Me imagino que ya habrás visto el vídeo de la reciente cumbre de la OTAN celebrada en Washington, en el que Joe Biden comete un error que deja patente su incapacidad para seguir desempeñando el cargo de presidente de Estados Unidos. En un evento crucial, donde se discutía el apoyo a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa, Biden se refirió al presidente ucraniano Volodímir Zelenski como «presidente Putin». Este desliz no solo fue embarazoso sino que también demostró la fragilidad de su liderazgo y puso en duda su capacidad cognitiva.
Biden, de 81 años, intentó justificar su error diciendo que estaba «muy concentrado en vencer a Putin». Sin embargo, este no es un incidente aislado. En los últimos meses, hemos visto a Biden cometer una serie de errores que solo aumentan las dudas sobre su aptitud para seguir en la presidencia. En la misma cumbre, también se refirió a la vicepresidenta Kamala Harris como «vicepresidenta Trump», un error que no corrigió de inmediato.
Estos lapsus frecuentes y graves me hacen preguntarme cómo es posible que Biden aún pueda ser el candidato demócrata en las próximas elecciones. En el primer debate presidencial con Donald Trump, Biden se mostró visiblemente desorientado y agotado, calificando su desempeño como un «mal episodio» debido al cansancio extremo. Este tipo de comportamiento no es adecuado para alguien que ocupa el cargo más importante del mundo.
Las reacciones a estos errores no se han hecho esperar. Dentro de su propio partido, la preocupación es evidente. Figuras importantes como Nancy Pelosi y el senador Peter Welch han cuestionado públicamente la capacidad de Biden para optar a un segundo mandato. Incluso Barack Obama ha mantenido conversaciones privadas sobre la viabilidad de la candidatura de Biden. Pelosi ha sugerido abiertamente que Biden debería reconsiderar su intención de postularse nuevamente, dada su evidente deterioro físico y mental.
No solo políticos, sino también figuras públicas fuera del ámbito político han expresado su inquietud. El actor George Clooney, en un artículo para el New York Times, destacó que aunque respeta a Biden, es necesario que el Partido Demócrata considere un nuevo candidato para las próximas elecciones. Clooney señaló que la «única batalla que no puede ganar es la lucha contra el tiempo».
A pesar de estos problemas, Biden sigue defendiendo su capacidad para liderar el país. Ha argumentado que ningún líder extranjero ha cuestionado su estado de salud durante sus reuniones bilaterales. Líderes como el primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, han salido en defensa de Biden, aunque sus comentarios parecen más un intento diplomático de no agravar la situación.
Sin embargo, estas defensas parecen insuficientes frente a la creciente presión interna. Más de una docena de congresistas demócratas han pedido públicamente que Biden ceda el paso a otro candidato. El representante Jim Himes, por ejemplo, ha señalado que aunque el legado de Biden es indudable, no debería arriesgar sus logros enfrentándose a Trump en las próximas elecciones.
En mi opinión, los constantes lapsus de Joe Biden, su incapacidad para mantener un discurso coherente y su evidente desgaste físico y mental son señales claras de que no está en condiciones de seguir en el cargo, mucho menos de postularse para un segundo mandato. La responsabilidad de liderar el país más poderoso del mundo requiere una agilidad mental y física que Biden ya no posee. Es imperativo que el Partido Demócrata actúe con sensatez y considere la salud y el bienestar del país por encima de las lealtades partidistas. La última metedura de pata de Biden es solo una muestra más de que el presidente ha llegado al final de su capacidad para liderar y que es hora de dar paso a un nuevo liderazgo que pueda afrontar los desafíos actuales con la energía y claridad necesarias.
Y si no lo ven por las buenas, que lo vean por las malas: si presentan a este candidato, Donald Trump les va a barrer en las presidenciales.