En una larga noche electoral Donald Trump acaba de ganar claramente las elecciones presidenciales estadounidenses y va a ser el cuadragésimoséptimo presidente de los Estados Unidos de América. Ahora mismo, 8:09 hora española, se está esperando a que aparezca en la sede de la campaña republicana para lanzar su primer discurso como vencedor (en cuanto lo dé cambiaré la imagen que encabeza este artículo).
La pregunta que nos tenemos que hacer los españoles es en qué nos afecta el cambio de rumbo en la política estadounidense y sobre esto yo creo que hay que hacer varias consideraciones.
En primer lugar, a diferencia del sistema español, Donald Trump tiene que esperar todavía casi tres meses hasta ser proclamado presidente el día veinte de enero y mientras tanto podrá ir preparando al equipo que le acompañará en la presidencia e irá pergeñando las primeras medidas de su mandato. Los efectos del cambio, por tanto van a tardar todavía en empezar a notarse porque la administración saliente suele ser bastante pasiva y sigue gobernando por inercia sin tomar grandes medidas, así que por ahora, calma.
La segunda cuestión que va a afectar a los españoles es la previsible subida de aranceles que pretende imponer Donald Trump a todos los productos que quieran acceder al mercado estadounidense. Esta medida, que tiene su origen en el enfrentamiento comercial con China, va a perjudicar a las exportaciones a Estados Unidos y seguramente la Unión Europea y otros países tomarán medidas de represalia de igual dimensión. Mientras no se salgan de madre y se trate de aranceles generales no demasiado altos, como el que se propone del 10%, no es problema; otra cosa serán los aranceles que se impongan a productos chinos o con componentes chinos, que ahí es donde realmente tiene Estados Unidos que librar su guerra comercial.
Un tercer asunto que nos afecta a los europeos directamente es la posición de Donald Trump sobre la guerra de Ucrania y el apoyo financiero y militar que piensen prestar a Ucrania. Mientras que los dólares estadounidenses no son imprescindibles porque pueden ser sustituidos por euros europeos, el armamento estadounidense y sobre todo las inagotables municiones del arsenal yanqui, son ahora mismo imprescindibles para mantener a Ucrania en pie frente al invasor ruso. Si Donald Trump fuese capaz de imponerse al deep state americano y cortar en seco la ayuda militar, Europa sería incapaz de abastecer a Ucrania y se complicaría su supervivencia. Yo no creo que vaya a haber un cambio tan dramático y si lo hay no será inmediato y no se abandonará inmediatamente Ucrania sino que se hará un cese escalonado de la asistencia militar por lo que más o menos en el año que falta, las potencias europeas y algunas asiáticas, que si entienden claramente que lo de Ucrania es una lucha de las democracias liberales contra la dictaduras que no podemos perder, podrían empezar a abastecer con municiones y equipos a Ucrania. No hay que olvidar que Rusia ahora mismo está en una situación económica ¡y demográfica! crítica y que difícilmente va a poder aguantar esta guerra dos años más.
La llegada de Donald Trump al poder supone una sacudida en el tablero que hace que algunas cosas estén bastante más claras. La Unión Europea tendrá que plantearse si Estados Unidos es un socio fiable o si de una vez por todas tendrá que plantearse tener una política propia seria e independiente, lo cual evidentemente requiere un aumento de los gastos en defensa y un sistema de toma de decisiones en política exterior mucho más fuerte que el actual. La OTAN, que ahora es una organización que ahora está viviendo uno de los momentos más brillantes de su historia gracias a Putin, se verá debilitada por la falta de apoyo del lado americano y ya veremos como se organiza, si es que se llega a organizar alguna vez, el flanco europeo de la alianza. Yo creo que simplemente se debilitará la Alianza porque los europeos serán incapaces de ponerse de acuerdo en nada.
Un último aspecto de la victoria de Donald Trump que hay que destacar es que la libertad de expresión se ha salvado por los pelos. Parece una tontería pero la presión de los demócratas sobre los medios de comunicación afines sobre la población ha sido brutal. Mientras Twitter se convierte en un bastión de la libertad, Google ha sido el mayor donante de la campaña de Kamala Harris y ayer mismo por ejemplo se podía ir a votar a la candidata demócrata siguiendo las instrucciones de Google pero no había tal cosa si se le preguntaba al buscador cómo ir a buscar a votar por Donald Trump.
Esperemos que la victoria de Donald Trump se convierta en un acicate para que otros países empiecen a tomarse en serio la gobernanza y que de atrás para siempre el periodo woke, una ideología ridícula que ha hecho mucho daño a las naciones donde se ha instaurado en el poder.