolarización, procesos que podrían estabilizar aún más la economía.
Es innegable que los esfuerzos por reducir el gasto público han tenido efectos colaterales, como la contracción económica en el corto plazo. No obstante, los indicadores sugieren que estos sacrificios son temporales y podrían sentar las bases para un crecimiento económico más robusto y sostenido. La estrategia de Milei refleja una visión económica que prioriza el equilibrio fiscal y la reducción del papel del estado en la economía, con el objetivo de crear un ambiente más propicio para la inversión y el desarrollo económico a largo plazo.
