Ver la lucha de Shein contra Temu en los tribunales estadounidenses es algo que muchos no vimos venir y que, hablando en plata, se puede resolver con el clásico refrán español el que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón.
El caso es que las dos empresas chinas andas andan enzarzadas en los tribunales porque Shein ahora acusa a Temu de ser «una empresa ilegal basada en la falsificación , el robo de secretos comerciales, la infracción de los derechos de propiedad intelectual y el fraude». Para mi que se están definiendo a sí mismos y su equipo legal simplemente ha copiado alguna de las demandas que han recibido de bastantes compañías de moda para aplicárselas a Temu. Porque no se conforma con todas esas acusaciones sino que se viene arriba y afirma que Temu, en realidad, no es una plataforma donde los vendedores pueden operar libremente sino que es una empresa con falsos autónomos a los que dirige con mano de hierro y cuyos productos y precios diseña al milímetro, animándoles a infringir cualquier tipo de derecho de propiedad intelectual de otros con la tranquilidad de que les va a proteger en caso de que haya una demanda del titular legítimo de la propiedad intelectual.
Hay que tener en cuenta que todos estos pleitos se están llevando a cabo entre dos empresas que se disputan el dudoso título de mejor vendedor de pantalones a cinco dólares. Me imagino que los tribunales estadounidenses estarán ojipláticos viendo cómo los equipos de abogados de una y otra compañía china intentan dirimir en suelo estadounidense las diferencias que la dictadura nacionalsocialista china les impide solventar en su propio territorio. Todo, en el fondo, se reduce al control de las exportaciones de baratijas desde China hasta Estados Unidos aprovechando esa excepción, que ya veremos cuánto dura, por la que todos los envíos de menos de ochocientos dólares entran en los Estados Unidos libres de aranceles. No sé cuánto tardarán los minoristas estadounidenses en exigir que se acabe con este privilegio de los exportadores chinos, que no están sujetos a los impuestos que los comerciantes si tienen que pagar por ejercer su actividad en el país norteamericano.
Volviendo a la disputa, el enfrentamiento en los tribunales es el último escalón por ahora de un largo enfrentamiento entre ambas compañías en el que Temuo había acusado a Shein de intimidar a los fabricantes para que dejaran de venderle y Shein, por su parte, andaba por ahí diciendo que Temu pagaba a los influencers para que hablasen mal de los productos de Shein. Esto ya les llevó a los tribunales en octubre pasado pero viendo que era un gasto demasiado grande para lo que les reporta vender faldas a cuatro dólares, ambas compañías llegaron a un acuerdo y retiraron las demandas aunque ahora han vuelto a las andadas.
La que tiene más interés ahora mismo en resolver todo esto es que tiene intención de salir a bolsa a finales de este año en Estados Unidos y para eso necesita que su reputación esté limpia y también necesita haber resuelto el río de demandas por falsificar prendas de ropa de otras marcas como For Love and lemons, H&M, Levi Strauss y Uniqlo entre otros muchos.
A mí no me sorprende en absoluto que antes o después estas compañías se hayan visto envueltas en todo este tipo de jaleos judiciales porque el esquema de copiar descaradamente modelos de otras marcas o incluso vender productos falsificados puede funcionar a pequeña escala pero cuando se adquiere cierto nivel, el modelo deja de ser funcional y ahí ya aparecen los abogados, las demandas y los jaleos.
Si yo fuese el juez encargado de dirimir esta disputa en suelo estadounidense entre dos compañías chinas, la resolvería con una cuestión previa estableciendo la falta de competencia de los tribunales estadounidenses para resolver el pleito y emplazando a las compañías chinas a resolver sus diferencias en los tribunales de su país de origen. Si ya es divertido ver el nivel de ridiculez al que pueden llegar estos pleitos entre estas empresas de baratijas, sería absolutamente descacharrante ver la cara de los jueces chinos cuando una y otra compañía se acusasen mutuamente de prácticas restrictivas de la competencia o de violaciones de los derechos de propiedad intelectual; se iban a oír las risas hasta en las Azores.
Igual dentro de unos años Shein y Temu tendrán que volver a ser pequeños marketplaces que vendan desde China en Estados Unidos y Europa porque su modelo no da para más. Mientras tanto, los juicios van a seguir: saquen las palomitas
La verdad es que sería muy divertido ver el juicio en China entre estas dos empresas acusándose de violar la propiedad intelectual delante de los jueces chinos y ver como los del tribunal se miran a la cara los unos a los otros diciendo ¿pero esta gente de que está hablando?.
Entiendo que al final todo esto será una operación de imagen de Shein para preparar su salida a bolsa porque si no no lo encuentro otra explicación.
Eso pienso yo.
No acabo de entender qué hacen en los tribunales estadounidenses cuando tendrían que dirimir sus diferencias en los tribunales chinos como empresas chinas que son.
Ahora bien, los abogados americanos baratos, lo que se dice baratos no son, así que alguien tendrá que hacer cuentas.