Hace unos días ya publiqué que Nvidia se había convertido en la segunda empresa más valiosa del mundo y ayer, siguiendo en esa escalada imparable, ya se convirtió en la compañía con mayor capitalización bursátil del planeta. Esto no significa que sea la empresa más útil para la humanidad o que garantice una mayor riqueza para siempre; ser la número uno en capitalización bursátil significa que ahora mismo los inversores en bolsa consideran que poniendo ahí su dinero van a obtener una mayor rentabilidad que si lo colocan en otros valores y hasta ahora no les ha ido mal porque el valor de las acciones de Nvidia ha experimentado un aumento vertiginoso, subiendo más de un 160% en 2024 y añadiendo más de dos billones de dólares a su capitalización bursátil. Este incremento ha sido impulsado por los continuos éxitos financieros de la empresa, entre ellos unos beneficios trimestrales que han superado una vez tras otra las expectativas de Wall Street.
En particular, el reciente split de acciones de 10 por 1 ha hecho que las acciones de Nvidia sean psicológicamente más accesibles para los inversores particulares, aumentando el volumen de negociación y la liquidez a corto plazo. Aunque un split no cambia el valor fundamental de la empresa, ha mejorado la percepción entre los pequeños inversores y ha atraído a un número todavía mayor de accionistas.
Resumidamente, el éxito de Nvidia se puede explicar con la frase de Picasso que decía que no sabía cuándo le iba a venir la inspiración así que siempre estaba pintando para que cuando le visitasen las musas le pillasen trabajando. A la compañía taiwanesa le ha pasado algo parecido porque lleva bastantes años en la industria de los semiconductores fabricando todo tipo de chips y al final fueron sus tarjetas gráficas las que la catapultaron al número uno por factores que la propia compañía no había previsto. Hay que señalar que las tarjetas gráficas de Nvidia son muy buenas de por sí y han conseguido una posición casi hegemónica en su segmento con la gama RTX, convertida en referencia absoluta, frente a una débil competencia de AMD y sus Radeon y a un fracasado intento de Intel con sus gráficas ARC para entrar en ese mercado. Sólo con este mercado Nvidia ya sería una compañía con unas ventas increíbles y unos beneficios sobresalientes.
Lo que no se imaginaban en Nvidia mientras diseñaban sus tarjetas era que sus increíbles capacidades de cálculo iban a ser explotadas para el minado de criptomonedas creando así un nuevo mercado para el que la compañía rápidamente desarrolló chips específicos y consiguió coparlo de manera total y absoluta cobrando unos precios casi ridículos por sus tarjetas de criptominado y obteniendo unos beneficios escandalosos de este negocio.
Pero todavía mucho menos se imaginaban los ingenieros de Nvidia cuando diseñaban sus tarjetas para soportar la carga de gráficos de Call of Duty que esa enorme potencia computacional iba a ser clave para el entrenamiento y la ejecución de servicios de inteligencia artificial generativa que han resultado ser un absoluto éxito, como los modelos de lenguaje de OpenAI, el famoso ChatGPT, o la generación de imágenes e incluso de vídeo.
Pero el hecho es que en Nvidia también estuvieron rápidos para desarrollar chips específicos para inteligencia artificial y ahora mismo son los dueños casi absolutos del mercado porque, aunque existen alternativas como Cerebras con chips prometedores no tienen la capacidad industrial para disputar su liderazgo absoluto del sector. Nvidia ha desarrollado productos estrella como las GPU H100 y H200, que dominan el mercado del hardware de IA profesional. Esta tecnología avanzada ha sido fundamental para que Nvidia mantenga más del 80% de la cuota de mercado en chips de IA, consolidando su posición como líder indiscutible en el sector y, tendiendo en cuenta la expansión de los negocios basados en inteligencia artificial que estamos viendo en el último año, la compañía taiwanesa sólo ve en el horizonte pingües beneficios y dividendos para sus accionistas.
La guinda del pastel es el software. Sobre todo este hardware, Nvidia ha desarrollado una suite de software de inteligencia artificial que cubre todos los aspectos básicos, a nivel de infraestructura, de la inteligencia artificial. Volta, que así se llama, es algo parecido a lo que Unity ha conseguido en el mundo de los video juegos; da a los desarrolladores las herramientas básicas de machine learning o data engineering, por ejemplo, y les libra del trabajo de crear el «motor de inteligencia artificial». De hecho, debe ser frustrante para Microsoft, Amazon o Google ver cómo las empresas que usan sus nubes les exigen que monten servidores con chips de Nvidia para ejecutar Volta mientras la mayoría pasa olímpicamente de los chips y desarrollos de estas tres multinacionales que se pensaban que dominando el mercado cloud todos los beneficios iban a ser para ellos… y eso que Nvidia todavía no se ha lanzado en serio a montar su propia nube de inteligencia artificial.
¿Hasta dónde seguirá subiendo Nvidia? Nadie lo sabe; por ahora está recorriendo el camino que otras ya han hecho antes y llegará un punto donde empezarán a aparecer las ineficiencias en su estructura o los problemas políticos o regulatorios y otra compañía ocupará su lugar porque siempre ha sido así. Lo que yo no sé es cuándo va a ocurrir eso pero mientras tanto… ¡hasta el infinito y más allá!