La llegada de ElonMusk a Twitter ha cambiado totalmente el panorama de las redes sociales a nivel global. Hasta 2022, las redes sociales eran un paraíso woke donde los moderadores liquidaban sin compasión cualquier manifestación contraria a la ideología woke y a todos los ismos asociados: socialismo, feminismo, ecologismo, transgénero, indigenismo, etc.
En estos dos años Twitter se ha convertido en un océano de libertad que ha puesto al resto de las redes sociales frente al espejo. Todos los que hemos publicado contenidos sabemos que mencionar a los transgénero de forma mínimamente crítica supone un inmediato borrado del mensaje y una amenaza de cierre de la cuenta; eso pasa en Facebook, en Instagram o en TikTok, por citar las principales redes sociales. En Twitter no. En Twitter se puede defender una postura y la contraria, se puede ser comunista o fascista y todo el mundo tiene derecho a expresar sus opiniones aunque, a la vez, también nace la obligación de escuchar las opiniones de signo contrario.
Mientras fueron la corriente de pensamiento hegemónica y a pisoteaban con bota de hierro a los disidentes, los progres pensaban que las redes sociales no iban a cambiar nunca y que su ideología jamás se vería enfrentada a los datos desnudos, los hechos o las opiniones contrarias. Cuando Elon Musk ha abierto Twitter a todas las opiniones, los progres han entrado en pánico al ver que la mayoría de los argumentos que defienden en las redes sociales no soportan el más mínimo análisis y siempre hay alguien dispuesto a exponer los datos objetivos que demuestran, por ejemplo, que el socialismo es una idiotez y que no ha funcionado nunca en ningún país donde se ha aplicado.
Ante la vergüenza de ver sus argumentos desmontados con tanta facilidad, los progres han optado por refugiarse en la red social Bluesky, que se parece mucho a Mastodon. De hecho, lo que estamos viendo ahora mismo, no es más que una iteración más de la huida de Twitter que los progres hacen de vez en cuando aunque siempre acaban volviendo al viejo Twitter (por supuesto sin reconocer su error, faltaría más).Por si acaso, los progres que se van a Bluesky no cierran su cuenta en Twitter y la mantienen con cualquier excusa, que ellos mismos saben que es más falsa que una moneda de tres euros, pero no quieren reconocer que intentan nadar y guardar la ropa.
Bluesky es una red descentralizada en la que cualquiera puede montar un servidor y establecer sus propias redes de moderación; eso está muy bien cuando los usuarios se conocen entre sí o suman unos pocos miles pero se convierte en un problema cuando la red llega a tener millones de usuarios. Pertenece a una asociación sin ánimo de lucro (en España eso se llama un chiringuito) y a nivel técnico funciona regulinchi.
A todo esto hay que sumar que la campaña de ataque contra Twitter montada por los progres para incentivar la huida hacia Bluesky ha conseguido que sean varios millones los usuarios que se han trasladado hacia la red social alternativa (o al menos se han abierto una cuenta allí) y aunque solo sean un 1% de los usuarios regulares de Twitter, el hecho es que sus números ya convierten a la red social en una aplicación sujeta a la vigilancia de la Comisión Europea y, claro, la falta absoluta de reglas y de estructura corporativa hacen que Bluesky incumpla las principales obligaciones que impone la Unión Europea a todas las redes sociales como, por ejemplo, tener una sede social en Europa y nombrar a varias personas físicas responsables de los temas de privacidad y protección de datos.
Está por ver si la Unión Europea acabará imponiendo sanciones a Bluesky o acabará ordenando su cierre pero si actúa con el mismo rigor con el que está actuando contra las otras redes sociales estadounidenses, no sería de extrañar que le cayese una sonora multa y acabase encerrando sus operaciones en Europa.
Y que no me venga ahora el clásico listillo a decirme que basta con una VPN para acceder a cualquier servicio fuera de la Unión Europea, que eso ya lo sabemos todos pero también sabemos que a la hora de la verdad los usuarios, la gran mayoría de ellos, pasan olímpicamente de complicarse la vida y de instalarse cosas raras en el móvil y se limitan a usar lo que se pueden instalar en la tienda de aplicaciones de su móvil.